Wednesday, December 21, 2022

"Agramonte. Romancero Biográfico para niños." Un texto a ser rescatado del camagüeyano Luis Martínez. (por Carlos A. Peón Casas)



Al lector, como ya de entrada a este escribidor, le agradará tener referencias inéditas o no, sobre este magnífico cuaderno de versos, que viera la luz en el Camagüey de 1942, de manos de un preclaro y bien reconocido intelectual del terruño de entonces: el Dr. Luis Martínez, abogado y maestro.

El libro, editado e impreso localmente, en la Imprenta Ramentol, con los auspicios del Ayuntamiento de Camagüey, tenía el muy loable propósito de ser destinado para:

otorgar[lo] al alumno de cada aula del Término Municipal que mejores notas hubiera obtenido en el presente curso escolar como testimonio de reconocimiento a su esfuerzo y como estímulo a su aplicación, una mención pública… como premio a su méritos…
La presentación del libro, a modo de Proemio, eran las propias palabras del autor que entresacamos ahora por su relevante y actualizado mensaje que parece hablarnos a los mayores, pero igual a a la nueva generación de este hic et nuc, ocho décadas después:

Por primera vez, querido niño, el Ayuntamiento de Camagüey baja hasta la niñez en un gesto tan noble. He dicho que baja porque tú eres de pequeña estatura. Solamente por eso. Por lo demás, no. Porque cuando un hombre o una institución se enfrenta con las personas buenas, no baja sino asciende…Como verás, para premiarte, han escogido mi romancero biográfico…Ellos y yo queremos que te asomes a la biografía del Bayardo camagüeyano a través del Romancero como si fuese una ventana… Hemos dicho que Agramonte fue bueno… ¿Por qué? Por qué hizo el bien. El hombre bueno es el que hace el bien. El que en la soledad y el bullicio se proyecta a favor de los otros -aunque tenga que ponerse en contra suya o de sus intereses- cuando su sentido de la justicia se lo exige. No es bueno -fíjate bien- el que no hace MAL. El que no hace el mal es inofensivo, inocuo. Para ser bueno hay que realizar el bien activamente. De un modo dinámico. El bien ha de traducirse en acción. Las gentes que saben que el mal anda corriendo por el mundo y no salen a atajarlo, no son buenas. Son indiferentes… Fíjate como Agramonte tuvo que salir a la manigua a pelear por la libertad porque era bueno, Si hubiera sido indiferente se hubiera quedado en la seguridad de su casa disfrutando de los suyos. Mientras los malos sembraban y cultivaban la cizaña del odio y de la intriga en la tierra cubana.
El cuaderno reúne los distintos poemas que el autor desgranara en el mejor e inconfundible estilo del romance. Son cantos de épicas connotaciones que van alumbrando la vida y obra fecunda del héroe epónimo, no por breve menos intensa y comprometida.

Dejamos al lector algunos botones de muestra, que marcan esa pauta biográfica, donde los breves textos van marcando de su andadura por la entonces ciudad puerto principeña, y donde se van sucediendo los minutos de la vida del Agramonte inolvidable que el poeta quiere cantar en sus inspiradas rimas.

Romance del Nacimiento.

La noche canta y recanta,
canta de felicidad;
la luna dice palabras
que nadie osa descifrar.
Un lucero trotamundos
lleno de felicidad
se mete por la ventana
para verle despertar

Es que ha nacido Agramonte
en tierra de Camagüey
y Dios y sus mensajeros
cantan de gozo también.
En la casona vetusta
repican voces de amor:
¡qué veintitrés de diciembre
repleto de evocación!

El niño es un novilunio
e irradia extraño fulgor
lleva en la frente una estrella
y un grito en el corazón (…)


Romance del Noviazgo.

La luna vino a decirme
que Ignacio soñando está
con Amalita Simoni,
lucero de la ciudad...
Dicen los balcones, quedos,
que el joven mira al pasar
y que los ojos le brillan
como si fuera a llorar.
La bella está que no duerme,
tejiendo un sueño de azahar
y las palmas de su patio
la vigilan sin cesar.

Ha vuelto la luna, tímida,
a decirme con afán
que ya los enamorados
correspondidos están.
Dicen los balcones, quedos,
que han visto a los dos hablar
y que al despedirse, ella,
ha roto siempre a llorar.
El amor está que trina,
canta y ríe sin cesar
porque sus dos elegidos
pronto se van a casar!


Romance del Hijo Nacido en la Manigua

¡Duérmete niñito,
de rosa y
de azahar
que los españoles
huyendo, se van..!
¡Duérmete mi hijito,
duerme sin temor
que tu padre lucha
por tí y por su honor!
¡Duérmete, capullo,
de mi corazón,
duérmete, niñito,
duérmete, mi amor..!

