Tuesday, March 21, 2023

Leyendas Negras... donde lo místico se convierte en arte. (por Wilfredo A. Ramos)



Nuevamente a la escena de Artefactus Teatro sube un espectáculo basado en textos no dramáticos, continuando con esa línea de trabajo comenzada con textos de Virgilio Piñera, Margaret Atwood, entre otros autores, bajo el nombre de Stories on Stage.

Para esta ocasión, la selección ha recaído en la escritora Lydia Cabrera (1899-1991), etnóloga, investigadora, narradora y poeta cubana.


Aunque más conocida por sus profundos trabajos sobre el mundo de las religiones afrocubanas, sobre las cuales escribió diversos textos como Refranes de negros viejos, Anagó, vocabulario lucumí, La sociedad secreta Abakuá, narrada por viejos adeptos, Yemayá y Ochún, El Monte -su más conocida obra- entre otros, también es autora de libros de narraciones donde mezcla su profundo conocimiento del folclore con una excelente recreación poética, convirtiendo a dichos textos en una magnífica lectura. Entre estos últimos encontramos su primer libro, Contes negros de Cuba (Cuentos negros de Cuba), publicado en París en 1836 y más tarde en Cuba en 1940, así como Por qué… cuentos negros, publicado en la Habana en 1954 y traducido también al francés. Otro de sus importantes trabajos fue la traducción realizada por ella de la obra del político y escritor francés, nacido en Martinica, Aime Cesaire, Cahier d’un retour au pays natal (Regreso al país natal), realizada en 1942.


Tomando como sustento la amplia obra de esta escritora, Eddy Díaz Souza se lanza a exponer algunos de sus imaginativos cuentos sobre el escenario, no a la manera de una dramatización tradicional de los mismos, sino extrayendo de ellos sus historias, ofreciéndonos sus conflictos mediante una ilustración que recrea lo contado en dichas narraciones. La sabiduría ancestral por medio de sus consejos, sus advertencias, creencias y posiciones filosóficas sobre la vida, inundarán la escena en un ajustado trabajo donde las referencias literarias se convertirán en acciones, música y bailes.


Souza es un experto en la creación de hermosas imágenes dentro de sus obras, lo que le ofrece la oportunidad de reinventarse constantemente mediante el color, la organicidad de los movimientos, la coordinación de las acciones, la utilización de las voces y la visión plástica del conjunto. En ocasiones he pensado -esto es una opinión muy personal- que frente a su trabajo estamos en presencia de un artista de la plástica que hace teatro, debido al cuidado que el artista pone en cada uno de los detalles que envuelven la ilustración del mecanismo actoral. Todos los elementos en las puestas de este director de escena están pensados no solo para apoyar la acción dramática, sino además para ampliarla, para embellecerla, para ahondar en el significante del hecho teatral.

La puesta es resuelta de modo sencillo, con solo pocos elementos que van a permitir realzar los movimientos sobre la escena. La ambientación nos trasladará hacia un espacio de convivencia de legendarias civilizaciones ancestrales africanas, lo que aunado al extraordinario trabajo con el vestuario, confeccionado por Julio Rodríguez, realizado éste con telas originales de aquel continente, al igual que collares y otros accesorios utilizados, convierten este espectáculo en una muestra total de autenticidad.


Con respecto a lo anterior hay que dejar constancia que la producción de este proyecto se ha basado en la adquisición de mercancía comprada directamente a pequeñas y medianas empresas de ese continente lejano en distancia, pero tan cerca en su cultura.


Un elemento que llama poderosamente la atención en la escena es el magnífico trabajo realizado por medio del maquillaje, con que la gran artista en ese rublo y maestra de generaciones de actores de todas las latitudes, Adela Prado, ha contribuido a la caracterización de cada actor, por medio de un trabajo donde la fantasía engrandece las raíces vitales de una cultura.

Otro aspecto de suma importancia en la consumación del espectáculo va a ser sin duda alguna la banda sonora, la cual está formada por una variada muestra de piezas musicales, donde coexisten igualmente cantos a deidades del panteón yoruba, en voz de la conocida cantante cubana de dicho género, Merceditas Valdés, música original de tierras africanas interpretadas por la artista inglesa de origen, pero con antecedentes directos en Gambia, nación de aquel continente, Sona Jobarteh, así como también piezas de los destacados autores cubanos de los siglos XVIII y XIX, Esteban Salas e Ignacio Cervantes. El ambiente creado por esta excelente atmósfera sonora será determinante en el logro de la dramaturgia escénica, convirtiendo dicho espectáculo en un buen ejemplo de comunión entre teatro y música, donde cada uno de dichos géneros se convierten en soportes mutuos.

