Thursday, August 19, 2021

El último adiós… (por Rafael Duharte Jiménez)

Oración Fúnebre en honor de 
Mons. Manuel Ma. de Negueruela y Mendi, arzobispo.
Catedral de Santiago de Cuba, 1861
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El primer gran funeral de la historia de Santiago de Cuba tuvo lugar en el año de 1524, en ocasión de la muerte del Diego Velázquez de Cuellar, dicen algunos que de rabia por la traición de su compadre Hernán Cortes, quien le robó la gloria de la conquista de México. El fundador de la villa fue enterrado junto al Altar Mayor de la catedral y de su sepulcro sólo se ha encontrado un fragmento de la lápida que se conserva en el Museo “Emilio Bacardí”.


En la primera mitad del siglo XX, la prensa de Santiago de Cuba reflejo ampliamente los funerales de las principales personalidades de la ciudad. Al expresidente Tomas Estrada Palma, quien falleció en la noche del 4 de noviembre de 1908, se le rindieron honores de presidente de la república. Los periódicos hicieron amplios reportajes sobre el funeral: “El desfile de la multitud era compacto e interminable. Flores naturales y coronas de flores se amontonaron por todos los lados de la capilla ardiente (…) Después de tres descargas de fusiles, el cadáver de Don Tomas fue sepultado en una fosa del primer patio del cementerio, frente a la tumba de Marti.”

A las 6:00 a.m., del domingo 8 de junio de 1913 la campana mayor de la catedral anunció la muerte de Monseñor Francisco de Paula Barnada. En una ceremonia en la catedral se le rindieron los últimos honores, el ataúd fue sacado en hombros por los sacerdotes, quienes lo condujeron a la carroza fúnebre, tirada por dos parejas de caballos empenachados. El desfile mortuorio estuvo integrado por más de cuarenta coches y automóviles que fueron hasta el cementerio.

El sábado 15 de abril de 1917 feneció el maestro y compositor Rafael Salcedo fundador y director de la Sociedad Beethoven, en el templo de Santo Tomás se cantó un Responso con una orquesta. Su cadáver fue acompañado al cementerio por numeroso público.

El 12 de agosto de 1922 expiró el arquitecto Carlos Segrera que había desarrollado una obra extraordinaria en la modernización de la ciudad con proyectos de edificios emblemáticos como: El Hotel Imperial, El Gobierno Provincial y el Museo Bacardí, entre otros. Su féretro estuvo acompañado según la prensa local de un contingente de amigos, así como de la banda Municipal y un piquete de la Policía Montada. El alcalde municipal presidio el duelo.


En la noche del 28 de agosto de 1922 falleció en su residencia de Villa Elvira, Don Emilio Bacardi. Este fue posiblemente el funeral más importante de la ciudad desde el de Diego Velásquez en 1524, pues Bacardi era sin lugar a dudas el fundador del Santiago moderno. La prensa dedicó muchas páginas al funeral:
Delante de la carroza fúnebre avanzaba un piquete de la Policía Montada municipal. Detrás dos carros del cuerpo de Bomberos con las coronas de flores y muchos automóviles con las autoridades y los amigos (...) En distintos puntos se incorporaron, la Banda Municipal que tocaba la macha fúnebre de Boza y la Banda Militar que tocaba la marcha fúnebre de Chopin (…) El féretro entró al cementerio, que también estaba lleno de personas, en los hombros de familiares y amigos, hasta el panteón familiar. Despidieron el duelo el Lic. Antonio Bravo Correoso y el Dr. Federico Henríquez Carvajal. Después, un clarín de orden y tres descargas de fusileria”.
En la noche del martes 15 de julio de 1924 falleció el coronel del Ejército Libertador y Gobernador de la Provincia de Oriente Rafael Manduley. El cortejo fúnebre salio de su casa en el reparo Vista Alegre, al frente del mismo marchó un piquete de la Policía Montada, seguido de la Banda Militar de Música y del Tercio Táctico, el sarcófago sobre un armon de artillería arrastrado por tres parejas de caballos con sus palafreneros. Después el carro-automóvil del Cuerpo de Bomberos lleno de coronas, cruces y ramos de flores, y el automóvil de los familiares, Al darle sepultura en el cementerio un piquete del ejército hizo tres descargas. La oración fúnebre fue pronunciada por Max Henríquez Ureña.

En la noche del lunes 22 de marzo de 1926 pereció el maestro Luís Maria Buch fundador y director del colegio Juan Bautista Sagarra y concejal del Ayuntamiento. El cortejo fúnebre se detuvo frente al Ayuntamiento donde se cubrió el sarcófago con la bandera nacional; luego frente a la Logia Fraternidad No 1, se le rindieron los honores correspondientes a su alta jerarquía masónica. En el cementerio recibió cristiana sepultura el hombre bueno, el buen patriota y el ejemplar ciudadano.

El sábado 8 de diciembre de 1928 expiró German Michaelsen, Hijo Ilustre de la ciudad. El carro fúnebre estaba tirado por cuatro parejas de caballos, la Banda de música de la policía y un piquete de caballería de la misma; los alumnos del Instituto y de la Normal. En el cementerio despidió el duelo Antonio Bravo Correoso.

El 30 de octubre de 1939 falleció el Reverendo Francisco País. El periódico Las Noticias destacaba en su primera plana: “Esta tarde tendrá efecto el sepelio del Reverendo Francisco País hasta su ultima morada”. El velorio se efectuó en la Primera Iglesia Bautista y por allí desfilaron desde el gobernador hasta las personas mas humildes, evangélicos y no evangélicos.

El domingo 26 de enero de 1944 falleció Antonio Bravo Correoso quien fuera constituyentista en 1901 y 1940 y tuviera una intensa vida política en Santiago y la nación. Una reseña periodística consigan que el féretro fue acompañado de una numerosa manifestación de duelo que se detuvo frente al Ayuntamiento, donde se puso la Medalla de la Orden de Mérito Carlos Manuel de Céspedes, en la bandera cubana que cubría el ataúd. En el cementerio una compañía del ejército le rindió honores de General de Brigada muerto en campaña, por sus altos servicios a la patria.

En los funerales del siglo XX desaparecieron dos costumbres de la centuria anterior, las plañideras y los negros mudos contratados para la ocasión; sin embargo aparecieron nuevas modas como el uso de caballos empenachados con sus palafreneros, el piquete de policía a caballo, el carro de bomberos con las coronas y las flores, las bandas de música y en algunos casos las descargas de fusileria en el cementerio.

Algunos de estos entierros fueron verdaderas manifestaciones populares de duelo que serian recordados por varias generaciones. Los santiagueros de aquella época despedían con gran dignidad y solemnidad a los ciudadanos que habían contribuido a hacer de Santiago de Cuba una gran ciudad.



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Rafael Duharte Jiménez (Santiago de Cuba, 1947). Profesor, Historiador Ensayista y Guionista de radio y televisión. Ha publicado 12 libros, numerosos artículos y ensayos en revistas en Cuba y el extranjero y una Historia Audiovisual de Santiago de Cuba que consta de 355 audiovisuales de 12 minutos cada uno; conferencista en 28 universidades y centros de investigación en El Caribe, América Latina, Europa y Los Estados Unidos. Es miembro de la UNIHC y la UNEAC. Actualmente labora como especialista de la Oficina de la Historiadora de la Ciudad de Santiago de Cuba.

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