En los 90s, luego del 92 y del 95, quizás en el 96 o el 97, de paso por La Habana, coincido en una reunión de la iglesia con el P. Catasús, quien entre sus talentos, está el de la música y entre sus amigos, los "nuevos trovadores".
Pablo (Pablito) iba a hacer su primera aparición pública, luego de que le habían intervenido la Fundación (recuerdo que en Camagüey, se quedaron agarrados de la brocha en el Gran Hotel, un grupo de artistas que viajaban a través de esa Fundación, una compañía de danza, si no falla mi memoria). El asunto es que Pablito iba a dar su primer concierto luego de ese "suceso". Catasús me insiste para ir, yo que: "a mi esa gente no me agrada", y Catasús insiste: "que va a estar bueno, que es luego de ...".
El concierto o el "canteo", en la tarde, en una peña (de no recuerdo quien) en los jardines de la UNEAC, para mayor desagrado personal.
Finalmente fui, ambiente UNEAC, ron y "jugar solo con la cadena, ..." aparece Pablito, y en una canción de amor preciosa, cuando va a terminar con el nombre de la jebita, suelta: "Revolución", miro a Catasús, me mira como "esto es asì".
Gracias al duende de la trova nueva, ahí acabô el concierto y mi única experiencia de asistir a una presentación de esa "generación" (y de las sucesivas) de cantores de la Corte.
Leo sus declaraciones recientes, me alegran y me salvan algunas canciones.
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