La agrupación Troop of Actors presentó, con éxito absoluto, su propuesta teatral, “Welcome Abuela”, los días 2, 3 y 4 del pasado mes de Septiembre, en el escenario de Artefactus Teatro, espacio que mantiene una actividad artística constante en nuestra ciudad de Miami, aunque para ser más certeros tendríamos que agregar que previo a dichas funciones comerciales, fueron realizadas otro par de ellas, las cuales estuvieron dirigidas de manera directa a personas de la tercera edad que frecuentan algunos de los centros de salud de la comunidad.
Troop of Actor es una organización que tiene como objetivo generar proyectos artísticos y docentes, la cual ha sido creada por la pareja en la vida y en el arte de los cubanos Nitsy Grau y Leopoldo Morales, dramaturga y actriz ella, director él, maestros ambos. Estos dos creadores poseen una sólida carrera que ha venido asentándose primero desde su país natal, pasando por tierras colombianas, para llegar en la actualidad a esta ciudad, que abarca ya alrededor de treinta años, habiendo incursionado no sólo en el ámbito teatral sino adentrándose igualmente en la televisión y el cine.
Esta nueva propuesta ofrecida por dichos teatristas, tiene como base, según ellos mismos han expresado, hechos acaecidos en la realidad, los cuales arrastran el ya demasiado extenso y doloroso proceso migratorio que viene sufriendo el pueblo cubano en la búsqueda de su libertad. Junto a este de por sí lamentable tema, el texto, de la autoría de la Grau, se suma el de la barrera generacional que se establece entre aquellas personas de la tercera edad, que dejan detrás de sí toda su vida pasada para comenzar tardíamente otra nueva en otro país y las nuevas generaciones familiares nacidas de esta parte del Estrecho de la Florida.
La concepción de la puesta se mueve en la cuerda del melodrama, con el personaje de la abuela construido sobre la base de un arquetipo algo maniqueo al momento de concebir a una persona de la llamada tercera edad. El trabajo de la actriz deambula demasiado en la cuerda de la caricatura, su manera de caminar, de hablar y de gesticular reafirma dicho concepto. Muchas veces nos preguntamos si para encarnar determinados tipos de personajes sobre la escena hay que envolverlos en arquetipos que sobredimensionan sus características naturales, convirtiéndolos en prototipos caricaturescos.
Nitsy Grau es una actriz que no necesita de tales excesos para poder entregarnos cualquier tipo de característica de un personaje, ella posee las armas necesarias para pasar de la comedia al drama de manera real, sin ornamentos innecesarios, sin manierismos superfluos que ensucien su desempeño actoral. Su trabajo no obstante, maneja bien esas bruscas transiciones en que navega su personaje entre un género y otro, en ocasiones cambios bastantes inesperados y fuertes, pero que ella sabe matizar.
La presencia de la joven actriz Ariadna González, va a ser la de un personaje de soporte en el espectáculo, el cual apenas tiene texto y con una cadena de acciones mínima y monótona. Ella será la contraparte que hará visible la incomunicación generacional a la que se refiere el mensaje del texto.
Si bien no resulta nada extraño este tipo de personajes sobre los escenarios, en esta ocasión su aparición no nos resulta del todo acertada, debido a que por momentos da la impresión de que no se sabía qué hacer con su presencia en el escenario, tal y como cuando la propia joven se esconde detrás de una balsa playera, de las cuales por cierto se encontraban dos en escena sin que estuvieran al servicio de acciones necesarias y concretas, hecho sin justificación plena, que solo provocara leves risas en el espectador.
Este trabajo bien podría haber sido ser concebido como un unipersonal donde la actriz protagonista enfrentara al reto de darle vida a su propio personaje y hacer ver la existencia del otro con el que interactúa a través de toda la obra sin necesidad de su presencia física, lo que habría obligado a la Grau a llevar al máximo sus opciones dramáticas.
Un aspecto interesante, resuelto a través de la escenografía es el de la presencia imaginaria sobre el escenario del Río Bravo, temible franja de agua que se ven obligados a cruzar todos aquellos que deciden afrontar el riesgo de cruzar la frontera Sur de este país. Mediante una gran cantidad de paraguas abiertos, colgados boca arriba, se hace presente la temida imagen que delimita no sólo el camino al inmigrante, sino también al público del espacio de representación.
Estos paraguas servirán también de algún modo para ir depositando objetos que a manera de recuerdos deben ser dejados en el fatigoso caminar en busca de la tan ansiada tierra prometida.
Hay objetos utilizados por ambas actrices con mayor o menor acierto, algunos para reforzar lo narrado, otros con escaso carácter funcional.
En cuanto al texto, este posee una expresividad, que bordea y juega con elementos que se mueven entre la comedia y el drama, pero sin afianzarse en ninguno de los dos, creando un ambiente melodramático contenido, lo cual es un acierto de la escritura, teniendo en su final, de total carácter sorpresivo e inesperado, el mejor y más logrado momento dramático de la obra. Desde nuestra apreciación el texto superó al montaje de la obra.
Un aspecto a tenerse en cuenta de manera acertada al enfrentarnos a esta propuesta artística, es que a pesar de que con dicha historia podemos reaccionar al dolor y sufrimiento del exilio cubano, también podemos ver reflejado el de todos aquellos pueblos que se ven forzados a tomar el camino del exilio, por lo que el mensaje particular que provee este texto se convierte en llanto general.
Ojalá que este trabajo pueda volver a tener vida sobre las tablas y ser disfrutado por otros públicos. Su mensaje lo merece.
Lic. Wilfredo A. Ramos
Miami, Septiembre 16, 2022
Fotos/Arturo Arocha.
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