El suceso que narramos hoy acaeció en los predios tan camagüeyanos del potrero Providencia, en los fragores dela Guerra del 95, en el retiro momentáneo del General Gómez en la zona del Ciego de Najasa, en Agosto de 1895.
En aquel minuto rodeaban al general los Delegados por Oriente que tomarían parte en la Asamblea Constituyente, y en aquel corro improvisado, fue interrogado Máximo Gómez por uno de los presentes acerca de cuál era según su leal saber y entender, el jefe más valiente de la Revolución.
La transcripción del suceso la tomamos con todo gusto de un libro que consideramos imprescindible para la historiografía local y cubana: La Revolución en Camagüey del Comandante Raúl Acosta León. El lector tendrá a su vista un suceso singular acaso no suficientemente contado de aquellos avatares guerreros, donde no faltará una nota cómica, como si acaso en el fragor del suceso no fuera lo suficientemente trágica:
El general Gómez después de breves momentos de silencio, expuso que la pregunta resultaba de difícil contestación; y que si bien era cierto que por algunos se atribuía esa característica a los hermanos Antonio y José Maceo, por otros se conceptuaba como tal al General Calixto García, quien había preferido quitarse la vida antes que caer vivo en poder del enemigo, no faltando quienes atribuyeran a él esa condición; pero que ellos no obstante, iba a hacer relación de un hecho que tuviera por escenario las montañas de la región oriental y que se produjera en la guerra de los diez años, en ocasión de ser tenazmente perseguidos por una fuerza española, viéndose en la necesidad de salir huyendo, por lo que hubo de llamar la atención al Marqués que se encontraba inclinando removiendo las cenizas de un fogón, acerca de la inminencia del peligro que corría, a lo que hubo de manifestarle sin hacer siquiera la más leve inmutación y procediendo a extraer unos boniatos que tenía enterrados: ¿quiere usted acaso General, que deje mi almuerzo en poder del enemigo?... Con lo relatado -terminó el caudillo- considero contestada la pregunta que se me acaba de hacer. Los oyentes de aquel episodio no pudieron por menos que dirigir una mirada de admiración hacia el Marqués de Santa Lucía que formaba parte del grupo allí reunido y que escuchó aquel relato sin hacer manifestación alguna que le relevara de la impasibilidad en el particular(1).
----------------
1. La Revolución en Camagüey. 1895-1896. Ruta y Anecdotario de Máximo Gómez. Comandante Raúl Acosta León. Imprenta El Camagüeyano. Camagüey, 1950. p.40
No comments:
Post a Comment