Sunday, October 8, 2023

“I.D.I.O.T.A”, una comedia negra en escenarios de Miami. (por Wilfredo A. Ramos)


A las tablas del miamense Teatro 8 ha llegado una obra que desde que fue escrita en el 2014, ha venido subiendo a escenarios de numerosos países, tanto del continente europeo como americano, Nos referimos a la obra “I.D.I.O.T.A”, del dramaturgo, director y productor teatral catalán Jordi Casanovas (1978), un texto dramático que ha cosechado éxitos en su andar por Italia, Chile, Venezuela, Puerto Rico, Polonia, Argentina, Ecuador y dentro de España, en Barcelona, País Vasco, Galicia y Madrid, el cual ha sido recibido con interesantes y cálidas críticas, lo mismo por parte de público como de especialistas.

La dirección de la puesta en nuestra ciudad corrió a cargo de la argentina Jessica Alvarez-Dieguez, quien por vez primera enfrenta esta labor en solitario, ya que habitualmente en los procesos de dirección que ha intervenido anteriormente lo ha hecho a dos manos junto con Alejandro Vales, su compañero en la vida y en esta aventura teatral. Como intérpretes este trabajo ha contado el propio Vales junto a la actriz cubana Claudia Valdés.

Jordi Casanovas, su autor, se desenvuelve además como profesor de Arte Dramático en el Institut del Teatre, en el ESCAC y en el Teatro Eolia. En su haber tiene escritas más de una treintena de obras entre las cuales podemos citar “Les millors ocasions”, 2002; “Andorra”, 22004; “Beckenbauer”, 2005; “Tetris”, 2006; ”City/Simcity”, 2007; “La ruina”, 2008; “La revolucio”, 2009; “Un hombre con ojeras de pasta”, 2010; “Una historia catalana”, 2011; “Gazoline”, 2017; “Alguns dies d’ahier”, 22020, entre otras. Del 2010 al 2013 dirigió la Sala Teatro Flyhard fundada por él.

Igualmente ha sido merecedor de diversas distinciones como el Premio Marqués de Bradomín y el Premio Ciudad de Alcoy, ambos en el 2005, Premio Literario Ciutat de Valencia en el 2006, Premio Butaca en los años 2009, 2011 y 2016 respectivamente, el importante Premio Max en el 2020, así como el Catalonia National Culture Award en el 2022, entre varios más.

Según sus propias palabras, el autor señala que “... uno de los temas recurrentes que surge en mis obras es la aparición de la violencia cuando ya hay una imposibilidad manifiesta de poder resolver el conflicto con la palabra y el diálogo”. De lo anterior se desprende que sus textos aunque puedan recorrer diversos géneros dramáticos como la comedia negra, el drama épico o familiar, el thriller o el documental, siempre van a mostrar una dosis de actos violentos, que estarán presentes y marcarán la vida del ser humano en diferentes momentos de su devenir, siendo estos parte inevitable el transcurso de la vida, a los cuales no nos encontramos en condiciones de enfrentar, tal y como también nos dice en este otro momento el escritor “...en muchas ocasiones entiendo la obra de teatro como una pesadilla que nos transporta a vivir como intentaríamos resolver una situación extrema o terrorífica para la que aún no estamos preparados”.

Este texto, posiblemente el más representado de Casanova, comenzará a andar por unos difusos senderos de comedia, para rápidamente variar el rumbo y transitar entonces caminos de extrema crueldad burlesca. El autor va a explotar, en el transcurso de la obra, la capacidad de resistencia ante el sufrimiento que puede soportar el ser humano, de igual manera mostrará las relaciones establecidas entre el sometimiento y el poder ejercido arbitrariamente.


Es sobre el desempeño del personaje masculino donde recaen los postulados del teatro de Casanova, el cual será el sujeto a reprimir, a chantajear, a sobornar, a manipular, por lo que será este el que se irá transformando a la vista del espectador a medida que el tiempo transcurre y la acción va desarrollándose. De tener al inicio de la obra un hombre algo superficial, de una simpleza rayana en lo vulgar, el personaje se convertirá en un ser perseguido por sus desacertadas acciones ante la vida, sus defectos, transformándose en un hombre serio, angustiado, que comienza a asumir el sentido de la responsabilidad ante sus propios errores. Su postura no solo racional, sino hasta física, irá sufriendo un colapso.

Todos estos aspectos hacen que sea el personaje masculino quien cargue con la fuerza dramática principal de la acción.


