Resulta a no dudarlo un tema sugerente. Y lo compartimos con el curioso lector desde las páginas de un libro de autorizada prosapia: Un Día como Hoy. 366 fechas en la Historia de Cuba de un no menos enjundioso autor: Emeterio S. Santovenia en una ya casi inencontrable edición del año 1946.
Del sugerente número de sucesos dice el mismo autor en su Prefacio que:
recogen, día por día, siguiendo las fechas de un año bisiesto, expresiones de la vida cubana a lo largo de más de cuatro siglos, desde la época de Cristóbal Colón hasta nuestra era republicana.
La que hoy nos ocupa correspondía al 26 de Febrero de 1869, un evento que tuvo por protagonista a la Asamblea de Representantes del Centro, organismo naciente a partir del Comité Revolucionario(1), encargado de encauzar la guerra contra España iniciada por los camagüeyanos el 4 de Noviembre de 1868, e integrado inicialmente por Salvador Cisneros Betancourt, Ignacio Agramonte y Loynaz, y Eduardo Agramonte y Piña.
Así nos lo relata Santovenia en el aparte que recoge aquel minuto glorioso e imprescindible de nuestra memoria legislada por aquella:
La Asamblea de Representantes del Centro se dio prisa en iniciar labor útil y levantada. Lo fue desde luego su decreto de 26 de Febrero de 1869. Por el quedó abolida en el territorio sometido a la jurisdicción de la Asamblea la inhumana institución de la esclavitud. Los Representantes declararon en el expresivo cuanto lacónico preámbulo de su acuerdo que habiendo sido traída la institución de la esclavitud a Cuba por la dominación española, debía extinguirse la primera con la segunda. Además, ellos tuvieron en cuenta principios de justicia y creyeron con razón hablar en nombre de la libertad del pueblo(2).
Y continúa el autor de este enjundioso y exacto tratado de nuestra historia fáctica, con otra nota valorativa de suceso tan pobremente manejado a la hora del recuento de nuestra historia local:
El acuerdo de abolición de la esclavitud adoptado por la Asamblea de Representantes del Centro cortó el mal de raíz, pues creo aquella novedad sin atenuaciones de ninguna especie. Fue sin duda más amplio y explícito que el decreto dictado por Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo el 27 de diciembre de 1868. Acuerdo y decreto estuvieron inspirados en el mismo criterio de libertad y justicia. Más resultó asimismo innegable que los camagüeyanos se dirigieron con menos temor y menos vacilaciones a la consumación de la trascendental medida. El acuerdo de la Asamblea de Representantes del Centro constituyó una verdadera conquista revolucionaria.
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1. “El Comité Revolucionario pronto resignó sus poderes. Hubo elecciones. La mayoría favoreció a Salvador Cisneros Betancourt, Ignacio Agramonte, Eduardo Agramonte, Antonio Zambrana y Francisco Sánchez Betancourt. El organismo de tal suerte creado por los sufragios tomó el nombre de Asamblea Representantes del Centro.”
2. Ibíd
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