Como el Joaquín Agüero del 51 y de la tierra legendario camagüeyana, sirvió en las filas libertarias de Cuba, "Agüerito", uno de los tantos "niños-hombres" que valientes y consecuentes con la tradición, dignidad del soldado y caballero, se comportó admirablemente durante la égida del 95 a una altura de los mayores encomios.
Salió para la guerra redentora y engrosó el número de los componentes del Ejército Libertador, desde sus comienzos; era hijo de un Procurador de Camagüey, se llamaba Arturo Agüero, y anotamos la coincidencia de llamarlo "Agüerito", como a nosotros "Mayía", que expresamos así como nota de dato en honor de ese héroe ignorado, hasta ofrecer lo que trtamos por este medio, de su grandioso comportamiento.
Del Tercer Cuerpo pasó a Occidente como uno de los miembros de la Escolta del general Mayía Rodríguez, que mandaba el entonces comandante Eugenio Barceló, hoy coronel, que vive en.Remedios, y que luego operara con nostros en la Escolta del Viejo Gómez, siendo este valiente jefe uno de los supervivientes del Rescate de Sanguily, a quien recordamos con gusto, respeto y cariño, que a "Agüerito" quiso como a un hijo.
A pesar de su corta edad, peso de menos de 100 libras y talla de un metro y unos cincuenta centímetros, en la guardia, emboscada, exploración, combate, etc., actuaba siempre con decisión y valor al lado de sus compañeros de fatigas y exposición en misiones tan expuestas.
La guerra del 95, en pleno 97 estaba en todo su apogeo, el hambre se enseñoreaba por todo el campo de Cuba Libre, la fiebre.arrasaba con todos y entre los que eran faltos de constitución física y la carencia de elementos, de médicos, medicinas y como este soldadito de la Patria, se encontraba comprendido y víctima de estas tristes realidades de la guerra, aunque grande por su nobleza de alma, espíritu y esfuerzo, fué víctima "Agüerito" de la enfermedad y del hambre y por falta de elementos para su curación y.salvación de muerte segura.
Su patriotismo y dignidad le mantenían apegado a su ideal, y aun cuando estaba enfermo de gravedad, siempre se sintió esperanzado en su pronta curación para seguir luchando por la libertad.de su país.
Al comandante Barceló un Teniente Gobernador de las Villas,.de apellido Bencomo, le ofrece internarle en una casa de confianza cerca de Camajuaní y allí atender a la dolencia de "Agüerito", para que tan pronto se encontrara restablecido estuviese nuevamente en las filas para seguir por la senda del deber, pero este excepcional cubano rechazó la oferta diciendo que para el pueblo donde mandaba el opresor nada, que en el campo de la lucha de redención todo y a los pocos días desaparecía para siempre, hijo de las circunstancias expuestas, este gran niño-hombre que muriera en los.brazos de Barceló siendo sargento segundo, entre Trinidad y Cienfuegos, en el lugar llamado "Los Corrales del Morro".
Cuando este jefe nos informó de nota tan significativa y ejemplo tan sobresaliente se le salieron las lágrimas y todos los allí presentes se rindieron ante ese sumum de dignidad y sacrificio, le rindieron los honores correspondientes y sólo queda para la Historia de Cuba la enseñanza de verdadro sacrificio, para el actual procedimiento, de la cosa pública y sus políticos y la senda de honor y vergüenza, para que sostengan con esos ejemplos, en el futuro, la Bandera de la Estrella Solitaria, a los niños de las escuelas públicas que tomando nota de estas acciones de sus libertadores y los errores de los actuales hombres públicos, puedan, observando, analizando, estudiando, aplicar la mejor manera de colaborar para que nuestro Estado sea, si no perfecto, el mejor entre los mejores de todo el universo.
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Texto incluido en el libro Con sombrero de yaguas, de Angel E. Rosende y de Zayas. La Habana, 1932.
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