Camagüey. Foto/Fidelito Cabrera
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Queridos hermanos y hermanas:
“El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierra de sombras, y una luz les brilló”. Is. 9,1
Se aproxima la Navidad y nos parece que el texto del profeta Isaías refleja bien la situación y el anhelo de tantos pueblos de la tierra. En efecto, guerras antiguas y nuevas con sus secuelas de destrucción y muerte, polarizaciones y conflictos que impiden el diálogo, emigrantes que huyen de la pobreza y de las bombas, eventos naturales consecuencia del cambio climático, la injusticia económica, social, la falta de libertad… nos presentan un caminar en tinieblas para tantos, quizá demasiados.
También el pueblo cubano siente con frecuencia que transita en medio de la noche. Estamos terminando un año muy difícil, porque la situación respecto a la alimentación, los medicamentos y los servicios en general es dramática. La emigración creciente de niños, jóvenes, familias enteras, obreros y profesionales añade al sufrimiento por las carencias materiales, el dolor de la separación, y va dejando a muchos adultos mayores en la soledad y el desamparo. Los salarios de la mayoría no alcanzan para nutrirse adecuadamente, sin pensar en otras necesidades que los seres humanos tenemos para vivir con dignidad. Se sigue echando de menos en el hogar y en la comunidad cristiana a los presos. En el corazón y en los rostros de tantos hermanos nuestros hay confusión, tristeza y desesperanza. La economía no acaba de despuntar como se preveía, y la posibilidad de enriquecernos con las legítimas opiniones y pensamientos plurales, no se reconoce y valora suficientemente.
“Acreciste la alegría, aumentaste el gozo; se gozan en tu presencia”. Is. 9,2
El profeta Isaías contempla que, en ese pueblo triste, Dios hará crecer la alegría. Es también nuestro deseo y nuestra súplica. Que Dios conceda alegría, paz, sosiego y esperanza a su pueblo. Sin estos sentimientos en el corazón, el ser humano pierde el entusiasmo por la vida, la capacidad de emprender iniciativas y de movilizarse para realizarlas. Tenemos que crear entre todos, con responsabilidad y empeño, las posibilidades reales para que el pueblo cubano que es alegre, creativo, emprendedor desarrolle todas sus potencialidades. Y podamos encontrar en la Patria los ámbitos y la libertad para desarrollar los proyectos de vida personales, familiares y comunitarios.
“Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado: lleva a hombros el principado, y es su nombre: Maravilla de Consejero, Dios guerrero, Padre perpetuo, Príncipe de la Paz”. Is. 9,5
La alegría que Isaías vislumbra tiene que ver con el nacimiento de un niño. Esa profecía se cumple en Navidad. Dios envía a su Hijo eterno al mundo, y en el seno de la Virgen María, el Dios inmortal se hace un hombre, uno como nosotros, alguien que comparte ahora y para siempre nuestra vida, nuestras limitaciones, nuestros sufrimientos y fatigas. Jesucristo es ese Niño al cual se refería el profeta. Y en Navidad recordamos y celebramos cuánto nos ama Dios, cuánto el hombre es importante para un Dios que se ha hecho hombre. ¡Nunca estamos solos! ¡Dios camina con nosotros!
Los invitamos a celebrar la Navidad en familia y en la comunidad cristiana. A pesar de las limitaciones, debemos vivirla desde la hondura a la que el Señor nos llama. Que sea un tiempo bueno para compartir en el hogar, para visitar a los enfermos y a los que están solos, para rezar más, para leer y meditar la Biblia.
Que las celebraciones en las Iglesias, contemplando el Nacimiento y el árbol de Navidad, nos ayuden a ser mejores, a buscar a Dios y abrirle nuestros corazones. Que cada niño pueda recibir un presente el día de Reyes. Que podamos regalarnos sonrisas, compañía, tiempo para escucharnos y reconciliarnos. Y que al acoger a Jesucristo en nuestras vidas, retomemos o renovemos el camino de la fe. Porque solo viviendo en coherencia con la fe, recibiremos la salvación y la vida eterna que el Niño Dios nos ofrece.
¡Feliz Navidad! Dios bendiga a nuestras familias y a todos los cubanos. Dios bendiga a Cuba.
Los Obispos Católicos de Cuba.
La Habana, 10 de diciembre de 2023.
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