“La danza es el lenguaje oculto del alma”
Martha Graham.
Nuevamente ha llegado a su fin un evento que cada año desde 1996 llega a nuestra ciudad para el regocijo de los amantes de la danza. Si bien en su primera edición el Festival Internacional de Ballet de Miami (FIBM) solamente contó con dos funciones, para la presente que se celebró del 12 de Julio al 13 de Agosto y que acaba de terminar, el público pudo disfrutar de diez espectáculos, que como ya se ha hecho costumbre han propiciado el disfrute de galas dedicadas a los jóvenes estudiantes que se inician en esta difícil y ardua carrera, al ballet moderno, a la danza contemporánea y al ballet clásico, amén de la realización de cursos intensivos de clases abiertas a todas las categorías de la enseñanza, la muestra del póster que promueve el evento acompañado de una exhibición de las obras del autor del mismo, así como un conversatorio con un especialista internacional en danza, con la presentación de alguno de sus libros sobre dicha manifestación artística.
Desde el primer día, su fundador, Pedro Pablo Peña y hoy su continuador, Eriberto Jiménez, han estado preocupados por traer a nuestra ciudad una variada muestra de grandes intérpretes que han brillado sobre los más importantes escenarios del mundo, así como a otros ansiosos en tener la oportunidad de darse a conocer a nuevos públicos.
Artistas pertenecientes a más de 50 países y más de 140 compañías del mundo, han presentado sus trabajos en nuestros escenarios en el transcurso de todos estos años, mostrando escuelas, técnicas, estilos diferentes y de igual manera ofreciendo un amplio abanico de obras del repertorio internacional.
Si en los primeros momentos el evento estuvo dedicado a ofrecer obras del repertorio neoclásico y clásico del mundo del ballet, con el transcurso del tiempo dicha propuesta se abrió de igual manera a la presentación conjuntamente a obras del repertorio contemporáneo, lo que sin duda agrandó el espectro artístico del festival.
Para esta oportunidad, en su XXVIII edición, participaron artistas de Francia, Colombia, Bulgaria, Italia, Suiza, República Dominicana, México, Japón y Estados Unidos. En representación de este último, subieron a escena integrantes del Milwaukee Ballet, el Pittsburgh Ballet Theatre, Dimension Dance, Arts Ballet Theatre of Florida y el Cuban Classical Ballet of Miami. No solo figuras individuales sino también agrupaciones, mostraron su quehacer en esta ocasión, como el Arles Youth Ballet Company, llegado desde el Sur de Francia y la Compañía Colombiana de Danza Contemporánea, lo que ofreció una programación más diversa e interesante.
De la compañía francesa que dirige Norton Fantinel, subieron al escenario las obras “Lacuna”, de Crai Davidson, “Shimmer Simmer” de Kinsun Chan, “Come Wander, de Patrick Delacroix y “On Commence de Young Soon Hue, trabajos de grupo todos, con los cuales muestran el excelente trabajo que viene desarrollando esta muy joven agrupación danzaria, la cual está formada por integrantes de más de 12 países. Por su parte la compañía suramericana dirigida por Jose Manuel Griso y Beatriz Delgado, presentaron “La hora azul” de Mathieu Gilhaumon, “O’Clock” de Juan Felipe Nuñez Trujillo y “La culpa es del son” de Arlai González.
El Ballet Nacional Dominicano, bajo la dirección de Stephanie Bauger, presentó las obras del repertorio contemporáneo tales como “Agua viva” y “Locked Up Laura” ambas de Annabelle López Ochoa, y “Cigua” de la propia Bauguer.
Un momento importante dentro del evento siempre ha sido la presencia de alguna destacada figura dedicada al estudio, promoción y observación danzaria internacional, acontecimiento que en esta oportunidad recayó en la periodista especializada y crítica de danza mexicana Rosario Manzanos, columnista desde el 2013 de uno de los más importantes periódicos de su país, Excélsior, a través de su columna ‘Planeta Danza’, quien con anterioridad y durante dos décadas escribió para la reconocida revista mexicana Proceso, que en esta oportunidad presentó su libro “Vida al aire”, en el cual rinde homenaje a figuras de la danza mexicana tales como Guillermina Bravo, Gloria Contreras, Cora Flores, Michael Descombey, Rodolfo Reyes, Lourdes Luna, entre otras destacadas personalidades, quien también fue merecedora este año del premio “Crítica a la cultura del ballet” (Criticism of Culture of Ballet), galardón entregado desde el año 2007, y con el cual han sido reconocidos importantes especialistas y periodistas de todo el mundo como Clive Barnes, Alfio Agostini, Patricia Aulestia, Roger Salas, Jean Pierre Pastori, Anna Kisselgoff, entre muchos más .
