A la Vida Consagrada que peregrina en Cuba
A toda persona de buena voluntad
Nosotros, como responsables de acompañar a la Vida Consagrada en Cuba, acogemos con profundo respeto e interés los clamores y esperanzas que ha manifestado la gente que ha salido a protestar por las calles este domingo 11 de julio en todo el país. Como personas consagradas vivimos desde la fe estos acontecimientos y reconocemos también en esos reclamos del pueblo la voz de Dios. Los que salieron a las calles no son delincuentes, son gente común de nuestro pueblo que encontró un modo de expresar su descontento.
En comunión con el importante e inspirador mensaje de nuestros obispos en el día de ayer 12 de julio, también sentimos que “no podemos cerrar los ojos o entornar la mirada, como si nada estuviera sucediendo”.
Como hermanos en el camino del pueblo cubano queremos proponerles estos cinco puntos que nos parecen indispensables para superar la difícil situación actual y construir entre todos la fraternidad:
1. Recordemos y defendamos que es un derecho legítimo y universal de cualquier ciudadano manifestar sus reclamos de manera ordenada y pacífica en el espacio público que no es monopolio y privilegio de ningún grupo ideológico determinado.
2. Es necesaria la pronta liberación de todos los que han sido apresados injustamente por el solo hecho de ejercer el derecho a manifestarse, a expresar sus reclamos.
3. Reclamamos el derecho a la información y comunicación que ha sido violado al extremo cortando la conexión de la telefonía móvil y bloqueando las redes sociales. Esto aumenta la incertidumbre y el desconcierto en una población que ya se siente agobiada por situaciones económicas, sanitarias y sociales críticas.
4. Todos debemos evitar caer en la trampa de la violencia como modo de imponer la propia verdad. Nos preocupa que por falta de capacidad de diálogo y de escucha se ataque, repudie, persiga y condene desde el gobierno a los que piensan diversamente y lo expresan en público.
5. Es importante escucharnos entre todos para poner remedio a las causas que originaron estas manifestaciones. Solo yendo a la raíz de los problemas podremos remediarlos verdaderamente.
Nos encomendamos a la Virgen de la Caridad para que superando toda tentación de violencia y exclusión nos guíe por los caminos de la fraternidad, la reconciliación, la justicia y la paz.
Junta Directiva de la CONCUR
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