Friday, July 9, 2021

Libertad individual e intervención estatal: una armonía necesaria. Apuntes sobre Doctrina Social de la Iglesia (11). Por P. Alberto Reyes


Los equilibrios solidarios


Ayudarse a sí mismo es un componente importante de la dignidad de la persona. La capacidad de valerse por uno mismo fortalece la autoestima y estimula la libertad y la creatividad de individuos, grupos y asociaciones. Decía Abraham Lincoln: “En realidad, no se ayuda a las personas cuando se hace por ellas lo que ellas mismas pueden hacer”.

Sin embargo, no siempre las personas o los grupos tienen la capacidad de asumir los retos que tienen delante, ni tienen la posibilidad de solucionar ciertos problemas ellos solos. Y es aquí donde la Doctrina Social de la Iglesia introduce los principios de subsidiariedad y solidaridad.

La subsidiariedad consiste en aportar aquello que el otro no puede aportar, conservando siempre el respeto mutuo. O sea, cuando el nivel inferior se ve desbordado por un problema, o hay circunstancias que atascan su justo desenvolvimiento, el nivel superior debe prestarle la ayuda necesaria.

Este principio es el regulador de la relación entre las organizaciones intermedias y el Estado. Todo gobierno debe velar por el bien común, pero no siempre tiene la capacidad de llegar hasta donde lo hacen los grupos intermedios, y es ahí donde ellos entran a desempeñar su papel. Por su parte, los grupos intermedios no siempre cuentan con los recursos y las posibilidades para resolver los problemas que quieren solucionar, de ahí que acudan al Estado para que los provea y apoye.

Dicho de otro modo: el nivel superior (por ejemplo, el Estado), no debe intervenir cuando los niveles inferiores (por ejemplo, la familia o los grupos intermedios), puedan solucionar por sí mismos un problema. Sin embargo, cuando el nivel inferior no puede de ningún modo solucionar sus problemas, toca al nivel superior ofrecer toda la ayuda posible.

En síntesis: tanta libertad para los individuos y grupos intermedios cuanta sea posible, y tanta intervención de los poderes públicos cuanto sea necesario.

Lo que no es la subsidiariedad

Subsidiaridad no es asistencialismo ni control injustificado y excesivo del Estado, porque “al intervenir directamente y quitar responsabilidad a la sociedad, el Estado asistencial provoca la pérdida de energías humanas y el aumento exagerado de los aparatos públicos, dominados por las lógicas burocráticas más que por la preocupación de servir a los usuarios, con enorme crecimiento de los gastos” (Juan Pablo II, Centessimus annus, 48).

Concreciones

La aplicación del principio de subsidiaridad significa el esfuerzo de los organismos superiores y rectores de la sociedad para: promover estructuras sociales que permitan el protagonismo social de individuos, familias y grupos intermedios; políticas de incentivo al sector privado; el respeto de la pluralidad política y de su libertad de acción social; la salvaguardia de los derechos individuales y de las minorías; la descentralización burocrática y administrativa. En resumen, todo lo que ayude al ciudadano a ser, responsablemente, parte activa de la realidad política y social del país.

Juntamente con esto, tenemos el principio de la solidaridad, que significa implicarse en la defensa concreta y eficaz del bien de los demás, especialmente de los más necesitados y desprotegidos.

Conclusión

Una sociedad se hace, como decía José Martí, “con todos y para el bien de todos”. La sociedad no es monopolio de nadie: ni de grupos económicos, o políticos, o religiosos o culturales, ni siquiera del Estado, por muy competente que este sea. Siempre será necesario dar espacio y promoción a la libre iniciativa de las personas concretas que, uniéndose entre sí, puedan crear estructuras que ayuden a que todo el entramado social fluya mejor.

Preguntas para dialogar:

- Comparte un problema social que:

o Puedes resolver por ti mismo.

o Puedes resolver con la ayuda de tu familia y/o amigos.

o Puedes o podrías resolver si te asociaras con otras personas.

o No puedes resolver en este momento sin la ayuda de los organismos estatales.

- ¿En qué modo puedes tú, como individuo o como parte de un grupo (familia, amigos, Iglesia...) ejercer la subsidiaridad para con otros, es decir, ayudar a alguien que no puede resolver un problema, a que encuentre una salida? Pon un ejemplo concreto.



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Texto tomado del Facebook del autor. 

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