Roberto Méndez Martínez(1) en su muy reciente obra poética Supérstites (2020)(2), nos facilita las coordenadas que desde su memoria proverbial, y sus versos de elocuente signo, salvan a la ciudad que parece difuminarse en medio de un marasmo como de siglos.
Allí están a salvo los nombres y pormenores antológicos de su ciudad sempiterna. Los poemas que Méndez desgrana en lo que su editor considera “revisitaciones elegíacas”(3), nos dejan el regusto de lo ido pero en esa inmanencia del recuerdo que no caduca jamás.
Del Sabor, un poema que se conforma como un tríptico en uno de los apartados de este libro, nos revela ese minuto que parece intocado en el recuerdo de un memorioso infante, en la ciudad que fue y ahora sólo se vivifica en los recuerdos.
Basta empezar a degustarlo para que el lector avisado, léase el camagüeyano ausente o presente, sepa discernir que aquel Apolo al que alude el poeta, no puede ser otro que el espacio cinematográfico de la ciudad ya extinto: el mítico cine homónimo de la calle República con una pátina imperturbable de ensoñativas visiones que pasaron por su legendaria pantalla grande.
Pero el poema es eso y mucho más; acaso aquellos intemporales vendedores (chinos de oleadas sucesivas), de una receta infalible: un preparado añoso, de un sorbete de frutas con gélida apariencia… mitad frozzen, mitad helado, y que era la delicia de los pequeños y no... Hoy día sólo un recuerdo impoluto, a buen resguardo de la desmemoriez en la cuasi mágica ensoñación del poeta.
I
Los miércoles después de cenar ibámos al Apolo. El viejo cine almacenaba telarañas aunque seguían anunciando a Lauren Bacall en Escrito sobre el viento. Bajo la marquesina art noveau las sorbeteras giraban, eternas. No pidas el mantecado, sabe a maicena cruda. Estrujar entre las manos aquel cono de papel blanqísimo, hacer que se elevaran hasta la lengua las porciones color ladrillo del tamarindo escarchado o comprobar el verde agresivo del limón mientras la mejillas comenzaban a granizarse al ritmo del latido entre las sienes. A veces había sólo un sabor: vainilla diluida, leche azulosa. No pidas el mantecado… Mirábamos de reojo las puertas con astillados motivos florales. Era un cine de películas ya derrotadas donde hacía las siesta los vendedores de periódicos. Giraba cada vez peor el ventilador del techo. Lo cerraron por fuertes razones. Las tablas del mismo escenario estaban podridas, ya no soportarían siquiera al galán de Bacall con su perfil hendido. Decían que el secreto era poner crema de arroz en las pulpas. Era una fórmula de los chinos. Pero los empelados apenas, servían y callaban en una especie de danza al ritmo de las sorbeteras. Los días que estaba castigado veía partir a los otros, solo en el balcón, imaginaba que ya alzaban sus conos con la mano izquierda y comenzaban a lamer la cáscara sutil y esmeralda del sorbete de limón, o que entornaban los párpados ante el desafío monástico del níspero. Sólo estaba seguro que no probarían el mantecado. Un día clausuraron sin aviso. Simplemente desmontaron de sus sitios las sorbeteras y dejaron que las flores de yeso del cielorraso cayeran sobre el mostrador. Sobre Lauren y su amante imposible pegaron un cartel dedicado al ahorro. Tenía una llave en el centro y el fondo era de un amarillo cremoso semejante al mantecado. El sereno que iba cada noche con un radio, un termo de café y un perro, aseguraba que en el baño de mujeres había un fantasma. Pero el también murió. Ya para entonces la gente pronunciaba el nombre de Apolo muy bajito.(4)
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1. Roberto Méndez Martínez. Camagüey, Cuba, 1958. Poeta ensayista y narrador. Doctor en Ciencias sobre Arte del ISA de La Habana. Miembro de Número de la Academia Cubana de la Lengua y Correspondiente de la Real Academia Española. (…) Tiene publicados alrededor de cuarenta volúmenes, entre los más recientes se encuentran los poemarios: Epístola para una sombra (2013), Libro de la ventura (2014) y Fiesta de Otoño (2016) así como los ensayos Plácido y el laberinto de la ilustración (2017) y Una noche en el ballet. Guía para espectadores de buena voluntad (2019). Notas del Editor en Superstites. Roberto Méndez Martínez. Selvi Ediciones. Valencia, España, 2020
2. Superstites, Óp. Cit.
3. Jesús David Curbelo en Notas del Editor para el citado poemario Superstites.
4. Del Sabor poema recogido en el aparte Más allá del Leteo en Superstites, Op.cit.
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