Desde el sábado 10 de abril de 1869 con la apertura de la Convención Constituyente de Guáimaro y la casi inmediata aprobación de la primera Constitución de la República de Cuba en Armas, que además legitimaba la república cubana, la villa se convirtió de hecho y por derecho anfitrión en la capital provisional de la Cuba insurrecta, durante un mes sesionó la Cámara de Representantes junto al Gobierno y sus Secretarias en el pueblo libre e insurrecto de Guáimaro, la villa gozaba de libertad plena por permanecer en poder de los mambises, esta situación de libertad y representatividad cubana, era una especie de puñal clavado en el costillar colonialista, dueño apenas 14 leguas al oeste de una de las plazas militares más importante del gobierno colonial español en la Isla, la ciudad de Puerto Príncipe.
Cuando se conoció el éxito de la Asamblea Constituyente de Guáimaro con sus resultados prácticos, el mando español diseñó una estrategia para reconquistar, para la metrópolis, aquel pedazo de tierra que ya era un símbolo mambí. Ingentes esfuerzo realizó la jefatura española en la ciudad principeña para logar el objetivo de devolver a España la capital provisional de la república mambisa, y ante la imposibilidad real de lanzar una tropa potente para arrebatarle a los cubanos su capital provisional, hicieron circular falsas noticias sobre el inminente avance de una poderos tropa colonialista para recapturar a Guáimaro, para ellos hicieron los españoles desfilar por las calles de la ciudad a varias compañías que repitieron el desfile varias veces para simular una mayor cantidad de fuerzas que las que realmente podían reunir en ese momento. Esta información diversionista llegó al mando cubano a través de los colaboradores confidentes y la villa de Guáimaro comenzó a prepararse para enfrentar la situación que se avecinaba.
El 7 de mayo circuló en la villa el primer número del periódico El Mambí redactado por Ignacio Mora con la colaboración estrecha de Ana Betancourt y en una imprenta traída al pueblo, por encargo de los propios redactores del magazine insurrecto, ese mismo día, es que comienzan a llegar las noticias alarmantes a la villa, era necesarios evacuar a la cámara y al gobierno junto a su Presidente Carlos Manuel de Céspedes pero mientras se corría la voz de la evacuación del Gobierno y la Cámara, los moradores de Guáimaro tomaron una decisión irrevocable, incendiar la villa antes de entregarla al enemigo.
José Manuel de la Torre comandante de arma del pueblo convocó a todos los habitantes a acopiar todo lo que pudiera ser combustibles, aceites, vinos, hierva, madera, alcoholes, al llegar la noticia de la decisión de los guaimareños de incendiar su villa antes de entregarla a los colonialistas, el General en Jefe del Ejército Libertador Mayor General Manuel de Quesada le ordenó al coronel Manuel de Jesús Valdés Urra que escogiera 100 hombres para que se presentara en el pueblo de Guáimaro y apoyara a sus habitantes en la decisión de prenderle fuego a sus casas y a su cosas íntimas antes de entregarlas al enemigo
El primer incendio de la villa de Guáimaro ocurrió el 10 de mayo de 1869 después de un mes de ser la villa Capital provisional de la República de Cuba en Armas, se acordó por sus habitaciones incendiar sus casas y sus cosas íntimas.
Para apoyar a los habitantes de la ciudad, Manuel de Quesada envió al coronel mambí Manuel de Valdés Urra con 100 mambises, para que junto a los guaimareños prendieran fuego a la villa, símbolo de la república. A las diez de la mañana del 10 de mayo de 1869 con todo el material combustible acopiado y la llegada de los 100 mambises el pueblo en masa comenzó a incendiar los edificios, comenzó el fuego por una esquina de la plaza, muy cerca del telégrafo y el antiguo cuartel español y se fue extendiendo por toda la villa hasta caer la noche. De esa hora queda una narración de Ana Betancourt que lo recuerda años después así: “todo mi ser se conmueve al recuerdo de aquella noche, noche terrible en que se oía por todas partes sino el rumor de las llamas y el ruido que producían los techos y puertas al caer para ser devorados por las llamas”.
Para la insigne patriota debe de haber sido muy difícil porque ella tuvo que cargar casi en hombros a su esposo Ignacio Mora atacado por una rara enfermedad que lo apagaba rápidamente, por suerte al llegar a la manigua un médico mambí descubrió que la tal enfermedad de Ignacio Mora era un envenenamientos progresivo al que había sido sometido el patriota en las últimas semanas.
Por su parte el Apóstol José Martí apunta al incendio de Guáimaro con prismáticos sublimes y en su artículo “El 10 de abril” dice:
…salvar del enemigo por el fuego, al pueblo sagrado, y darle ruinas donde esperaban fortalezas. Ni las madres lloraron, ni los hombres vacilaron, ni el flojo corazón se puso a ver como caían aquellos cedros y caobas…Ardía, rugía, silbaba el fuego grande y puro; en la casa de la Constitución ardía más alto y bello.
Los días en que Guáimaro amparó a la República de Cuba en Armas y la libertad habitó sus casas de lujo, de calicanto y anduvo sus calles rectas y anchas que iban de la “plaza espaciosa a la pobreza pintoresca de los suburbios”, en esos días Guáimaro entro en la gloria que coronó con el sacrificio del incendio alzado por sus propios habitantes hace ahora 151 años.
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Desiderio Borroto Jr. (Guáimaro 1961) Licenciado en Historia por la Universidad de Oriente y Master en Cultura Latinoamericana por la Universidad de las Artes en Cuba. Historiador, escritor, guionista radial y curador. Ha obtenido varios Premios y reconocimientos por su obra como investigador histórico y escritor.
Tiene publicado varios libros, entre ellos Abrazado sobre la Tierra (1996), El Guajiro Barba (2001), Historia de Guáimaro: Época colonial (2003), Historia de Guáimaro: República y Revolución (2005), La Vista Gorda (2007), ensayos, entrevistas y artículos han aparecido en colecciones y antologías como: Cien años con Soler Puig (2016), Calixto García la nobleza de servir a la Patria (2018), Cuando la luz del mundo crece: Sesquicentenario de la Asamblea de Guáimaro (1869-2019) (2019). También publicaciones suyas ocupan páginas de los Cuadernos Principeños, Revista Antena, Revista Santiago, Revista Viña Joven. Además de antologías y revistas de España, Uruguay e Israel.
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