Monday, March 28, 2022

"Rigoletto", una puesta remarcable y superior de la Florida Grand Opera (por Baltasar Santiago Martín)

Sharleen Joynt como Gilda, 
y Todd Thomas como Rigoletto.
Fotos: Daniel Azoulay. 
Cortesía de la FGO.
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Diez años más tarde, la esforzada y prestigiosa Florida Grand Opera ha traído de nuevo al escenario del Adrienne Arts Performance Center la gustada e imperecedera ópera Rigoletto, de Giuseppe Verdi, en una puesta muy superior a la de 2012, en la que –afortunadamente– fueron subsanadas todas las incongruencias y detalles de mal gusto que señalé cuando aquella, como que la hija de Monterone apareciera en escena cuando su padre acude a reclamarle al Duque por su honra mancillada, y peor aún, que el deforme bufón la manoseara, se burlara de ella y hurgara debajo de su falda para quitarle la pantaleta y ostentarla ante los cortesanos, así como que el Duque entrara a la casa de Gilda ante las propias narices de Rigoletto, un hombre tan desconfiado y receloso al menor ruido, por lo que Giovanna no se hubiera arriesgado a abrirle la puerta al seductor sino solo cuando el jorobado se hubiera ya marchado, amén de que Gilda debió estar amordazada para justificar que no gritara durante su rapto, lo cual fue otra pifia de la puesta de 2012 ya mencionada; al igual que la presencia de Gilda en escena, traída y jaloneada por sus secuestradores, después de que el Duque ha acabado de cantar un aria donde se confiesa tan enamorado de ella, e inmediatamente permite que la lleven para sus habitaciones sin un preámbulo de sorpresa ni muestras de cariño. Sí, el Duque es “voluble como el viento” –no las mujeres, como canta en su aria más célebre, pero no a tal punto.

Afortunadamente, repito, en esta formidable puesta de 2022 Gilda no es mostrada al inicio de esa escena, porque se sobreentiende que los raptores la han llevado para la recámara de su señor, y que después de consumado el acto sexual, es cuando el Duque se “desenamora” de ella, y Gilda aparece entonces ante su padre.

Subsanadas ahora todas esas incongruencias y detalles inconcebibles, toca entonces hablar del desempeño de los cantantes en la función del domingo 12 de marzo de 2022, que fue a la que asistí.

José Simerilla Romero como el Duque de Mantua, 
y Sharleen Joynt como Gilda.
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El tenor José Simerilla Romero, como el Duque de Mantua, se destacó sobre todo por su físico y su desempeño actoral, tan adecuado para este personaje atractivo y seductor –que va dejando corazones femeninos destrozados a su paso como el de Gilda–, pero, aunque posee una afinada y bella voz, el agudo final de la archifamosa aria La donna e mobile se le malogró, cosa que mejoró cuando lo repitió desde el interior de la taberna/guarida de Sparafucile y Magdalena.

Todd Thomas como Rigoletto,
 y Sharleen Joynt como Gilda.
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A su vez, la sufrida Gilda de Sharleen Joynt brilló en ambos dúos con su padre y en el dúo en el Duque –sobreagudos “escritos” incluidos– al igual que en el muy difícil Caro nome, aunque prescindió en este del sobreagudo final, algo que se acostumbra a justificar diciendo que “no fue escrito por Verdi”; mas tampoco lo dio en el famoso cuarteto, donde sí es ya “reglamentario”.

Todd Thomas como Rigoletto
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Todd Thomas, como Rigoletto, encarnó al bufón con gran eficacia, aunque su voz no es todo lo grave que este rol requiere –o como uno está acostumbrado–, pero su desempeño como el habitante de la horrible joroba fue brillante y conmovedor, y lo mismo aplica para el Conde Monterone de Neil Nelson, rol pequeño pero imprescindible en la trama.

José Simerilla Romero como el Duque de Mantua, 
y Stephanie Doche como Magdalena.
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Sobre la Magdalena de la mezzosoprano Stephanie Doche, debo decir que fue una de las mejores que he visto en mi vida, tanto en lo vocal como en lo actoral, y lo mismo puedo decir de Matt Boehler como Sparafucile, el siniestro asesino por encargo, con una hermosa y afinada voz de bajo que me gustaría escuchar en roles más extensos, al igual que a Stephanie.

Otro error de la puesta de 2012 fue que, en el tercer acto final, Gilda debió estar disfrazada de hombre, tal y como su padre le ordenó antes de decirle que lo esperara en Verona –y como está previsto en el libreto original–, cuando toca a la puerta de la taberna de Sparafucile y Magdalena para inmolarse por amor, algo subsanado felizmente en esta de 2022, porque cuesta trabajo aceptar que los dos hermanos la asesinaran sin piedad al ver que era una mujer.

Tanto la escenografía como el lujoso vestuario y la excelente iluminación “arroparon” con muy buen gusto esta formidable puesta –bajo las firmas respectivas de Lawrence Shafer, Howard Tsvi Kaplan y Ron Vodicka–, mientras el resto de los cantantes en roles secundarios no desentonó en absoluto con los protagonistas principales, y el coro y la orquesta, dirigidos respectivamente por Pacien Mazzagatti y Mathew Cooperman, garantizaron que la formidable música de Verdi nos volviera a conquistar y a enamorar.


Miami, 28 de marzo de 2022.

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