Fotos/Julio de la Nuez
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“El progenitor de la obra de arte del porvenir no es otro que el artista del presente, que preside la vida del porvenir y desea estar comprendido en ella”.
Richard Wagner.
Para nadie es un misterio que el teatro es una de las manifestaciones más difíciles de mantener con vida, producto de la complejidad que conlleva su realización ya que en ella están implicadas un gran número de personas desde directores, actores, asistentes, jefes de escena, hasta técnicos en diferentes especialidades (maquillistas, peluqueros, vestuaristas, tramoyistas, utileros, vestuaristas, diseñadores, luminotécnicos, sonidistas, músicos), sin contar con la tan necesaria parte que desempeñan los críticos y periodistas en la promoción del mismo.
Es debido a las anteriores razones que encontrar el que una institución dedicada al teatro arribe a sus veintiún años de vida continua se torne un acontecimiento que es imposible pasar por alto, siendo este el caso de Arcas Images, casa productora presidida por la venezolana Alexa Kuve quien en un lejano ya 2001 dió el paso al frente para hacer realidad un sueño el cual cristalizó rápidamente, llegando hasta nuestros días como un proyecto totalmente consolidado y representativo del quehacer teatral de esa grande y fuerte comunidad hispanoparlante del Sur de la Florida, el cual ha permitido ver en escena a través de todos estos años un total de setenta y cinco proyectos artísticos, lo que habla de sus constancia en el trabajo.
Después de haber celebrado el pasado año sus dos décadas de existencia con un interesante y variado programa que incluyó presentaciones simultáneas de dos de sus puestas en España y Francia, deciden llegar a este nuevo aniversario con un trabajo que rompe con su estricta línea teatral, para presentar sobre las tablas del On Stage Black Box del Miamai Dade County Auditorium (MDCA), su escenario habitual, el espectáculo teatral-musical “Mozart y Salieri”, del importante autor ruso Alexander Pushkin.
Este autor reconocido como uno de los máximos exponentes del movimiento romántico e iniciador de la literatura moderna de su país, desarrolló su obra entre el teatro, la poesía y la narrativa, siendo el creador de ese gran drama que es “Boris Godunov” escrita en 1825, que fuera años más tarde llevada a la ópera constituyendo una de las grande piezas del repertorio musical ruso.
De entre su no muy extensa obra, “Pequeñas tragedias”, es un texto que ha marcado el interés de públicos y estudiosos porque en él recoge cuatro cortas obras dramáticas en verso, a las cuales en su momento al propio autor le costó trabajo encontrar una clasificación, llegándolas a nombrar como ‘esbozos dramáticos, estudios dramáticos o ensayos dramáticos’, por una parte, mientras que por otra enmarca la acción de las mismas por vez primera fuera del contexto de su país natal, situándolas en naciones europeas.
Las cuatro obras que componen este libro serán “El caballero avaro”, “El convidado de piedra”, “El festín durante la peste” y “Mozart y Salieri”, siendo esta última la que alcanzará mayor trascendencia internacional, producto de los personajes implicados -dos grandes y reconocidos músicos- así como la historia y leyenda que rodeó sus vidas. Tanto ha sido el impacto de este texto de Pushkin, que en 1898 se estrena una ópera de igual nombre con música de Nicolás Rimski-Korsakov, para 1914 el director cinematográfico Víctor Tourjansky realiza un versión para cine silente, mientras que en 1979 el británico Peter Shaffer estrena su obra teatral “Amadeus” y en 1984 es llevada nuevamente a la pantalla grande en colaboración entre el británico y Milos Forman, bajo el mismo nombre, resultando uno de los filmes más premiados de la historia del cine. En la actualidad suele presentarse esta corta pieza dramática-poética con este formato en donde los actores que interpretan a ambos personajes son acompañados por un pequeño grupo musical de cámara, en ocasiones con la participación también de una soprano.
