Thursday, September 9, 2021

El nacimiento del Estado de Derecho (por Rafael Duharte Jiménez)



Durante la época colonial el concepto de justicia se desarrolló muy lentamente en la isla de Cuba, los indios encomendados y los negros esclavos carecieron de derechos, estos últimos recibieron algunos en el siglo XIX, con el Reglamento de Esclavos. Para españoles y criollos no seria hasta 1573, con las Ordenanzas Municipales u Ordenanzas de Cáceres, que llegaría a su fin la ley de la selva.

El primer Juicio de Residencia tuvo lugar en 1531 en la villa de Santiago, el residenciado fue el Gobernador Gonzalo de Guzmán a quien se acusó de: “consentir pecados públicos, blasfemos, jugadores, amancebados, no cumplió providencias ni cedulas, recibía dadivas, fue parcial, echo sisas y repartimientos…”, como puede apreciarse en las acusaciones se mezclan motivos de carácter político, religiosos, éticos y de corrupción.

En los albores del siglo XX, con la constitución del 1901 y el nacimiento de la República, dio su primeros pasos el Estado de Derecho. Dos pequeños episodios en aquellos lejanos tiempos nos permiten asomarnos al incipiente mundo de la ley.


El primero de enero de 1903, en las calles de Santiago de Cuba ocurrió un suceso que conmocionó la ciudad, el mismo fue descrito con lujo de detalles por el periódico "La Independencia en su edición del día siguiente: El señor Mariano Corona, veterano de la guerra de independencia, Representante a la Cámara y Director del periódico El Cubano Libre, iba por la calle de Santo Tomas con varios amigos y al pasar frente a la nevería La Cubana, del interior de esta se escuchó una voz que dijo, ¡Su madre! Y a continuación salieron del local el señor Insua y Ecay, director del diario La República y otras personas, iniciándose un ácido intercambio verbal que derivó en un ataque a bastonazos al señor Corona, el cual se defendió también con su bastón, pero como eran varios los agresores y rápidamente lo superaron, sacó su revolver y disparó dos tiros a Insua y Ecay que cayó muerto en la puerta entreabierta de la platería El Zafiro…"

Mariano Corona fue detenido inmediatamente y permaneció en prisión hasta que cinco días más tarde salio en libertad condicional, previa presentación de una fianza de 1000 pesos. El Juez de Instrucción solicitó a la Cámara de Representantes que retirara la inmunidad parlamentaria a Corona para poder procesarlo.

El día 12 de enero, Mariano Corona compareció en la sesión ordinaria de la Cámara de Representante y pidió de forma enfática a los allí reunidos, que accedieran favorablemente a la solicitud del juez de Instrucción de Santiago de Cuba; en tono firme dijo que de lo contrario se sentaría un precedente funesto y que “ellos estaban allí para dictar leyes sabias y democráticas y dar ejemplos de moralidad y justicia.”

Manuel Corona sufrió prisión durante un año y en febrero de 1905 fue indultado por el presidente de la República, con una recomendación favorable del Fiscal del Tribunal Supremo Dr. Freyre de Andrade, quien calificó la condena como “un error judicial”. Algún tiempo después Corona volvió a ser electo Representante a la Cámara por el partido Conservador y continuó siendo una figura de prestigio en mundo político de la época; luego de su muerte las autoridades santiagueras le pusieron su nombre a la céntrica calle San Juan Nepomuceno.

El dos de mayo de 1904, la prensa santiaguera comentó con titulares y quizás fotos la llegada en el tren de la Habana del verdugo Avelino Cabrera, alias Cara de Papa y su ayudante Manuel Barras, alias Come en Cubo y añadió que con ellos llegó la “maquina patibularia”. Se trataba de la ejecución de cuatro asesinos condenados a muerte que estaban en la cárcel de la ciudad.

Dos días más tarde, a la siete de la mañana, llegaron a la cárcel los magistrados de la Sala sentenciadora y el fiscal, iniciándose la ceremonia para el agarrotamiento de los cuatro reos. Según la prensa al terminar la última ejecución, que fue la de Alejo Jay, los ejecutores recibieron, junto al patíbulo, su paga: 68 pesos oro español el verdugo y 10.70 pesos su auxiliar; a las dos de la tarde los ataúdes fueron llevados al cementerio de Santa Ifigenia para ser enterrados.

Algunos periódicos comentaron que el presidente de la Republica Don Tomas Estrada Palma había sido asediado por numerosas instituciones y personalidades de la sociedad civil que le telegrafiaron solicitándole el perdón de los reos. El presidente negó el perdón, convencido de que la joven república debía apegarse a la ley.

Entre luces y sombras nacía el Estado de derecho en una isla en la cual durante siglos habían florecido, los Juicios de Residencia y las Facultades Omnímodas; la ley por primera vez tenía un papel protagónico en la vida pública. El largo y enmarañado camino de la civilización moderna había comenzado en Cuba.





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Rafael Duharte Jiménez (Santiago de Cuba, 1947). Profesor, Historiador Ensayista y Guionista de radio y televisión. Ha publicado 12 libros, numerosos artículos y ensayos en revistas en Cuba y el extranjero y una Historia Audiovisual de Santiago de Cuba que consta de 355 audiovisuales de 12 minutos cada uno; conferencista en 28 universidades y centros de investigación en El Caribe, América Latina, Europa y Los Estados Unidos. Es miembro de la UNIHC y la UNEAC. Actualmente labora como especialista de la Oficina de la Historiadora de la Ciudad de Santiago de Cuba.

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