Las montañas de Cubitas
alertas, vivas están,
oyendo un canto de cuna
hecho de miel y de sal.
Es la esposa de Agramonte
que arrulla con dulce voz
a un blanco y bello lucero
que les ha mandado Dios.
El padre puso la chispa,
la madre puso la flor
y entre los dos han forjado
un capullo seductor.

El hijo de los dos nace
al sol de la libertad,
roto el yugo del oprobio,
al calor de la verdad.
Por eso Ignacio, gozoso,
piensa y repiensa, feliz,
en su vástago y su sueño
y en su patria, redimir.
Y Amalia con voz dulcísima
repite con emoción
al niño de sus entrañas
esta sencilla canción:

¡Duérmete, niñito,
de rosa y de azahar
que los españoles
huyendo, se van.
Tu padre en el campo,
tu padre en la mar,
combatirá siempre
con valor igual.
Duérmete, capullo,
de mi corazón,
duérmete, mi niño,
duérmete mi amor!


Romance del rescate de Sanguily

Ignacio anda pensativo
por la sabana sin fin,
piensa y repiensa en los suyos
y no puede ni dormir.
Piensa en Amalia Simoni,
piensa en su niño, crisol
donde ha fundido su sueño,
su bello sueño de amor.
Las pupilas se le escapan
a los cielos sin querer;
quiere que las nubes lleven
un mensaje a su mujer.

De súbito lo interrumpe
un soldado muy viril:
— Mi General, los iberos
han cogido a Sanguily!
Siente Agramonte en su adentro
una explosión de furor:
— ¡Corramos todos, corramos,
hay que salvar nuestro honor!
Habla a la tropa mambisa
con inusitado ardor
y los soldados le escuchan
presos de honda admiración.

Los ojos son ya dos ascuas,
la voz es loco turbión
y el corazón es campana
que repica... ¡ton! y ¡ton!
— Vengan conmigo sin miedo
los dispuestos a morir
por rescatar de las tropas
al valiente Sanguily!
Un puñado de centauros
se le une sin dilación
y Agramonte cruza, raudo,
la campiña y el alcor.

Toca a degüello el corneta;
se enfrentan al español:
acero contra el acero,
bravura contra valor.
Son treinta y cinco cubanos
contra un fuerte pelotón
de ciento veinte españoles
que contienden con tesón.
Mas, los bizarros mambises,
triunfan, ganando el blasón
de rescatar a su jefe
que grita pleno de unción:
¡Viva Cuba Libre! ¡Viva!
¡Viva el mambí y
el valor!
¡Vivan los hombres de Cuba
que sueñan su redención!


Romance del Regreso a Puerto Príncipe.
 
Puerto Príncipe está triste,
triste y mudo de pesar:
sabe que Ignacio Agramonte
ya no podrá luchar más.
Las ventanas de las casas
solas y foscas están;
sus dueñas ya no se asoman,
no saben más que rezar.
Vieron pasar el cadáver
del gran Mayor General
Ignacio Agramonte, héroe
muerto en combate fatal.

Iba cruzado en la grupa
de un sudoroso corcel,
dejando un hilo de sangre
cual si fuera un rosicler.
Las mujeres se escondieron,
locas, al verlo pasar
y los viejos y los niños
empezaron a llorar.
En el Hospital vetusto
llamado San Juan de Dios,
tendieron al héroe epónimo
de la guerra y del honor.

Dicen que la turba husmeaba
como si fuera un chacal
y que chanzas y jaranas
eran como hiel y sal.
Los jefes peninsulares
mandaron a incinerar
su cadáver, evitando
lo fueran a profanar
los voluntarios, sañudos,
que en su torno andaban ya
—aves de muerte y rapiña—
gozando a más no gozar.

En la tarde —bajo el ala
del dolor y del pesar—
las bienamadas cenizas
las echaron a volar.
Dicen que en polvo de luna
trocáronse al ascender...
y que Dios, lleno de gozo,
todas las tomó para El.
Y aquella noche angustiosa
—cuenta un anciano de ayer—
bajó una estrella gitana
y signó el lugar aquel.
Escribió con tinta arcana
y con palabra de luz:
“Aquí reposa el caído
con gloria en Jimaguayú”.



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1. Hemos consultado para este trabajo la versión digital del texto original. Referimos para el acucioso lector la referencia impresa, anterior al libro, de algunos de estos poemas en un Programa Souvenir para el Centenario de Agramonte el 23 de Diciembre de 1941.

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