Wednesday, July 6, 2022

“De bares y cantinas”, tres autores reunidos en un mismo escenario. (por Wilfredo A. Ramos)



Que una obra de teatro de alguno de los dramaturgos cubanos que han abandonado la isla, habiéndose radicado principalmente en este país, suba a los escenarios de Miami, ha sido siempre un hecho raro y aislado, cuando ello debiera ser lo habitual, debido a la mayoritaria población de origen cubano radicada en esta ciudad del Sur de la Florida. Los dramaturgos se han visto doblemente ignorados, ya que si por una parte sus obras no han sido llevadas a las tablas por falta de interés de la mayoría de los directores de la ciudad o presentadas en festivales organizados en la misma; por la otra, también el medio intelectual los ha ignorado como escritores, resultando de tal manera un doble desprecio hacia el teatro cubano escrito por autores que abandonaron la isla en muchos casos huyendo de la censura, encontrando en esta otra orilla lo mismo que dejaron atrás.

Es por lo antes apuntado que la labor de Marcia Arencibia-Henderson, al frente de Thespis Acting Project, actriz cubana devenida en los últimos tiempos también en directora, tiene algo de aventura quijotesca, al proponerse llevar a las tablas textos dramáticos de esos autores que han continuado escribiendo teatro cubano lejos de sus fronteras, porque si hay algo que tenemos que afirmar es que el teatro escrito fuera de la isla sigue siendo teatro cubano, sin importar incluso el idioma en que se escriba o represente.


Como prueba de ello y continuando con dicho proyecto, nos encontramos con la puesta en escena del espectáculo “De bares y cantinas”, en donde Arencibia-Henderson, para más atrevimiento aún, toma textos no dramáticos, exactamente tres narraciones cortas de diferentes autores para armar esta nueva propuesta teatral.

Los textos en cuestión son: ‘Hablar por los codos’, de Matías Monte Huidobro, ‘Nosotros que nos queremos tanto’, de Luis Aguero y ‘La mujer que llegaba a las seis’, de Gabriel García Márquez. Con respecto a la selección de este último autor, no podemos negar que nos cuestionamos el que la directora hubiera escogido una narración suya para integrar dicho espectáculo, pues de alguna manera a nuestro modo de ver se perdía la oportunidad de mantener la interesante línea de trabajo que ha seguido la directora, dándole voz a aquellos autores cubanos ignorados por su condición de exiliados.

La reunión de dichos textos ha sido concebida de manera aceptada, pues el ambiente de cada uno de ellos es el mismo, un bar, marco escogido por cada uno de los autores para el desarrollo de la acción dramática de sus respectivos relatos.

Christian Ocón y Carlos Laso
-------------
En cuanto al lugar de presentación seleccionado por la directora, al igual que en otras ocasiones, resultó ser el de los salones del Miami Hispanic Cultural Arts Center, de la Pequeña Habana, lugar abierto siempre a las necesidades de todos los artistas de la comunidad hispana de nuestra ciudad, pero que lamentablemente no posee condiciones para las presentaciones teatrales debido a su no apropiado espacio, así como por la ausencia de un mínimo set de luces que ayude a crear la ambientación necesaria que el teatro siempre requiere. Estas limitadas condiciones atentan contra cualquier tipo de espectáculo, a menos de que se aproveche de manera acertada y se adapte el mismo a tan poco agradecido espacio.

Para la realización de esta puesta en escena se acudió al trabajo actoral de Christian Ocón, Ivette Kellems, Raydel Casas, Carlos Laso y la propia Marcia Arencibia-Henderson, todos, excepto Lazo, conocidos en los escenarios de la ciudad.

Christian Ocón, Marcelino Valdés
e Ivette Kellems
--------------

El espectáculo trae la sorpresa de comenzar con la interpretación de un par de boleros a cargo del conocido cantante cubano Marcelino Valdés, quien como supuesto asiduo a dicho bar aparece en escena por breves momentos, para con el pretexto de alguna otra presentación, abandonar el local rápidamente, dando lugar de este modo al comienzo de la acción mediante las escenas pertenecientes al relato de Montes Huidobro, con Ocón y Laso como intérpretes, el primero en la piel del cantinero y el segundo en el de un habitual parroquiano. Lamentablemente este comienzo estuvo lastrado por la mala dicción de Laso a quien fue prácticamente imposible entender sus parlamentos, amen de una errónea utilización en la entonación y la voz, que dificultaba aun más la comprensión de los mismos. La falta de experiencia teatral jugó una muy mala pasada y demostró que la actuación no es cosa de improvisación, no por gusto el estudio, la preparación y experiencia son determinantes en el trabajo del actor. Pienso, que ante la falta de disposición de muchos de los actores a involucrarse en proyectos de escasos recursos económicos, además por falta de tiempo de los mismos, sea extremadamente difícil encontrar al actor requerido para integrarlo a cualquier proyecto, pero considero que por ningún concepto se puede actuar a la ligera en la elección de un elenco para que asuma tal responsabilidad.

La acción de esta escena se mueve entre un discurso de inconformidad política, identificable con el período pre revolucionario y una conversación con un personaje ausente-presente en el escenario, el cual se convierte en monólogo, desembocando en un sorpresivo acto de violencia.

Raydel Casas e Ivette Kellems
---------------

La Kellems, con una regular trayectoria sobre la tablas de la ciudad, junto a Casas, actor de nueva adquisición en nuestros escenarios, van a ser quienes defenderrán las escenas de la autoría de Aguero. Ambos muestran un trabajo coherente, con una caracterización apropiada de sus personajes: el periodista mujeriego y la prostituta alcohólica, donde cada uno trata de conseguir algo del otro sin el menor escrúpulo y en donde al final el cazador sale cazado. Solamente tendríamos que añadir que por momentos un tono caricaturesco se hace presente restándole algo de fuerza a los mismos.

Christian Ocon y Marcia Arencibia-Henderson
--------------

La última parte del espectáculo está reservada para el muy conocido texto de García Márquez, donde nuevamente Ocón ahora junto a Arencibia-Henderson, asumen los personajes de este relato en el cual la dualidad de sentimientos dará paso a una suerte de complicidad, provocando una apreciable tensión e intriga que se incrementa en la medida que el diálogo transcurre, lo que provoca un ambiente de incertidumbre el que se apodera de la acción, dando lugar a un final abierto donde la duda y lo sugerido se afianza en la mente del espectador.

Un elemento, el cual consideramos que pudo ser aprovechado mejor dramáticamente por la directora, es el referido a un personaje circunstancial que el autor introduce hacia el final del relato, el que desde el punto de vista teatral pudiera haber sido el desencadenante teatral de ese final abierto de manera más incisiva. Recordemos que estamos en presencia de un texto no dramático que por su esencia describe con palabras las acciones, lo que no ocurre en el teatro.

Como podemos apreciar, los tres relatos permiten una perfecta unidad de acción en la puesta en escena, gracias a que tanto el ambiente como los personajes están relacionados de manera idónea en todos los textos, lo que ha sido aprovechado de manera correcta por la directora, entregándonos finalmente un trabajo logrado en cuanto a su concepción dramática.

Christian Ocón y Raydel Casas
------------

En lineas generales ‘De bares y cantinas’ es un espectáculo bien pensado y estructurado, necesitado, eso si, de un mejor espacio de representación y algunas correcciones en cuanto a su elenco, lo que haría que ganara en presencia escénica.




Texto y fotos: Wilfredo A. Ramos
Miami, Julio 5, 2022

No comments:

Post a Comment