Una Guía Comercial de los años veinte del siglo pasado, afirma que por esa época funcionaban en la ciudad de Santiago de Cuba numerosos gremios, encontrándose entre los más importantes: La Unión de Empleados de los Ferrocarriles de Cuba, La Unión de Torcedores de Tabacos, La Unión de Obreros Panaderos; La Asociación Tipográfica de Oriente y los Estibadores y Braseros de la Marina.
Resulta interesante observar, a la distancia de 104 años, la huelga que en enero de 1917 sostuvo el gremio de Estibadores y Braceros de la Marina, frente a los consignatarios de buques y dueños de los muelles santiagueros, por un aumento de salario.
Según la prensa local de la época, ese año el movimiento de mercancías en el puerto fue intenso, al extremo de que la explanada que separaba la estación de tren, de los almacenes, estaba llena de bultos de todas clases y había numerosos barcos cargados en el puerto, por lo que la recaudación de la aduana seguramente era muy satisfactoria.
Esta debió ser la coyuntura aprovechada por el gremio de Estibadores y Braseros para solicitar un aumento de salario. Las negociaciones de los representantes de los obreros con la patronal fueron inicialmente infructuosas y el miércoles 3 de enero los obreros se declararon en huelga, abandonando las labores de carga y descarga de los buques y sentándose en la explanada, frente a la Aduana, La Alameda y los muelles de la Naviera.
El sábado día 6 algunos vapores comenzaron a salir del puerto rumbo a Cienfuegos, para descargar allí sus mercancías; la noticia de que las gestiones realizadas por la Administración de la Aduana y la Alcaldía Municipal habían fracasado, corrió como la pólvora por la ciudad e inmediatamente los víveres comenzaron a subir de precio en los comercios.
La situación era grave, muchos barcos estaban descargando las mercancías en el puerto de Cienfuegos, lo cual encarecía la transportación; el miércoles día 10, los trabajadores rechazaron una proposición de los patronos de pagar por toneladas la carga y descarga.
En la noche tuvo lugar una asamblea en el Círculo Obrero, en la cual los gremios acordaron esperar un poco para declarar un paro general, pero a la mañana del día siguiente la situación se precipito y se fueron a la huelga albañiles, carpinteros, sastres y planchadores, en solidaridad con los estibadores y braseros.
En algunos muelles y tinglados, comenzaron sin embargo tareas de descargas de buques por parte de más de un centenar de rompe-huelgas, los cuales no tardaron en ser agredidos por algunos huelguistas indignados; la policía tuvo que intervenir para restablecer el orden.
En medio de aquella tensa situación tuvieron lugar varios incidentes violentos en la vía pública y la zona comercial, en los cuales tuvo que intervenir la policía.
El sábado día 20, los carretilleros y carniceros que no se habían sumado a la huelga, continuaban sus labores normalmente y los planchadores, sastres y barberos retornaron a sus actividades; el trafico en la Marina continuaba con el acarreo de mercancías a los almacenes, pero custodiados por policías.
El lunes 22 todos los gremios que habían apoyado la huelga de los estibadores habían regresado a sus labores.
En la noche del martes 23, una comisión integrada por representantes de la Cámara de Comercio y la Asamblea de Presidentes de los Gremios, presentó una propuesta que fue intensamente debatida y finalmente aceptada por los representantes de los consignatarios y dueños de muelles, poniendo fin a la huelga, a la mañana del día siguiente, regresaron los estibadores al trabajo, con la satisfacción de haber vencido a los patronos y con un salario mas alto.
En el año de 1917 los obreros del puerto de Santiago de Cuba no aspiraban a tomar el cielo por asalto, pero es evidente que sabían defenderse, negociando con los patronos, utilizando el recurso de la huelga y contando con la solidaridad de otros gremios. Faltaban unos meses para que estallara la Revolución de Octubre a 9 550 kilómetros del puerto de Santiago de Cuba, aun no circulaba la consigna proletarios del mundo uníos, pero aquí entre el mar Caribe y las montañas de Cuba, los obreros defendían sus intereses.
La paralización del puerto era impensable para una ciudad que como Santiago avanzaba dinámicamente a la cabeza de la Provincia de Oriente, el poder de los estibadores y braseros santiagueros en aquella época era real.
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Rafael Duharte Jiménez (Santiago de Cuba, 1947). Profesor, Historiador Ensayista y Guionista de radio y televisión. Ha publicado 12 libros, numerosos artículos y ensayos en revistas en Cuba y el extranjero y una Historia Audiovisual de Santiago de Cuba que consta de 355 audiovisuales de 12 minutos cada uno; conferencista en 28 universidades y centros de investigación en El Caribe, América Latina, Europa y Los Estados Unidos. Es miembro de la UNIHC y la UNEAC. Actualmente labora como especialista de la Oficina de la Historiadora de la Ciudad de Santiago de Cuba.
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