En el contexto de las protestas, el P. Gálvez reconoció que está viendo a una Cuba “pujante, con deseos de cambio, esperanzada, luchadora”, pese al “dolor y decepción del pasado y del presente”.
“Los últimos acontecimientos y la respuesta del gobierno han despertado a muchos que aún no tenían las cosas claras, que dudaban, que quizás aún creían en las bondades que solo se proclamaban en palabras. La respuesta violenta del gobierno ha sido la evidencia más clara de su identidad. Y la sensación que vive el pueblo, ahora en silencio obligado, es: ‘ya no más’. Y esto es el principio de un camino que tarde o temprano arrojará el cambio”, continuó.
Para el P. Gálvez el 11 de julio representa un día “icónico” y que si bien no busca hacer comparaciones de acontecimientos, cree que cuando “suceda el cambio que por fuerza sucederá, el 11 de julio se enarbolará como estandarte”.
El sacerdote de Camagüey contó a ACI Prensa que en sus “pueblitos pastorales no hubo manifestaciones, pero en algunos lugares de la diócesis sí, y conozco y estimo mucho a algunos de los detenidos”.
“Es precisamente por este conocimiento personal que estoy absolutamente convencido de la calidad humana de muchos de los manifestantes. Son personas justas, que aman mucho a Cuba. Hay muchos de ellos que su amor a Dios le ha llevado a un compromiso con el que sufre, con la justicia, con la verdad”, aseguró el P. Gálvez.
Además, dijo que “aún hay gente desaparecida”. “Por ellos seguimos orando, buscando, reclamando. Hay otros ya en sus casas esperando un juicio con cargos injustamente creados. Es triste y de mucha incertidumbre esta situación”, agregó. (Leer entrevista completa en ACI Prensa)
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