Wednesday, August 24, 2022

La Enseñanza del Idioma Nacional. Discurso inaugural de la Universidad Privada de Camagüey. Curso Académico de 1950-1951. (por Carlos A. Peón-Casas)




Llega a nuestras manos este mínimo impreso del Departamento de Publicaciones e Intercambio Cultural de la ya citada Universidad Privada de Camagüey. Un folleto conservado entre la papelería de nuestra Biblioteca Diocesana de Camagüey, y que siete décadas después no ha perdido ni un ápice de interés y validez.

El orador de aquella ocasión tan especial era el Dr. Ramón de la Torre Recio, Catedrático Titular de Didáctica de las Escuelas Secundarias, y miembro del Claustro de Educación de aquella primitiva universidad local.

En la audiencia estaba el mismísimo Ministro de Educación del entonces gobierno de Carlos Prío Socarrás, quien unos días antes aireaba su preocupación por el estado calamitoso de la Ortografía que se observaba en gran parte de los alumnos de las escuelas cubanas, entiéndase las públicas, y sin que ningún nivel educativo quedara a salvo de aquel flagelo.

El conferenciante, ni corto ni perezoso recogía el guante de aquel reto singular. Su discurso entraría enseguida en materia.

Recreamos para el amable lector de aquellas palabras tan autorizadas sobre un flagelo concomitante a cualquier época y lugar, las que nos siguen pareciendo más singularmente actuales.

(…) Entremos en materia. ¿Cuál debe ser la causa primordial que influya desfavorablemente en la expresión oral y escrita de nuestras juventudes… Iniciados los primeros grados de la enseñanza primaria, se va olvidando, muchas veces, la importancia del estudio del idioma, que se circunscribe a horas fijas y determinadas, distribuidas a través de la semana escolar, olvidando que dicho estudio debía ser objeto de preocupación y estudio constantes. Al aumentar las asignaturas del Curriculum… la atención se va desviando de lo que debía ser común denominador de toda la educación: la pureza del idioma. Se desvía por parte del alumno, a quien no alcanza el tiempo para el estudio de otros asuntos que el estima de más provecho, y se desvía también por la mayoría de los profesores que no sean específicamente de Lenguaje o Español, que desatienden la expresión oral o escrita de sus alumnos, inhibiéndose de esa responsabilidad o preocupación lingüística, debido a su condición de profesores de otras disciplinas, pero demostrando con esa equivocada actuación que desconocen el valioso benéfico que brindarían a la educación integral de sus alumnos si contribuyeran, con su aporte voluntario y eficaz, a la pureza del idioma (…)

(…) Por otra parte, en muchas ocasiones se abandona o limita el estudio del vocabulario cuando es lo cierto que no se puede prescindir de un conocimiento discreto del léxico. (…) Las voces sinónimas, parónimas, homónimas etc. aumentan el vocabulario y enriquecen la expresión. La distinción de los vocablos empleados impropiamente depura y embellece el lenguaje; el estudio de la etimología produce magníficos resultados. Muchas veces no se le da la importancia al diccionario cuyo valor aquilataríamos si comprendiéramos que es un raro instrumento de cultura lingüística que sólo desdeñan quienes son incapaces de comprender cuántas ventajas representan la autoridad y el buen uso tradicional recogidos en la páginas del léxico oficial de nuestra lengua. ¡Cuántas palabras son empleadas con una significación distinta a la que en realidad poseen! Díganlo si no, la palabra dintel usada por umbral; álgido como sinónimo de acalorado; desapercibido por inadvertido, nimio por baladí; y tantos otros ejemplos de voces cuyo empelo inadecuado hizo exclamar al ilustre filólogo Don Ramón Menéndez Pidal: ¡cuántas veces la definición de una palabra en un diccionario ha padecido extravío algo semejante al del falso concepto de cerúleo (aplicado como sinónimo de color de cera, cuando quiere decir, azul celeste)!

(…) Si el alumno prosigue sus estudios, al comprobarse en muchas ocasiones, sus escasos conocimientos del idioma nacional, comienza a repartirse la culpa de su mala preparación, pero nunca aquella cae en el suelo (…)


(…) Debemos vigilar por la decencia y corrección del lenguaje empleado en la radiodifusión, algunos de cuyos programas utilizan un vocabulario soez e impropio de un pueblo culto y civilizado y algunas de cuyas expresiones por ser pegajosas a la invisible audiencia, engrosan pronto su pobre y reducido caudal lingüístico (…) El hogar y la calle dificultan la labor del profesor de Español. Los preceptos y orientaciones de esa disciplina son vencidos por las expresiones vulgares y chabacanas que constantemente escuchan a muchos de sus amigos y, aún, familiares.

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 Ramón de la Torre, primero a la izquierda,
lo acompañan sus hermanos Miguel y Paco.
Foto cortesía de Juan Antonio Balboa.
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Ramón de la Torre Recio
Graduación de la Escuela Normal de Maestros 
(Año 1940)
Foto/Blog Gaspar, El Lugareño,
cortesía de Ramón Hernández de la Torre
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Ramón de la Torre Recio, en su etapa de profesor 
en la Escuela de Idiomas de Camagüey
(Año 1973)
Foto/Blog Gaspar, El Lugareño,
cortesía de Ramón Hernández de la Torre
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"Curso de Gramática de la Lengua Española". Tercera Edición 1955. Por el Dr. Ramón de la Torre Recio.

Incorporado en los programas de:

- Escuelas Primarias Superiores.
- Ingreso a los Cursos Profesionales y Pre Comercial de la Escuela de Comercio
- Ingreso a la Escuela Normal para Maestros.
- Ingreso al Instituto de Segunda Enseñanza.


(Imagen cortesía de Ramón Hernández de la Torre )



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