Como antagonista al hombre, se presenta el personaje de la mujer, quien en todo momento ejerce su autoridad de manera despiadada, calculada, despótica, siendo este el que provoca que la acción dramática de la obra se desarrolle y estalle. Su actitud todo el tiempo es la de quien sabe que posee el poder y el control, que no duda en utilizar cualquier tipo de ‘arma’ para lograr su objetivo. Un personaje frío, parco al hablar hasta que necesita mostrar el verdadero de su dominio, que por ende no poseerá demasiada fuerza dramática , ya que su misión va a ser la de instigar e incitar a una reacción por parte de su contrario.

Si por medio de una situación posiblemente tan trivial como la que refleja este texto -el asistir a una entrevista para un estudio determinado, cobrando por ello- se deja claro hasta que punto puede llegar el sentido del control mental que puede ser ejecutado contra el individuo en la sociedad actual, la obra se convierte entonces en una descarnada denuncia del peligro al que como humanidad estamos sometidos bajo una sociedad que cada día se interesa más por la des-individualización, en aras de la manipulación y sometimiento global.

Este trabajo muestra con insana crudeza el peligro de la arbitraria vigilancia en la que nos encontramos dentro de nuestra propia casa, centro de trabajo, las calles por donde a diario caminamos, desde el imprescindible teléfono, el aparato de televisión, la aparente inofensiva ‘Alexa’ -recordemos que toda bocina es a la vez un micrófono- con lo que nuestra derecho a una supuesta inviolabilidad personal anda expuesta inmoralmente ante los ojos de un poder que tenemos frente a nosotros, pero nos negamos a ver en nombre del progreso y que los interesados en ocultar tratan de hacerlo infundiendo el temor al ‘conspiracionismo’. Un mundo que dos décadas atrás pareciera sacado de un filme de ciencia ficción, hoy realidad.

Al momento en que ambos actores, Vales y Valdés, asumen sus personajes, lo hacen desde la ajustada caracterización que los mismos requieren. Ella con una permanente imagen de mujer hierática, segura,, inexpresiva, que conserva durante todo momento, y él mostrando sus capacidad para transitar a viva voz de un estado a otro, desde la actitud pusilánime, de ser moralmente acomodado, de la mansedumbre de un inicio, hasta la posición de rebeldía rayando en la violencia, como única actitud posible para defender el yo individual, sus derechos y verdaderos valores, aunque en ello vaya implícita la muerte.

Si bien en el actor se disfruta una excelente proyección de voz y dicción, en el caso de la actriz ello no resulta homogéneo, debido a que si bien es cierto que su proyección vocal resulta la adecuada, presenta ligeros problemas con el fraseo, por lo que algunos parlamentos no pueden ser entendidos con claridad en instantes en que le imprime rapidez al habla.

Queda claro que el autor le otorga casi todo el peso dramático, como ya hemos visto, al trabajo del personaje masculino, quien es el encargado de conducir la acción, quedando el femenino como el provocador del conflicto, por lo que uno tendrá indudablemente un grado mayor de lucimiento en su desempeño sobre el escenario.


Alvares-Diegues para su puesta en escena ha concebido un ambiente claustrofóbico, de almacén viejo y desordenado que se avendrá perfectamente con el aire que se respirará en el cursar de la trama, espacio en el que ambos actores se encontrarán desde un principio, antes de comenzar la obra, deambulando, conversando en voz baja entre ellos, observando como el público entra y ocupa sus asientos en la sala. Unas luces blancas situadas en la embocadura del escenario moviéndose todo el tiempo, simulando pequeños reflectores, iluminando la platea, recibirán de igual manera a dicho público, creando una atmósfera propicia de rompimiento de esa llamada ‘cuarta pared’, mientras que por otra parte otorga cierto sentido de complicidad.

Con este nuevo trabajo, la pareja formada por Alejandro Vales y Jessica Alvarez-Diegues, desde el escenario de Teatro 8, reiteran su interés en ofrecer al público de nuestra ciudad no solo entretenimiento, sino además un teatro que obligue a pensar, que convoque a sentir diversas reacciones, donde el auditorio no termine siendo un simple receptor pasivo, comprometiéndose con lo que sucede sobre el escenario, algo que se ha convertido en una imperante necesidad de nuestro tiempo.




Texto y fotos Lic. Wilfredo A. Ramos
Miami, Octubre 4, 2023.

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