Sobre las tablas, un numeroso elenco, algo no muy común en estos tiempos en la escena de nuestra ciudad, irán dándole vida a personajes que saliendo de dichas narraciones van tomando autoridad física, convirtiendo las páginas de papel en movimiento. La presencia de Simone Balmaseda, Oda Cardona, Tamara Melián, Guillermo Lavandera Cabré, José Luis Pérez, Alexandra Fernández, Anthony Lo Russo y la participación especial de Cira Ohallorans, creará un universo de seres mitad reales, mitad mitológicos, que revivirán una cultura milenaria que ha sabido arraigarse en nuestra cotidianidad, logrado todo con profesionalismo y total entrega.

Al valorar el desempeño del trabajo disfrutado sobre el escenario, podemos observar un nivel compacto en cuanto a su calidad interpretativa. El desenvolvimiento de cada uno de los actores alcanza distintos clímax de lucimiento, permitiéndo a los mismos demostrar sus capacidades. Todos se entregan con pasión y disfrute a sus roles, pero sería injusto no hacer un aparte ante la presencia majestuosa de la Balmaseda, actriz que con segura y bien timbrada voz, seguridad en sus desplazamientos a través del espacio escénico, eficaz manejo en el uso de objetos, impone un alto nivel de entrega artística. Imposible no caer rendidos de añoranza ante su lograda sutil imagen de Celeste Mendoza, “La Reina del Guanguancó” -famosa cantante cubana ya desaparecida- la cual es evocada en un ‘sin querer’ durante uno de sus afortunados momentos interpretativos. Ese solo instante merece por sí un aplauso.

Otro actor que no puede ser pasado por alto es Lavandera Cabré, quien con su sola presencia marca cada rol que asume, pero que en la ejecución de un personaje tan peculiar, como el de un hombre-lombriz, demuestra la potente ductilidad del trabajo con su cuerpo, la acertada concepción de sus gestos faciales, poniendo en claro su sólida formación actoral.

Los momentos danzarios en escena se encuentran perfectamente adecuados a las posibilidades de los actores, sobresaliendo indudablemente las excelentes ejecuciones de Alexandra Fernández, bailarina ella, quien profesionalmente ejecuta los variados ritmos de esa rica cultura africana.


Igualmente, resulta obvio el buen coordinado trabajo llevado a cabo con las voces de todos los intérpretes al momento de ejecutar los diferentes cantos que atraviesan el espectáculo, lo que habla de la excelente labor realizada por Oda Cardona, artista musical -pianista concertista- incorporada al proyecto no solo en calidad de arreglista y conductora de voces, sino además como una lograda actriz, significando su debut en dicho rubro, el cual asume con certera entrega.

Por las tablas de Artefactus Teatro, van a desfilar en este espectáculo escenas extraídas de libros tales como: Cuentos negros de Cuba, Por qué... cuentos negros, Cuentos para adultos niños y retrasados mentales”, así como Supersticiones y buenos consejos, de los cuales se irá a buscar las historias contadas en las siguientes narraciones: “Los mudos”, Bregantino Bregantín”, “Walo-Wila”, “Dos Reinas”, “Arere Marekén”, “El mosquito zumba en la oreja”, “Bailaron”, “El insomnio de un marinero”, “Doña Florinda”, “El embarazo de María Josefa” y “El milagro de la siempreviva”, textos que derraman sabiduría legendaria.

El que Souza al frente de su equipo de actores se haya entregado con tanta pasión a enfrentar este proyecto se encuentra justificado por la importancia y el significado que posee Lydia Cabrera no solamente para la cultura y literatura cubana, sino universal, lo que es respaldado por el que una significante pléyade de importantes intelectuales se hayan entregado a su estudio o ha comentar su obra, tales como María Zambrano, Gastón Baquero, José Lezama Lima, Fernando Ortiz, Roger Bastide, Eugenio Florit, Reinaldo Arenas, Guillermo Cabrera Infante, Lino Nova Calvo, Jean Cassou, Lorenzo García Vega y Alejo Carpentier, entre otros más.


Esta nueva entrega de Stories on Stage demuestra la viabilidad del mismo como centro de comunicación entre el teatro y la literatura en general, partiendo del presupuesto que el primero reproduce la vida que sin duda alguna está presente en cualquier renglón literario.

Un aparte final, para hacer un reconocimiento especial a una parte importante de todo proceso teatral, que no recibe premios, a la cual no se le hacen reconocimientos, ni siquiera se le menciona en muchas oportunidades en programas de mano o publicidades, nos referimos a la Producción Teatral, y es en su nombre que es necesario dar un fuerte aplauso a Carlos Arteaga, por ésta y todas las producciones que con tan eficacia realiza para Artefactus Teatro y con este, nuestro reconocimiento, hacerlo llegar de igual manera a todos los que asumen tan necesaria e imprescindible labor.



Lic. Wilfredo A. Ramos
Miami, Marzo 21, 2023


Fotos/Arturo Atocha

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