Precisamente este último formato fue el escogido por Arca Images para realizar la presentación de dicho texto, en celebración de su nuevo aniversario de existencia, uniendo en escena a la participación de los actores Larry Villanueva y Joel Lara, la de la conocida soprano cubano-americana Eglise Gutiérrez y un ensamble musical formado por Jorge Emilio Piz al piano, Ana Ruth Bermúdez, chelo, Ana Bía, bajo y Juan Manuel Campos, violín, todo bajo la dirección del propio Villanueva.
Sobre la puesta en escena tenemos que decir que fue un espectáculo envuelto en una atmósfera de sobriedad, con los elementos de luces y escenográficos necesarios para crear la ambientación adecuada donde se moverán los intérpretes, aunque la aparición momentánea de unos candelabros colgantes (identificados de la obra “Juana, De amor una historia”, llevada a escena por la agrupación teatral Galiano 108, en el año 2017 ) que bajan y suben sin ninguna justificación dramatúrgica, ensucian la escena y la visual del público.
Con respecto al desempeño actoral, Villanueva se entregó a su atormentado Salieri haciendo gala de una teatralidad bien estudiada, que marca su quehacer sobre el escenario con elegancia y buen decir, aunque por momentos, la voz quedara por debajo del necesario nivel auditivo, algo que también ocurrió con el Mozart de Lara, aunque en mucho mayor medida con parlamentos enteros que eran casi imposibles de escuchar. En escenarios sordos, como este del Black Box del MDCA, en donde esta agrupación acostumbra presentarse, debe tenerse siempre en cuenta dicha limitación técnica de una manera muy concreta, la cual se enfrenta con el director observando la puesta, en este caso en particular donde las filas de asientos no pasan de ser cinco o seis, desde la última fila. Claro está que en esta oportunidad teniendo al director además como actor en escena, resulta un poco difícil de lograr a menos de contar con un asistente capaz de ocupar por momentos el lugar del director frente al escenario. Para eso son los Asistentes de Dirección también, recordemos esto.
El trabajo de Lara en el rol de Mozart, está recreado con muchos elementos de actuación observados en el legendario filme de Forman, aunque ejecutados con la espontaneidad y el magnífico desempeño de un actor tan orgánico y creíble como él lo es. Lastima lo señalado anteriormente con respecto a los problemas con el nivel de la voz.
Otro detalle en la puesta, derivado obviamente de lo antes dicho en cuanto al siempre difícil doble rol de director-actor al mismo tiempo, es el referido a que aquellas escenas que se realizan en el suelo, en lo que llamaríamos proscenio -recordemos que esto es casi una concepción de teatro arena con el público extremadamente cerca de los actores- las cuales eran solo visibles para las personas sentadas en las dos primeras filas, para las cuatro restantes resultaban casi imposible de ver a menos que uno se inclinara demasiado sobre el borde de su asiento o se pusiera de pie, los de la última fila, como fue nuestro caso.
Extremadamente grato fue ver como la dirección logra la interacción entre actores y músicos, haciendo que estos últimos participen de la puesta no solo desde su quehacer particular, sino como personajes que forman parte de la historia. Ese es el caso de la relación entre el personaje de Mozart y la cantante, a la cual se refiere y trata como su esposa o al del violinista que incorpora en algún momento a un músico callejero que toca para ellos.
En general estamos en presencia de una buena puesta en escena, que no arriesga, pero que nos entrega un hermoso espectáculo, digno de una tan importante celebración para una institución teatral que va camino de las tres décadas apostando en todo momento por la realización de buen teatro.
No debemos terminar sin reconocer el trabajo en conjunto de Larry Villanueva, en la dirección, Alexa Kuve, en la producción general, Ernesto Pinto, en el diseño de luces, a Pedro Balmaseda y Jorge Noa de Nobarte en el diseño de escenografía y vestuario, a Heber Siqueiros en la tan necesaria promoción, a José Toledo como Ingeniero de sonido, Roodney Mutat, operador de luces, Ricardo Boodat, operador de audio, Baron Goodridge y al equipo técnico del MDCA, que conforman el todo de lo que podemos disfrutar sobre las tablas.
Lic. Wilfredo A. Ramos
Miami, Mayo 20, 2022
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