El poema que hoy nos ocupa, nació como fruto de sincera admiración, de la que fue una relevante mujer puertoprincipeña, hija de su tiempo y de sus circunstancias vitales, Martina Pierra, viuda de Poo.
Nació en la comarca de entre ríos. Estuvo emparentada con la Avellaneda, y como ella tuvo talento para las letras. Según nos narra Pichardo en su Diccionario Biográfico Cubano, con sólo once años escribió su primer poema, y ya de catorce, colaboró con El Fanal de Puerto Príncipe, y en lo adelante, con todos las publicaciones de carácter literario de su tiempo en la isla.
Célebre fue su poema A la muerte de Joaquín de Agüero, dedicado a la víctima sacrificial del levantamiento de 1851 junto a sus nobles compañeros. Otro texto suyos de valor poético incluyen La venganza de Cupido, La Habana y el Camagüey, A Italia, entre otras.
El texto que nos ocupa aparece entre las colaboraciones recogidas en la muy reconocida revista El Fígaro, en 1899, bajo el sugestivo título de A nuestro invicto y querido general Máximo Gómez.
Es una loa al caudillo, pero también es un sabio repaso de la impronta de otros prohombres del 95. Y un examen singular de las memorias de la gesta libertaria que culminaba en 1898.
Escrita en sonoras y populares décimas, el metro utilizado con tanta gracia en Cuba, para ser cantado en las voces de improvisadores y decimistas de oficio.
Pero igual no faltan en ella, la maestría de la rima armoniosa, en versos de octosílabo rigor, que las dota de la cadencia que le es característica a esa Espinela española primigenia, naturalizada en Cuba con los mejores efluvios de nuestros acentos más cubanos.
Dejamos a la consideración del lector estas ocho estrofas que componen la composición, y que a nuestro leal saber y entender, han sido poco o nada aireadas entre nosotros.
Que su lectura sea además de un sano redescubrimiento, un elogio a la nombradía de una poetisa singular de nuestras letras principeñas y cubanas.
Salud! Noble veterano
que con denuedo y valor
esparcisteis el terror
en la hordas del tirano
¡Salud! El pueblo cubano
con entusiasmo sin par,
hoy te viene a consagrar
de la victoria la palma;
un culto dentro del alma
y en cada pecho un altar!
Y cómo no amarte, dí
este pueblo agradecido,
si también, tu hijo querido,
como un héroe murió aquí!
Por eso venera en ti,
tanta abnegación que asombra,
Hijo adorado te nombra…
y al prodigarte loores
de sus más hermosas flores
tiende a tus pies una alfombra.
Honrado también hoy sea
Martí, que con voz divina,
predicando su doctrina
fue el redentor de la idea!
El que cayó en la pelea
luchando como un valiente
el que entusiasta y ardiente
sin descanso trabajó
porque sólo ambicionó
ver a Cuba independiente.
Honra a García que aun fuerte
con genio y gran corazón,
fue cumpliendo su misión
sorprendido por la muerte!
Gloria aquel que de igual suerte
cayó en medio de la guerra…
aquel titán que aún aterra
al recordar su valor…
Maceo, orgullo y amor
de nuestra cubana tierra!
Y a todos los que en la Historia
con letras de oro fulguren:
Zayas, Castillo, Aranguren,
y a Primelles honra y gloria!
y a tantos que son memoria
Indeleble nos dejaron…
que, heroicos también lucharon
por nuestra Patria querida,
y que su sangre y su vida
en sus aras inmolaron!
Mas ya tras la tempestad
llegó al fin la dulce calma
ya puede aspirar el alma
efluvios de libertad!
De fúlgida claridad
Se inunda mi Cuba bella,
Y es la solitaria estrella
Que con sus ígneos fulgores
De los pasados horrores
Nos quiere borrar la huella!
Olvide, pues, el cubano
ese pasado de penas,
pues ya rompió las cadenas
que lo ataban al tirano!
Siga de ese heroico anciano
El ejemplo superior,
Y gritemos con amor,
con fe que del alma vibre,
¡que viva mi Cuba libre,
Pero siempre con honor!
Y aunque el destino iracundo
me hiere con saña impía
mi dolor, del alma mía,
guardaré en lo más profundo,
pues también quiero ante el mundo
exclamar con voz potente:
¡viva Gómez, el valiente,
Ídolo de mis hermanos!
¡Vivan los héroes cubanos!
¡Viva Cuba independiente!
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