Tuesday, August 24, 2021

Gala de danza moderna y contemporánea del XXVI Festival Internacional de Ballet de Miami (por Baltasar Santiago Martín)



Dando seguimiento al innovador precedente establecido desde el XXIV Festival, el programa preparado por el Maestro Eriberto Jiménez, director artístico del mismo, para la Gala de danza moderna y contemporánea del Festival, se presentó en varios lugares diferentes, pero en esta reseña me referiré solo al espectáculo presentado en el Teatro Amaturo, del Broward Center de Fort Lauderdale, el sábado 8 de agosto de 2021.

Esta ya esperada inclusión de la danza moderna y contemporánea dentro de la programación de la máxima fiesta dancística de los Estados Unidos es uno de sus más grandes logros, pues su fundador, el maestro Pedro Pablo Peña (E.P.D), desde sus inicios, tuvo el gran acierto de convocar a las compañías y bailarines que apuestan por proposiciones más innovadoras, para que el público floridano no se viera limitado solo a ver el repertorio clásico tradicional, como ocurre en otros festivales.

La función comenzó con Landscapes (Excerpt), coreografía y vestuario de Donna Goffredo Murray, y el tema Verses, de Ólafur Arnaulds y Alicia Sara Ott, como banda sonora para que las bailarinas Miranda Montes de Oca y Selah Jane Oliver, de Dimensions Dance Theater of Miami, dirigido por Carlos Guerra y Jennifer Kronemberg, “vivieran” en escena una delicada y a la vez sensual relación lésbica, reto que sortearon con muy buen gusto y dominio técnico.

Miranda Montes de Oca y Selah Jane Olive, 
en Landscapes.
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Le siguió De Toi, bailado por Diana Figueroa, del Ballet Clásico Cubano de Miami –también dirigido por el Maestro Eriberto Jiménez–, con coreografía de Philipe Obregón para el tema Canciones que mi madre me enseñaba, de Anton Dvorak, sin llegar a alcanzar la belleza ni el mensaje que dicho tema contiene, por lo que aconsejo una lectura del texto que lo acompaña para una introspección más profunda al bailarlo.

Diana Figueroa, en De Toi.
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Alexander Álvarez Silvestre, del Centro Danza (Puerto Rico), bajo la dirección de Laura Valentín y Osmay Molina, trajo a escena Untitled, con coreografía de Omar Román de Jesús y Les Berceaux, Op. 23, No.1, de Gabriel Fauré, como fondo musical.

Alexander Álvarez Silvestre, en Untitled
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El nada silvestre Alexander hizo gala de su bien entrenada técnica –con elásticas extensiones y grand jettés incluidos–, pero a la innovadora coreografía le faltó un motivo implícito para ser explícita –al menos para mí.

Gemini, por Miami Movement Collective, con un collage musical de relajación, meditación y canciones que el programa de mano dice “Divine”, coreografiado por Rafael Ruiz del Vizo e interpretado a su vez por Marisa Fernández, no fue más allá del sonido del agua cayendo y goteando con que inició, sin lograr la supuesta relajación, sino más bien tedio y que sí se meditara sobre cuál habría sido la intención del coreógrafo.


Marisa Fernández, en Gemini
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El dueto Silent Tears fue la oferta de Ballet Inc, cuyo director artístico es Aaron Atkins, interpretado por Shannon Pérez y el propio Atkins –quien también lo coreografió–, en donde, si bien Landscapes fue un adagio de amor lésbico, en este ambos lograron, desde que emergieron del oscuro fondo del escenario, “capturar” la complejidad de una sana relación heterosexual, en la que, sin dejar de sentirse acoplados y sincronizados como pareja, cada cual defiende y remarca su individualidad.

Fernando García, en la segunda presentación del Ballet Clásico Cubano de Miami, se desnudó de la cintura para arriba para exhibir –quizás, digo yo– su Other Side, por lo seductora, sensual y provocativa de su propia coreografía, con música (mix) de Jeff Nelson, donde tampoco se cohibió de mostrar su bravura técnica.

Fernando García, en Other Side
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La Miami Arts Charter School (MAC), con Diana Ford, Teddy Talbot y Hananh Baumgarten como sus directores de danza, trajo a seguidas Moments, con música compuesta por Shawn Méndez, Daniel Caesar y Woodkid, para que Meylan Duarte, Angelina Torres y Victoria Toiberman –sus propias coreógrafas– lo bailaran –e interpretaran– con toda la carga de melancolía que las canciones de fondo que siguieron al silencio inicial evocaban, y sin que la angustia existencial de sus personajes les impidiera ostentar sus atributos como bailarinas entrenadas y musicales. En fin, tres mujeres, tres amigas, tres luchadoras con la vida.

Meylan Duarte, Angelina Torres
 y Victoria Toiberman, en Moments.
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Y como cierre de la gala, le tocó a Daniel White, un dotado bailarín negro de Dimensions Dance Theater of Miami, salir a escena, con su torso desnudo y una larga saya blanca, a defender Touch me, que en verdad no fue solo un solo técnica y visualmente avasallador, sino un dueto con dicha saya, la cual supo manejar con tal habilidad y destreza que parecía de pronto encontrarse en medio de un oleaje o de una ventisca del desierto; saya que, por cierto, no lo hizo lucir jamás andrógino o femenino.

Daniel White, en Touch me
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Como ya acostumbro a decir cuando concluyo mis reseñas a estas galas modernas y contemporáneas: “Agradezco esta formidable posibilidad de “airear” los sentidos viendo propuestas diferentes, así que una felicitación para todos los participantes y para el director del Festival, el maestro Eriberto Jiménez”.




Baltasar Santiago Martín
Hialeah, 23 de agosto de 2021

Fotos: Simon Soong

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