Thursday, April 20, 2023

Cuando el cuerpo del actor lo es todo en el escenario. (por Wilfredo A. Ramos)



“El teatro es un viaje de ida y vuelta”
WR




Como parte de la cuarta edición del Solo Theater Fest que organiza Artefactus Teatro, agrupación que precisamente anda celebrando sus quince años de vida con este proyecto cultural en nuestra ciudad, se presentó los días 14, 15 y 16 del presente mes de Abril, el espectáculo “Amore”, trabajo procedente de la ecuatoriana ciudad de Cuenca, el cual contó con la dirección de Martín Peña Vázquez y la actuación de Yanet Gómez, esta última, actriz cubana asentada en dicho país

Ambos artistas son los fundadores de la agrupación Teatro del Cielo, creada en el año 2004, en la ciudad de Guayaquil, la que ha tenido como premisa el desarrollo de una disciplina teatral personalizada en el trabajo con el cuerpo del actor. Su fundamento se basa en la técnica denominada ‘mimo corporal dramático’, creada por el francés Etienne Decroux, la cual toma al cuerpo del actor como elemento principal para la creación, con el objetivo de, según este, “hacer visible lo invisible”, mostrando de esta manera el pensamiento, las ideas, a través del movimiento y no necesariamente de las palabras.

Decroux, se formó en la escuela de Jacques Copeau, en Francia, siendo actor de cine y teatro, teniendo la oportunidad de trabajar bajo las órdenes de Antonin Artaud, Charles Dullin y Louis Jouvet, entre otros destacados directores. Dedicó una gran parte de su vida a crear un método de trabajo donde el cuerpo del actor fuese el instrumento principal de este, impartiendo clases en prestigiosas instituciones como L’Atelier en París, Teatro Piccolo en Milán y el Actors’Studio de New York. Desde 1962 abrió su propia escuela en París por donde han pasado importantes figuras como el internacionalmente famoso mimo Marcel Marceau. El nombre de Decroux se relaciona con el de grandes maestros del mundo del teatro como Meyerhold, Stanislavky, Grotowski o Lecoq.



A este tipo de trabajo escénico se le ha considerado un arte más del movimiento que del silencio, partiendo de la premisa que para cualquier tipo de actor su estancia sobre la escena se medirá principalmente por la presencia de su cuerpo en la misma, ya que es este su medio de expresión primario, es lo primero que ve el espectador antes de escuchar su voz, por tanto el mismo será considerado como el esqueleto que sostiene la piel del actor.

Bajo estas consideraciones, dicha técnica se abraza a la incorporación de la mímica como base primigenia en el desempeño actoral, ofreciéndole al actor tomar el total control sobre su presencia en escena, gracias a un estudio detallado e interiorizado de su cuerpo, sus movimientos y la relación de ellos con su pensamiento. Este aprendizaje se obtiene con el meticuloso trabajo de un entrenamiento riguroso que encuentra en su constancia el resultado deseado. Pocos actores, muy pocos en realidad, toman conciencia de la importancia del trabajo con su cuerpo, limitándose la mayor parte de ellos solamente al trabajo de la parte vocal o de interiorización, que si bien es también de gran y necesaria importancia, no llegan a ser las únicas formas de lograr un certero quehacer sobre las tablas.

Tomando estas directrices, la agrupación teatral ecuatoriana que nos visitó, va a presentar un espectáculo que bien pudiera considerarse un performance teatral, el cual nos podría remitir a posibles vivencias experimentadas por la propia actriz, partiendo de la manera en que dicho trabajo fue creado, según sus propias palabras una vez finalizado el mismo, en conversación con el público. Sin un texto de base, como generalmente hacen estos artistas al momento de la concepción de sus proyectos, las imágenes corporales van a ir sustituyendo las palabras, aunque no se le niegue del todo el espacio de existencia a las mismas. El texto irá brotando en la medida que se requiera.

La actriz en la soledad escénica de una cámara negra (llamado así el espacio de representación en el cual no existe escenografía alguna), va a circunscribir su espacio de movimiento dentro de un circulo conformado por pequeñas piezas de papel recortado de color rojo a modo de pétalos de flores.


Gómez, es una actriz graduada de la cubana Escuela Nacional de Arte (ENA), que ha cursado estudios además en al International School of Corporeal Mime en Londres y en el Theatre de l’Ange Fou (creado este último en París, trasladándose posteriormente a Londres y a los Estados Unidos en la actualidad), habiendo llevado su trabajo a escenarios de Centro y Sur América, Europa, el Caribe y Oriente Medio.

Como ya apuntamos con antelación, el quehacer que va a llevar a cabo dicha actriz en escena puede quedar perfectamente considerado como un performance escénico, en primer lugar porque dramaturgicamente no nos contará una historia, no habrá una acción que tenga su origen, se desarrolle y concluya ante nuestra vista, y en segundo lugar porque estaremos en presencia de una concatenación de ideas que van a ser expresadas libremente, no tanto verbalmente como corporalmente de manera reflexivas y de aparente inconectividad. El tema a tratar será el amor y su disquisición psicológica frente a la necesidad de vivirlo.


La actriz va desarrollando frente a la vista del espectador una serie de cadena de movimientos con una limpieza extraordinaria, su cuerpo se va a mover como guiado por un preciso mecanismo de relojería. La energía interna que impulsa cada acción se viraliza mediante todo su cuerpo. Logra individualizar el hacer del cuerpo y el del rostro, con lo que uno va a expresar algo, que el otro niega.

Su dinámica nos hace pensar en una posible bailarina que se ha entregado a la actuación. Nada de eso. Es un cuerpo entrenado, bien entrenado, nada más. Sin duda alguna la actriz piensa a través de su cuerpo, y las palabras o su canto -si, porque también canta, tal y como una actriz suele hacerlo- vienen a complementar lo que con su aparente frágil cuerpo ha dicho. Su delicada figura, en escena se ve aumentada gracias a ese poder energético que emana de su labor corporal. Aquí se habla adicionalmente gracias a la expresividad de una mano, de un ojo, de un dedo, de un brazo...de un silencio. Los sentimientos en escena estarán expresados desde diferentes ángulos tanto verbales como corporales, y tanto uno como los otros van a llegar al espectador de manera intensa.

Este es un espectáculo con una muy variada y profunda semiótica teatral.

La visita a nuestra ciudad, de este colectivo artístico, ha resultado una agradable sorpresa, al mismo tiempo que un extraordinario regalo. Disfrutar de tan serio y comprometido trabajo con el cuerpo del actor, es una muestra del tan necesario camino que depara a aquel en su andar en busca del tan difícil dominio escénico.

Nuestros agradecimientos a los organizadores del Solo Theater Fest por la posibilidad de confrontar la labor de otros artistas de extramuros, en un evento que cada año es esperado con entusiasmo en esta ciudad que no se conforma solamente con playas y sol.





Texto y fotos/Lic. Wilfredo A. Ramos
Miami. Abril 19, 2023

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