Cuba ha vivido acontecimientos que llenan de dolor a todos los hijos de esta isla, acontecimientos que no es posible negar ni disfrazar con eufemismos: violencia sin límite, frustración que estalla, manipulación de los hechos, manifestaciones pacíficas que acaban en sangre y secuestros; sacerdotes, seminaristas y laicos —incluyendo a varios miembros de nuestra organización— sobre los que ha caído la fuerza de esta brutalidad.
Todo ello en el más lamentable silencio, pues la desconexión a internet ha impedido que nos informemos bien al respecto, que notifiquemos a la familia cubana en el exterior sobre el estado de sus parientes en la isla, y que podamos clamar en contra de la agresividad y a favor de la paz.
Cuba ha recibido mensajes de aliento desde todo el mundo, palabras que no hablan de odio sino de tolerancia; nunca de ataque sino de ruego por la concordia; palabras que invitan —como nosotros ahora— a un reconocimiento definitivo de los derechos a la expresión, a la manifestación pacífica, a la posibilidad de pensar, hablar y soñar un mejor país. En esta visión de una isla futura no cabrá jamás la guerra de hermano contra hermano, no tendrá lugar ninguna llamada imprudente al odio o al enfrentamiento —interno o externo—, ni tampoco el desgarramiento de la familia cubana, maltratada por los sucesos de los últimos días.
Queremos subrayar que las protestas del 11 de julio y las jornadas siguientes responden a causas que aún no han sido resueltas: carencias económicas profundas, crisis y frustración, anhelo de justicia social y bienestar, deseos de vivir y actuar de acuerdo a la conciencia propia, sin miedo y con las garantías y derechos que nos corresponden como seres humanos. En adición, padecemos los embates de una pandemia que nos ataca con mayor fortaleza cada día.
Desde SIGNIS, la Asociación Católica Cubana para la Comunicación, queremos agradecer los mensajes a nivel regional y global que nuestra organización ha enviado, así como el apoyo y cercanía de su directiva internacional.
Rezamos incesantemente por aquellos que permanecen desaparecidos o en prisión, y demandamos su liberación; reprobamos en todo momento el uso de la violencia y la brutalidad, y hacemos un llamado a la razón; aclaramos que SIGNIS se debe a la verdad, a la cultura de paz, a la lucha por un futuro de tolerancia y honestidad, y a los valores del Evangelio, que nos ha brindado consuelo en esta difícil circunstancia.
Los comunicadores que conforman la familia de SIGNIS-Cuba llevamos en el corazón las palabras de Jesús de Nazaret: «Bienaventurados los que procuran la paz, pues serán llamados hijos de Dios; bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el Reino de los Cielos» (Mt. 5, 9-10).
Un abrazo en Cristo y por la concordia en Cuba, nación a los pies de María de la Caridad, Nuestra Señora.
Xavier Carbonell,
Presidente
Ana Margarita Pérez Salceda,
Vicepresidenta
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