Había allí una bellísima casa de vivienda que, muchos años atrás, sirvió de placentero refugio para la luna de miel de Ignacio Agramonte [y Amalia Simoni]. Aquella circunstancia fue motivo para que, al paso de la fuerza española por el lugar, la soldadesca llenara las paredes con inscripciones obscenas e injuriosas para los cubanos. "Nos dimos a la tarea de borrar todo aquello", aporta Loynaz.
Pero sucedió que en la sala de la casa, en una de las ventanas, había unos versos que, por el tono respetuoso que usó el soldado español que los escribiera, llamara la atención de los cubanos. A instancia de Loynaz, se accedió a dejarlos, con la condición de que éste, cuyo estro poético era bien conocido, diera una cumplida contestación al español.
Accedió Loynaz a la encomienda y, poco después en la otra hoja de la misma ventana, quedaron escritos los versos de lo que, poco después, iba a ser el Himno Invasor.
Dejemos que sea el propio Loynaz quien nos diga lo que ocurrió.
- Mis compañeros sabían que de joven yo tocaba la flauta en Camagüey, arte que me enseñó un primo mio. Como los versos gustaron quisieron entonces que les pusiera música. Prometí intentarlo y me retiré a la hamaca, donde comencé a tararear una melodía, que desde algun tiempo rondaba la inspiración. Logré atraparle, le adapté los versos y me fui a donde el Lugarteniente.
- General aquí le traigo un himno digno de su nombre.
Muy bajito comencé a cantarlo, Maceo lo escuchaba con mucha atención. Al llegar a la segunda estrofa, se incorporó y me hizo repetirla. Cuando terminé, el General me dijo:
- Yo no sé nada de música, pero este himno me gusta y va a recorrer en triunfo la Isla. Quítele mi nombre y póngale "Himno Invasor". De este modo, la composición fue bautizada por el propio Maceo, a la orden suya fue llamado Doisiteo Aguilera, jefe de la Banda de Música de la Columna Invasora, a quien se encomendó llevarlo al pentagrama y hacer un arreglo para los ocho instrumentos que componían nuestra banda. Al día siguiente (era el 16 de noviembre de 1895) después del toque de diana, fué ejecutado por primera vez el "Himno Invasor". Gustó mucho a nuestros soldados, y recuerdo que en la batalla de Mal Tiempo, el 15 de diciembre de 1895, mientras duró la lucha, nuestros músicos estuvieron ejecutándolo bajo el fuego enemigo, llenando con sus notas de ardor patriótico a los libertadores y contribuyendo al logro de una victoria memorable en los anales de la gesta libertadora." (Fragmento de una entrevista a Enrique Loynaz del Castillo, por Angel Quintero. Bohemia. Agosto 5, 1956)
De Costa Rica tuve que salir precipitadamente, después del incidente en que me vi obligado a darle muerte al agente español Isidro lncera para salvarle la vida a Maceo. Lo maté cuando ya él había herido al Titán y éste yacía sangrentado en el suelo. Incera se acercó para rematarlo, y cuando disparé, la bala de mi revólver salió al unísono con la suya. El no hizo blanco y yo sí. Eso fué todo...
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