Los niños bulliciosos colocan sonrientes
en lechos y balcones zapatos y cestillos,
y aguardan a los Magos que en chozas y castillos
ofrenden sus regalos a niños obedientes.
Las madres amorosas esperan impacientes
el sueño de los ángeles devotos y sencillos,
y cuando ya se duermen, cual mansos corderillos,
en cestos y zapatos colocan los presentes.
En tanto, silenciosas, las vírgenes ofrecen
cestillos de ilusiones que enfloran y fenecen
al paso de los nobles Monarcas Orientales,
¡y sueñan desveladas con príncipes gallardos,
con madrigales tiernos de peregrinos bardos,
gemelos de sus almas, sedientas de ideales ...!
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