Los pasados días 1 y 2 de Abril desde el escenario del Koubek Center, el público de la ciudad de Miami tuvo la oportunidad de disfrutar de una representación teatral con características muy particulares, nos referimos a la puesta en escena de “Mi Cristo roto”, un texto dramático producto de la adaptación realizada sobre el texto original del sacerdote jesuita Ramón Cué Romano, nacido en la ciudad de Puebla de Zaragoza, México, en 1914 y fallecido en Salamanca, España, en el 2001.
Dicho texto, considerado un libro de poemas, fue escrito en 1963, resultando en un material de fervorosa espiritualidad y aprendizaje ante las conductas humanas, así como de primordial interés religioso, por exponer la importancia para el mundo cristiano de los valores que puede albergar la fe en Cristo, como figura guía del alma humana. Posteriormente el autor escribiría otro libro con el nombre de “Mi Cristo roto de casa en casa”, dándole continuación de esa manera a sus reflexiones humanas y religiosas.
Debido a las enseñanzas que este texto trata de ofrecer, puede ser considerado en sí mismo, a pesar de su extensión, una parábola, tanto por su provocadora intención pedagógica, como por el aferrarse a la importancia de la palabra misma de manera educadora. Recordemos que el vocablo ‘parábola’ es un préstamo proveniente del término latino ‘parabola’ o ‘palabra’, que a su vez proviene del griego ‘parabolé’ e igualmente significa ‘palabra’. En específico es denominada una parábola toda narración breve, cargada de simbolismo, de la cual puede ser extraída una enseñanza moral, por lo general proveniente de algún elemento bíblico, por lo que sin dudarlo estamos en posición de reafirmar tal condición para dicha obra.
Este texto reflexivo, desde su aparición acaparó la atención de todos aquellos fieles del cristianismo. Muestra de lo anterior es que en el 2001, a sus 33 años de edad, el actor mexicano Alberto Mayagoitía, después de haber sufrido una grave situación de salud, habiendo llegado a sus manos el libro de Cué, decide trabajar con el mismo convirtiéndolo en un espectáculo, declamado en un inicio, para más tarde transformarlo en una obra de teatro unipersonal de igual nombre, la cual por lo difícil del tema tratado, va a ir encontrando primero lugar de representación en diversas iglesias, llegando hasta la misma Catedral Metropolitana de Ciudad de México, aunque más tarde alcanza tanto los teatros como la televisión.
Es oportuno decir que en su interés por promover y presentar a través de su trabajo el mensaje del texto, el actor ha continuado representando el mismo no solamente en su idioma natal, el español, sino que además hace sus presentaciones en inglés.
A modo de nota de interés, nos gustaría señalar que una gran escultura con la figura de un Cristo roto tal y como lo describe el texto de Cué, considerada dentro de las cinco más grandes de México, erigida entre 1927 y 1928, se levanta en la región de Aguascaliente, la cual posee una altura desde su base de 28 metros, encontrándose enclavada la misma en el centro de la Presa Presidente Calles y a la cual es solo posible acceder a través de embarcaciones.
Para conocer de donde proviene la idea de llevar esta obra a nuestros escenarios, tenemos que remontarnos a los pasados tormentosos tiempos pandémicos, donde la conocida cantante y productora Tania Martí, le hace llegar el libro del padre Cué a Marcos Casanova, con la intención que éste hiciera su propia adaptación teatral y se la dirigiera a otro actor. Por esas cosas del mundo teatral de nuestra ciudad, no pudiéndose concretar dicho proyecto tal y como lo habían concebido, la proposición para que fuera actuada también por aquel que solo la iba a dirigir en un principio fue puesta sobre la mesa, lo que no sin cierta indecisión en un principio, acabó siendo aceptada por Casanova, quien después de una ‘supuesta’ retirada de los escenarios ha regresado a ellos.
Marcos Casanova es una de las personalidades más destacadas del ámbito teatral de Miami, con una trayectoria cercana al medio siglo sobre los escenarios, quien en el año 1989 funda el Hispanic Theater Guild y más tarde para el 2000 pasa a dirigir el antiguo Teatro Casanova (fundado por la también conocida María Julia Casanova, sin relación familiar entre ambos), al cual rebautizó como Teatro 8, tomando el nombre de la famosa calle miamense donde se erigía dicha edificación, hoy lamentablemente acabada de derribar. .
Con gran cantidad de obras actuadas, dirigidas o producidas, su desempeño sobre las tablas de nuestra ciudad, ha dejado una huella definitoria de lo que representa el quehacer de un verdadero artista, lo que una vez más ha podido ser constatado. El actor se enfrenta en esta oportunidad a un trabajo en extremo verbalista, donde la acción dramática se ve reducida notablemente, dando oportunidad a que la palabra sea la protagonista privilegiada. Para ello la sobria dicción, acompañada de un trabajo rico en matices y adecuada proyección de voz, hacen de su ejecutoria en escena, una demostración convincente y conveniente de trabajo vocal, imprescindible a todo actor.
Por otra parte, el intérprete al asumir los tres personajes de la obra y desarrollar diálogos entre ellos, incorpora con tal naturalidad y convencimiento los mismos, que permite ver a cada uno sobre la escena, mediante los bien marcados giros e intenciones otorgadas a cada palabra salida de la boca de los respectivos personajes.
Un ambiente ocupado sólo por los precisos e indispensables elementos a utilizar, proveen al actor un gran espacio de movimiento, el cual se hará extensible hacia la propia platea del teatro, hacia donde el mismo se moverá con intención de lograr la cercanía provocadora con los espectadores, a los cuales va a interrogar e invitará a reflexionar sobre el contenido y mensaje de sus palabras.
A modo de ‘intermezzo’ la presentación del virtuoso guitarrista cubano, el Maestro Alberto Puerto, sumó otro elemento que elevó el profundo ambiente espiritual que rodeaba el espectáculo. Este artista, con una destacada trayectoria internacional tanto en la ejecución como en la investigación de distintos tipos de guitarras, desde la clásica a la flamenca, ha participado en numerosos festivales internacionales de música, presentándose igualmente en escenarios de diferentes países, ejecutando gran variedad de géneros musicales, los cuales comprenden desde la música barroca, hasta la popular, imbricando además los sonidos del jazz en sus interpretaciones y participando de colaboraciones con destacados músicos a nivel mundial.
La participación de Puerto fue la oportunidad perfecta de obsequiar al público asistente, hermosas piezas tales como ‘Capricho árabe’ y ‘Lágrima’ de Francisco Tárrega, ‘Asturias’ de Isacc Albéniz y ‘Claro de Luna de Claude Debussy, con las que se conformó un entorno de amable sensibilidad.
Un auditorio interesado y expectante, colmó ambos días, la sala de presentación para disfrutar de un espectáculo que nos habla de cosas tan importante en los días que corren como el amor, el respeto, los valores, la consideración, la fe, agradeciendo con su cerrado aplauso, tan necesaria y valiente entrega artística.
Y para aquellos que no pudieron disfrutar de dicho trabajo, el mismo subirá a escena nuevamente durante este mes de Abril en los salones de la Iglesia St. Reymond Peñafort Catholic Church el día 21, mientras que en la First Baptist Church of Coral Park lo hará el día 23, a solicitud de las propias instituciones religiosas.
Reciba nuestra felicitación Martí Productions, especialmente su presidenta y fundadora Tania Martí, por su preocupación y contribución tan particular al arte y la cultura de nuestra ciudad, a la que tanto esfuerzo y amor ha entregado.
Texto y fotos Lic. Wilfredo A. Ramos
Miami, Abril 4, 2023
No comments:
Post a Comment