Wednesday, June 15, 2022

Las Escuelas Pías de Camagüey, en la memoria de dos ilustres ex alumnos. (por Carlos A. Peón-Casas)


Recuerdo de la inolvidable labor educativa de las Escuelas Pías de Camagüey, en la memoria de dos ilustres ex alumnos.


por Carlos A. Peón-Casas



Un amable recuerdo de esta elogiosa institución educativa regentada desde los años iniciáticos por sus fundadores los Padres Escolapios en el otrora Puerto Príncipe, de 1858, y en el Camagüey de después, y que se nos alude, desde una publicación local: el Directorio Social en su edición de 1949.

Es la memoria inolvidable de dos de sus ex alumnos: Enrique José Varona y Mariano Aramburo.

Dos camagüeyanos natos, igualados en prosapia y distinción en erudición y talentos, en un devenir que los marcó con signo dorado para la mejor memoria de la patria cubana.

Pero sin dudas, impregnados igualmente para la vida por el espíritu, el tesón y la fe que aquel Colegio supo imprimirles a sus educandos por toda una centuria.

Varona nacido en 1849, y Aramburo en 1870, tuvieron cada uno en su minuto vital, guardaron para siempre, la experiencia educativa en aquel plantel, hasta verse felizmente graduados como bachilleres.

Sus testimonios, recogidos oportunamente y publicados en esta página rememorativa que hoy repasamos y compartimos con el amable lector, son un amable recordatorio de aquella impronta educativa con que los Padres Escolapios distinguieron a sus educandos, en aquel Camaguey:
A medida que los años pasan y la edad avanza, los recuerdos de la niñez se consolidan y llegan a ser inalterables. La memoria de nuestro Camagüey, en lo mejor de aquel período, están penetradas del ambiente de la Escuelas Pías, a la que puedo llamar mi Alma Parens, pues en ella se abrió mi mente a la contemplación del vasto mundo espiritual…

…allí aprendí a amar el estudio, panacea en las tormentas de mi vida azotada por las borrascas políticas, allí se templó mi espíritu por la admiración de los granes iniciadores de la humanidad

En mi vida posterior, no encuentro sino, el desarrollo de los gérmenes plantados por mis maestros de la Escuela Pía, los cuales supieron ponerse a tono con mi alma, que pugnaba por tener alas. Voló, después, quizás muy lejos…Pero nunca he perdido de vista aquel remanso espiritual, que envuelve un halo de luz de aurora.

Con toda efusión de mi pecho, envío a las Escuelas Pías este mensaje de perenne gratitud. 
Enrique José Varona. 
Habana, 20 de Enero de 1930.


Es lo cierto- y en decirlo no puede haber ofensa ni desamor para nadie-que de cuantos institutos religiosos han trabajado durante la última centuria en esta porción de la divina viña con ser todos tan esforzados, tan meritorios y tan sanos, quizás ninguno sea tan popular, tal vez ningún otro haya logrado arraigar tan profundamente en la entraña de Cuba, como la democrática Escuela Pía, cuya llaneza constitutiva y cuya sencillez casi tan familiar tanto cuadran y convienen a la idiosincrasia de nuestro pueblo.

Don Mariano Aramburo.

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