Del mismo modo otro de los momentos esperados todos los años es la entrega del premio “Una vida por la danza” (A Life for Dance), el cual es otorgado a una figura que se ha destacado a nivel internacional en este campo, distinción que en esta oportunidad llegó a las manos de Vladimir Issaev, reconocido pedagogo y coreógrafo ruso, el cual se ha desempeñado como profesor de danzas de carácter, danzas de Corte, ballet clásico y Pas de Deux. En 1987 se afianzó en Venezuela trabajando como maestro y regisseur del Ballet Metropolitano de Caracas primero y más tarde en el Ballet Nacional de Caracas ‘Teresa Carreño’. Ha ejercido su magisterio en diversos países y obtenido importantes premios a través de su carrera docente. Desde 1997 es el director fundador del Arts Ballet Theatre of Florida, compañía con la que ha mantenido constantes presentaciones en diversos escenarios del país y continuado con su labor profesoral. Para el año 2018 funda el Concurso Internacional de Ballet de Miami (Miami International Ballet Competition) y en la actualidad ha sido nombrado Director de la Asia Academia de Ballet de Malasia. Debido a todo este amplio historial, es que el reconocimiento que le fuera otorgado en esta oportunidad por el FIBM al Maestro Issaev era una deuda con la danza del Sur de la Florida.
En la historia de dicho galardón, establecido desde 1998, el mismo le ha sido entregado a destacadas figuras internacionales, correspondiendo la primera entrega al bailarín cubano-americano Fernando Bujones, habiéndose otorgado además a figuras de la talla de Carla Fracci, Albero Alonso Jose Parés, Ekaterina Maximova, Vladimir Vasiliev, Rosella Hightower, Roland Petit, María de Ávila, Lupe Serrano, Cecilia Kerche, Azari Plisetsky, Eduard Villela, Marcia Haydee, entre muchas otras estrellas del firmamento danzario, quienes con su presencia han honrado este evento. El propio Pedro Pablo Peña fue reconocido con dicho reconocimiento, en una entrega especial post mortem en el 2018, como un muy merecido homenaje a todo su enorme esfuerzo puesto en función del desarrollo y promoción del arte de la danza, así como ser el creador de este reconocido evento internacional, único de su tipo en el país.
Como es costumbre, el festival finaliza con dos galas donde se presentan lo más destacado de los participantes en el evento, momento esperado por los amantes de esta manifestación para poder disfrutar de sus actuaciones. Ambas funciones se desarrollaron los días 13 y 14 pasados en el escenario del Miami Dade County Auditorium.
En dichas funciones participaron Mary Carmen Catoya y Daniel Panameno, del Arts Ballet Theatre of Florida con el pas de deux ”Vértigo”, inspirado en el filme de Luis Buñuel, de igual nombre y con coreografía de Vladimir Issaev, un trabajo bien interpretado, pero con cierta frialdad interpretativa. Desde Japón, Mirai Yamada, Kano Umeno y Mako Yamada, del Unblanche Ballet, con el pas de trois del ballet “La Bayadera”, lamentablemente un trabajo con serios problemas debido a la falta de sincronización entre sus bailarinas y un pobre nivel técnico e interpretativo.
Sin duda alguna, Mayuko Nijei y Eric Rodríguez (bailarín cubano residente hace más de 15 años en ese país) ambos primeras figuras de la Compañía Nacional de Danza de México, fueron la pareja que mayor impresión causó con su interpretación del adagio del II acto del ballet “El lago de los cisnes” y la obra contemporánea “Planimetría”, coreografiada ésta por ambos intérpretes. En la primera pieza la bailarina mostró un estricto sentido musical, ejecutando cada uno de sus movimientos en el compás exacto de la música, con gran plasticidad y rigurosidad en cada uno de sus movimientos, regalándonos una interpretación exquisita y lograda. De igual manera, su compañero mostró su bien concebido trabajo como “danceur noble”, dando ejemplo del bien quehacer del bailarín hombre en este tipo de trabajo coreográfico, donde el mismo se convierte en el muy importante y adecuado soporte para la bailarina.
