La ciudad es un trasunto indiscutido de muchas y variadas sensaciones. Atisbada desde la realidad de partida, es una coordenada que materializara sus encantos, para el viajero y sus impenitencias, más allá de cualquier inevitable obnubilacion.
El que viene a sus playas, es el mismo ser esperanzado, que abandona las costas de su Isla supernumeraria, tan maltrecha y despojada de esperanzas.
No más empezado su salvador periplo, empieza a percatarse de las inmensas posibilidades de lo distinto y lo promisorio, desde ese mismo minuto en que distingue con emoción los contornos del vecino y salvador continente, y su muy próxima península floridana.
Desde la magnitud abisal de los azules contrastados, el cielo y el mar se materializan en un soplo... un sueño de mágicos asuntos los traspola... la realidad no es aún una cercanía... más bien se trata de un todavía lejano referente, que se ha ingeniado en crear la imaginación más desbocada.
La ciudad emerge entonces en sus primarios prolegómenos, entre nubes que se escapan con inusitada fugacidad, en una oleada sucesiva de diversidad y progreso.
Su sugerente trazado con sus contundencias urbanísticas a vista de pájaro, procura un inusitado contraste en la mirada del recién llegado, apegado a los ninguneados trazados de sus contornos nativos, dejados atrás del modo más repentino en un tiempo tan mínimo como el que toma un abrir y cerrar de ojos.
Desde arriba, empero, todo sigue pareciendo mágico y es justo que así se le considere.
Ya la terrenalidad impondrá sus reglas y sus normas. Y es justo y necesario que así sea.
Pero el viajero sigue extasiado... y esa sensación es inapelable... le durará un mínimo tiempo, suficiente acaso para irse labrando un espacio de futuro que no pasa empero, de lo que el castizo refrán nos recuerda: que no hay nada más socorrido que de un día tras de otro; o ese otro que apunta con sabiduría espartana: que a cada día le basta su afán.
Lo que le irá quedando no son más que esas mismas efusivas consistencias en la memoria, que verá evaporar toda subjetividad sobreañadida... pero ya habrá tiempo para eso... y para otra crónica.
No comments:
Post a Comment