"Santísima composición con bote #2"
Sergio Lastres. Año 2014
Acrílico, óleo, silver leaf, gold leaf
y Crystals Swarovski sobre lienzo.
29"×30"
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Vos, entre mil escogida,
De luceros coronada,
de escollos preservada
En los mares de la vida:
Vos, radiante de hermosura,
¡Vírgen pura!
De toda virtud modelo;
Flor trasplantada del suelo
Para brillar en la altura:
Vos, la sola sin mancilla
De Adan en la prole insana,
Y á cuya voz soberana
Dobla el ángel la rodilla:
Vencedora del delito,
Que al precito
Querub quebrasteis la frente,
Y cuyo nombre potente
Es en los cielos bendito:
Vos, que ocupais régio asiento
En la patria eterna y santa,
Y teneis de vuestra planta
Por alfombra el firmamento...
Volved Señora, los ojos
Sin enojos
A esta mujer solitaria,
Que os dirige su plegaria
De su destierro entre abrojos.
En tempestuoso oceáno
Mi bajel navega incierto,
Sin que un fanal en el puerto
Le encienda piadosa mano:
Entre escollos gira roto,
Sin piloto
Y sin brújula ni vela...
Que á merced- deshecho - vuela -
Del vendabal ó del noto.
Vos, en la noche sombría
Pura luz, celeste faro,
De los débiles amparo,
De los tristes alegría...
Mirad mi senda enlutada,
¡Madre amada!
Mi juventud sin amores
Débil planta á los rigores
De ardiente sol marchitada.
Campo estéril, seco arroyo,
Donde no juegan las brisas
Mi infancia no tuvo risas,
Ni mi vejez tendrá apoyo.
Noche triste cual ninguna,
Y sin luna
Fué la noche tormentosa
Que vine al mundo llorosa...
¡La orfandad meció mi cuna!
¡En torno miro!... No existe
Ni patria ni hogar querido...
¡Soy el pájaro sin nido!
¡Soy sin olmo hiedra triste!
Cada sosten de mi vida,
Desvalida,
Fué por el rayo tronchado,
Y débil caña he quedado,
De aquilones combatida.
Extranjera en este mundo,
No comprendo su alegría,
Ni él penetra, Madre mia,
En este abismo profundo...
Este abismo de dolores,
Que con flores
Disfraza tal vez la suerte;
¡Volcan que encierra la muerte,
Coronado de verdores!
Seres hay en este suelo
Que enigmas son de amargura;
Ni el cielo les da ventura,
Ni el mundo les da consuelo.
¿Para qué fueron lanzados
¡Desgraciados!
A la existencia estos seres,
Entre risas y placeres
A padecer condenados?
Mas los misterios venero
Que comprender no consigo,
Y á vos ¡oh Vírgen! os digo:
<Yo sufro, ruego y espero.>
Se dice que el Señor vierte
En el fuerte
Y en el soberbio su ira,
Mas con blandos ojos mira
Del desvalido la suerte.
¡Ay! no soy robusta encina,
Firme del cierzo a la saña,
Sino humilde y frágil caña,
Que al menor soplo se inclina.
Bajo el brazo omnipotente
Postrarse humilde, Señora;
Decidle, pues, que ya es hora
De que se extienda clemente.
Del árbol de mi esperanza
Secas las flores cayeron,
Y cual humo leve huyeron
Mis sueños de bienandanza:
Así, no pido alegría, ¡Vírgen pía!
Ni horas de dicha serenas;
Sino paciencia en las penas
Y paz en la tumba fria
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Se respetó el texto como fue publicado en
Obras literarias de la Señora Doña Gertrudis Gómez de Avellaneda. Colección completa. Tomo Primero. Madrid, 1869.
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