Monday, July 19, 2021

Gracias Mons. José Siro González Bacallao por tu Amor a Cuba desde la Iglesia. Descansa en Paz.



por Equipo de comunicación de la Diócesis de Pinar del Río




Diócesis de Pinar del Río, 19 de julio de 2021./ En la mañana de este 19 de julio de 2021, partió al encuentro con Dios Mons. José Siro González Bacallao, sexto obispo de la diócesis de Pinar del Río, a la edad de 90 años y 67 como sacerdote.

Su cadáver será trasladado a la Catedral de Pinar del Río, para la Misa de Exequias y recibir santa sepultura en el Panteón de los Obispos del Cementerio Católico de la Alameda en la ciudad de Pinar del Río.

La vida de este pastor ha estado caracterizada por la entrega y la perseverancia a pesar de las duras pruebas que tuvo que enfrentar.

Nació en el municipio de Candelaria, provincia de Artemisa, Diócesis de Pinar del Río, el 9 de diciembre de 1930 en el seno de una familia pobre pero rica en fe.

Siendo joven le compartió a su párroco, el franciscano Mario Cuende, su deseo de ser fraile, pero luego de un correcto discernimiento entró al Seminario San Carlos y San Ambrosio para cursar los estudios como sacerdote diocesano. Fue el P. Mario quien lo acompañó en tan importante día. Tenía sólo 12 años de edad y este era su primer viaje a la Capital.

Terminado el primer curso (período 1944- 1945) pasó al Seminario El Buen Pastor, creado por el Cardenal Arteaga, donde concluyó sus estudios, siendo ordenado sacerdote el 28 de febrero de 1945. Celebró su primera Misa en Candelaria el 7 de marzo de ese mismo año.

Fue secretario del Obispo Mons. Evelio Díaz y Coadjutor de la Catedral de 1954 a 1957, año en que fue nombrado párroco de San Juan y Martínez, comunidad a la que sirvió durante 22 años.

Comenzó el duro período para la Iglesia Católica en Cuba con la expulsión de sacerdotes, cierre de escuelas y universidades pertenecientes a la Iglesia, así como la imposibilidad de construir templos, junto a otras dificultades.

Le siguió el éxodo espontáneo de muchos sacerdotes, religiosas y laicos, por tal motivo Mons. Evelio Díaz le encargó, junto con el P. Claudio Ojea, la atención de todas las parroquias de las vicarías central y oriental de la diócesis; y ellos lo aceptaban porque eran conscientes de la necesidad de mantener viva la llama de la evangelización en toda la región.

En 1966 el P. Siro trasladaba su trabajo pastoral al campo y se dedicaba durante casi 7 años (de 1966 a 1973) a sembrar tabaco, arroz, frijoles y viandas en la vega de Pancho Ravelo, un laico de la comunidad de San Juan y Martínez y al que consideraba su gran amigo. Allí podían encontrarlo de lunes a viernes, y los sábados y domingo atendía las pocas labores pastorales que era posible realizar.

Al tomar posesión Mons. Jaime Ortega Alamino, como Obispo de Pinar del Río en 1979, Mons. Siro fue llamado a trabajar a su lado como Vicario de la Diócesis y Párroco de la Catedral, donde estuvo hasta que el Papa Juan Pablo II lo eligió Obispo de la Diócesis, ordenado el 16 de mayo de 1982. En ese entonces la diócesis contaba con 11 sacerdotes y 7 religiosas.

Fue de los Obispos impulsores de la Reflexión Eclesial Cubana que preparaba a la Iglesia para el Encuentro Nacional Cubano (ENEC) en 1986 y años más tarde del (ECO) a los 10 años del (ENEC).

Uno de los momentos más relevantes de su período como pastor de esta grey fue la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba, quien accedió a su pedido de sobrevolar bendiciendo nuestra diócesis el 21 de enero de 1998 al llegar a tierras cubanas. Mons. Siro logró recoger 118. 700 firmas de petición entre los pinareños.

Su labor pastoral se ve reflejada en la creación del Pre- Seminario P. Félix Varela, en San Juan y Martínez, para acompañar a jóvenes que optaban por seguir a Cristo de forma radical a través del sacerdocio.

La creación del Centro Misionero en Candelaria “César Balbín”, el Centro de Formación Cívica y Religiosa, las Escuelas de Verano para Catequistas, la incorporación de comunidades religiosas femeninas al servicio pastoral en Pinar del Río, la construcción de la Casa Diocesana Nuestra Señora de Loreto, entre otras labores, nacieron durante sus años de pastoreo en suelo pinareño.

En el mes de noviembre del 2006, el Papa Benedicto XVI aceptó su renuncia a la edad de 77 años, retirándose al poblado de Mantua, en el extremo más occidental de Pinar del Río, donde vivió hasta el final en su amada Granja San José.

Hablar de Mons. Siro es fácil para quienes lo conocimos sentado en su taburete frente a la carpintería del Obispado o en el patio de la Casa Diocesana, donde podíamos ir a compartir con él tanto de la vida personal como eclesial, y siempre recibiríamos un buen consejo, acompañado de una sonrisa que animaba y su forma cariñosa de dirigirse a quien fuera llamándolo “Hijito”, porque así fue siempre para todos: un padre bueno que supo ser fiel hasta el final al Buen Dios que lo escogió como acostumbra a hacer: de entre los humildes y sencillos, para encomendarle una tarea de titanes, porque a la vez da la fuerza necesaria para poder realizarla; sólo hay que confiar en Él.

Ahora que estás disfrutando de la Resurrección que tanto nos anunciaste, continúa orando por nosotros al Padre, por esta Iglesia Cubana que has amado y a la que te has entregado desde el corazón; por tu diócesis de Pinar del Río, donde sembraste en medio de tormentas y buenos tiempos, para que Cristo fuera siempre el centro en el corazón de cada uno de sus hijos.

Descansa en paz, Padre Siro.

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