El proyectado trazado de aquella calzada, y con tan avanzado fin, nos llega por mediación de un antiguo plano que describe con todas sus letras el mencionado proyecto de unir las dos importantes fuentes fluviales a la altura de la parte norte de la otrora ciudad puertoprincipeña.
La mencionada vía discurriría presumiblemente desde las márgenes del Hatibonico, presumiblemente correspondiendo hoy día con el trazado de la Avenida Finlay.
En el Plano de la parte Norte de la ciudad de Puerto Príncipe comprendida entre los ríos Tínima y Hatibonico, se le representa en las cercanías de otro paso de la época, el de los Novillos, y en las inmediaciones de los tejares de Cayo Miranda y de Quiñones, este último en las proximidades del conocido callejón homónimo(1); hasta desembocar a la altura del final de la calle de los Pobres.
A partir de allí embocaría según el plano, con el final del callejón de Ignacio Sánchez, que a su vez en su extensión, se fundía con el de Faldrigueras, a la altura del final de la calle San Ramón, y de allí, discurriendo hasta el arroyo del mismo nombre, afluente del Tínima.
No resultaría descabellado barruntar que aquel callejón sirviera como enlace y continuidad de la ya precitada calle desde el Hatibonico, hasta alcanzar las márgenes del Tínima, permitiendo de paso el acceso a tierras de labranza y alguna que otra quinta, potrero, o propiedad al uso de aquel minuto.
El tramo de dicho callejón, representado en el plano medía una 300 varas, que representan unos 300 metros en el terreno. Hoy día el citado arroyo, que tenía su nacimiento más al norte, y discurría por terrenos feraces pertenecientes a los actuales barrios de Florat y Beneficencia, está convenientemente soterrado, cruzando por debajo de la línea férrea central via Habana, a la altura de la calle quinta paralela del reparto Beneficencia. Una vez salvadoa aquella, discurre en su camino original hasta verter sus aguas en el Tínima.
El plano de marras muestra igualmente algunos detalles sobresalientes de la estructura de aquel Puerto Príncipe, como el ya construido Cuartel de Caballería en el sitio que le conocemos, al final de la calle de la Reina, justo en la porción norte de la otrora ciudad, y donde antes se alzara un humilde puesto de vigilancia con el apelativo de La Vigía. Todavía no estaban construidas, ni el edificio de la cárcel, en la continuidad de Francisquito, ni tampoco, el cuartel de Infantería, en lo que sería luego la conocida Plaza del Vapor, y hoy, Parque Finlay.
Destacan igualmente el trazado en esa porción de las calles San Martín, San José, San Juan, Pobres, Jesús María, y los citados callejones de Francisquito, Ignacio Sánchez y Faldrigueras.
El croquis detalla con toda particularidad el ya crecido barrio de Pueblo Nuevo, con la plaza de San José, y el espacio que ocupaba entonces la Iglesia parroquial homómina, y el detalle de que para entonces, toda la mano derecha, desde el final de la calle del Rosario y hasta San Juan limitaba con zonas de labranza.
Dos puntos en el susodicho plano marcan los sitios designados para los almacenes de pólvora que servirían al estrenado Cuartel de Caballería. Uno de ellos muy próximo a la susodicha calle nueva, y a la altura de lo que hoy sería el reparto Las Mercedes, y el otro, en las inmediaciones del ya mencionado de Beneficencia.
Sin dudas, este plano resultará muy interesante con sus pormenores al curioso lector en la ciudad camagüeyana de aquí y ahora, al desandar este tramo actual del otrora Puerto Príncipe, las anteriores conformaciones de aquellos espacios donde hoy descubrimos sólo los atisbos del pasado que los habitó.
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1. “Con raíz en el camino de Hato Arriba ya existía a finales del siglo XVIII” En Calles y Callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia. Marcos Antonio Tamames Henderson. Acana. Camagüey, 2016. p.98
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