Cuando he leído amigo mio, con la atención que todas las cosas cubanas me inspiran, un librito escrito por mi inteligente y antiguo Ayudante Enrique Collazo, titulado Desde Yara hasta el Zanjón, y al propio tiempo, Hojas literarias, del Coronel Manuel Sanguily, de notoria ilustración, y nuestro compañero glorioso de Palo Seco y otros lugares; en cuyas «Hojas» formula éste á aquel un proceso de impugnación á su libro, no he podido resistir á la tentación de escribir algunas líneas, como impulsado por un atendible deber, para aclarar, con mayor autoridad que ellos, por más de un motivo, algunos puntos obscuros y conceptos erróneos que aparecen en sus narraciones.
Por eso y por las torcidas interpretaciones en que han incurrido á fuer de narradores precipitados y violentos, es, sin duda, por lo que ni usted ni yo aparecemos exactamente lo que fuimos desde el comienzo hasta el fin de aquella lucha grandiosa que heroica sostuvo Cuba por su independencia.
...
Pero, así y todo, cabe hacer un distingo, que podemos llamar histórico, y el cual consiste en que en aquel duelo á muerte aparecieron presentes en el campo y desde la víspera, muchos hombres; otros llegaron el día y los demás, que no eran los menos, llegaron después.
El Coronel Manuel Sanguily y el Comandante Enrique Collazo, corresponden al último grupo. Con más, el primero se retiró antes de hacer alto el fuego y no tuvo la dicha de disparar el último tiro ni pudo sufrir el dolor de ver plegarse nuestra bandera en aquellos campos donde él mismo la vio triunfante y gloriosa, envuelta en el humo de los combates; el segundo se dió de baja un tiempo, abandonando el teatro de los hechos, aunque más tarde volvió más guapo y más resuelto. Y en verdad, aquella vuelta voluntaria á las filas de aquel ejército hambriento y desnudo, es á mi juicio, la nota de concepto más brillante y honrosa que pueda tener Collazo en su hoja de servicios, pues no era una sencillez cruzar el charco, verse fuera de la manigua y volver á ella. Si por algo siento cariño por él no fué porque peleó, sino porque volvió. Sentada, pues, mi anterior regla categórica, resulta que usted y yo pertenecemos al grupo de los de la víspera, y Sanguily y Collazo al grupo de los últimos, y por consecuencia lógica y natural debemos estar más enterados de lo que allí sucedió. Continúo."
No comments:
Post a Comment