Desde Colombia, Nicole Nathalia Duque y Andrés Felipe Vargas, miembros de Incoballet, presentaron el pas de deux del II acto del ballet “Giselle” y “Love”, este último parte de la obra “Love Fear Loss”, de Ricardo Amarante. En cuanto a la primera de sus entregas, sus desempeños estuvieron bastante alejados de la técnica interpretativa y del estilo requerido por dicha obra. Otro aspecto que tuvieron en su contra en este trabajo consistió en la grabación musical utilizada, la cual se apreció demasiado rápida para el estricto ‘tempo’ requerido en este tan conocido trabajo. Con respecto a su segunda entrega de línea contemporánea, dicha obra ofreció un interesante trabajo bien interpretado.
De la compañía local Dimensions Dance, Meisy Laffitte y Mikel Hernández ofrecieron “It’ s not Tango”, coreografía de Yanis Pikeiris, la cual contó con una hermosa entrega por parte de ambos bailarines.
Igualmente se presentaron del Teatro Massimo di Palermo, de Italia, Linda Messina y Michelie Morelli con los pas de deux del ballet “El Corsario”(bailable de la cueva) y “Linda”, de Vicenzo Veneruzo, obra de corte contemporáneo, con las cuales ofrecieron una muy buena presentación. Bailarines los dos de hermosas líneas, preciso trabajo técnico y elegante presencia, dejaron claramente confirmado por qué su país es la cuna del ballet. Por su parte desde el Varna State Opera Ballet, subieron a escena Martina Prefetto y Federico Mella, con los pas de deux “Esmeralda” y “Romeo y Julieta”, este segundo con coreografía de Sabrina Bosco. Ambas interpretaciones fueron otro de los agradables momentos del evento debido a su excelente entrega.
Hannah Carter y Lucius Kirst, del Pittsburg Ballet, bailaron los pas de deux “Diamantes”, perteneciente al Ballet las Joyas” y “Temas y Variaciones, ambos de George Balanchine, defendiendo ese tan conocido quehacer estilístico con precisión. En cuanto al Milwaukee Ballet, Marize Fumero y Randy Crespo (ambos cubanos) interpretaron los pas de deux del ballet “Esmeralda” y de “El jorobado de Nuestra Señora”, obra esta de Michael Pink, basada en la novela del escritor francés Víctor Hugo. Sobre la primera entrega debemos señalar nuevamente problemas con la velocidad de la música utilizada, elemento que interfirió ostensiblemente con el trabajo de ambos bailarines; mientras que la segunda entrega ofreció un excelente desempeño por parte de los artistas, producto a la fuerte carga dramática requerida para su interpretación y la excelente relación mostrada en el baile entre ambos.
Por último, de la compañía sede del festival, el Cuban Classical Ballet of Miami, el pas de deux del ballet “La llama de París” -obra que siempre despierta grandes expectativas- fue llevada a escena por Natalia Álvarez e Ihosvany Rodríguez, ambos mostrando un buen quehacer técnico, aunque sobresaliendo ella con una impresionante ejecución de los giros, posibles estos por su muy firme sentido del eje, así como por la fuerza y velocidad con que ejecutó los mismos, impresionando de igual forma con su exactitud en la terminación de cada movimiento. Sin duda los fuertes aplausos que el público les tributó a estos artistas en ambas galas fue el reconocimiento a su entrega.
“Ser” (Being), obra de danza moderna interpretada por Daniela Cepero, Armando Brydson y Beatriz García, coreografiada por esta última, puso la nota de perfección estilística sobre el escenario, con un trabajo excelentemente logrado. La pieza la cual pudiéramos dividir en tres posibles movimientos, muestra en cada uno de ellos un cierto trabajo diferenciador en cuanto a su concepción coreográfica, que aunque sin perder el estilo unificador que recorre toda la obra de principio a fin, hace de cada uno de dichos tiempos un bien marcado núcleo coreográfico independiente. A lo anterior hay que sumarle la excelente ejecución y limpieza en los movimientos por parte de cada uno de los bailarines, logrando que dicha pieza se destacara de manera indudable como la joya de estas galas de cierre del festival.
Una vez más corridas las cortinas de este importante evento para el universo de la danza, solamente nos queda esperar por la próxima cita, con la cual estaremos celebrando un nuevo encuentro con el imprescindible arte de Terpsícore en su XXIX edición.
Lic. Wilfredo A. Ramos
Miami, Agosto 16, 2023
Fotos/Emilio Héctor Rodríguez
No comments:
Post a Comment