Saturday, July 3, 2021

La sabiduría social llamada “grupos intermedios”. Apuntes sobre Doctrina Social de la Iglesia (9). Por P. Alberto Reyes



El ser humano y su necesidad de agrupación.

Las personas no podemos vivir solas. Para poder subsistir necesitamos de los demás. Somos seres sociales y solamente en comunicación y agrupación con lo demás podemos desarrollarnos y alcanzar nuestra plena realización. Lo que llamamos “sociedad” no es sino el resultado de esa inmensa red de relaciones que se establece entre las personas.

Pero al interno de esa red social, varía el tipo de relación que se establece entre los individuos, por eso existe una diferencia entre “masa” y “grupo”.

“Masa” es el grado de menor contacto social; los individuos que la forman tienen un nivel muy pobre de interrelación, no se conocen entre sí, tienden a la pasividad y son fácilmente manipulables.

“Grupo” se refiere a asociaciones voluntarias y conscientes de personas que permiten un grado más elevado de interacción y de encuentro significativo, generando participación social y solidaridad.

Los grupos pueden ser primarios y secundarios. Un grupo primario es una asociación libre de personas unidas por lazos de afecto o parentesco. Un grupo secundario es una asociación de personas organizadas, un grupo formal, que se establece para conseguir unos fines concretos, que tiene estatutos o normas propios, donde hay delimitación de funciones y donde se reconoce a una autoridad coordinadora.

La vitalidad de una sociedad depende del buen funcionamiento de ambos grupos, pero los grupos secundarios tienen una función que no pueden lograr los individuos concretos, ni los grupos primarios, ni la masa: ser puente entre los individuos y los poderes públicos respecto a la garantía de los servicios y la respuesta a problemas concretos.

Por eso se les llama también “grupos intermedios”.

Un instrumento social necesario.

Los grupos intermedios son asociaciones de personas con intereses y motivaciones comunes, cuyo objetivo es promover actividades de tipo social, cultural, político, económico, etc., con el objetivo de contribuir al fortalecimiento de la sociedad y a la gestión del bien común.

Surgen para dar respuesta a las necesidades de la comunidad, a sus problemas concretos, y de esta manera contribuir a la construcción de una sociedad más solidaria y más capaz de ofrecer soluciones prácticas necesarias.

Incluyen, por ejemplo, asociaciones autónomas de vecinos por barrios, agrupaciones independientes de estudiantes de enseñanza media y superior, asociaciones para la defensa y promoción de los derechos de la mujer, de los trabajadores, de los campesinos, de los artistas, de los artesanos, etc.

Esta libertad de asociación alivia el deber estatal de solucionar las necesidades de los ciudadanos, a la vez que evita el espíritu paternalista de esperar todo de los organismos estatales. En consecuencia, se dinamiza la sociedad, se promueve el protagonismo ciudadano y se acelera y multiplica la solución de problemas en múltiples áreas como pueden ser la alimentación, la vivienda, la salud, el transporte, asesoría legal, y todos los servicios primarios, generándose una sociedad más humana y con mayor capacidad de respuesta y solución a problemas sociales concretos.

Los grupos intermedios no deben ser organizados ni por los partidos políticos ni por los gobiernos, al contrario, deben ser organizados por las personas voluntarias interesadas en los problemas de la comunidad, en armonía con el resto de los poderes públicos pero libres de su injerencia o manipulación, porque dichos grupos son canales que tiene el pueblo para la solución de sus necesidades y no apéndices del gobierno para ejercer más aún su control y dominio. De ahí también el que sean estrictamente voluntarios y no obligatoriamente masivos.

En la Mater et Magistra, Juan XIII afirma que “es necesario que los cuerpos intermedios y las diversas iniciativas sociales (…) gocen de una autonomía eficaz ante los poderes públicos”, “(…) sus miembros serán considerados y tratados como personas, estimulados a participar activamente en su vida”.

Preguntas para pensar:

- Haciendo un ejercicio de imaginación: ¿qué grupos intermedios organizarías según los ambientes en los que te mueves y según tus intereses y motivaciones sociales? Elabora un esquema básico que contenga: objetivos, organización jerárquica y metodología de acción.

- No siempre es posible hacer todo lo que uno quiere, pero siempre es posible hacer algo de lo que uno quiere. Teniendo en cuenta tu realidad concreta, ¿de qué modo y con quiénes podrías asociarte para tratar de dar una respuesta a los problemas que ves y que quisieras solucionar?


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Texto tomado del Facebook del autor

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