Saturday, December 2, 2023

Mons. Thomas Wenski: "La Ermita es la casa de la Madre de todos los cubanos. Y después de 50 años todavía hace falta esta Ermita, todavía hace falta nuestra Cachita"

Miami. 2 de diciembre de 1973. La Ermita de la Caridad abre sus puertas al exilio cubano.
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Homilía del  arzobispo de Miami, Mons. Thomas Wenski,  el 2 de diciembre 2023 en la Ermita de la Caridad, en el 50 aniversario de la dedicación del santuario.



A Jesús por María, la caridad nos une.

Hoy hace 50 años, el cardenal John Krol, arzobispo de Filadelfia, presidió la Misa en la que se dedicó este nuevo santuario Maríano. Entonces era presidente de la Conferencia de los obispos estadounidenses y hablaba español, por lo que el arzobispo Carroll lo invitó a presidir esta Misa a la que asistieron varios miles de fieles. Yo estuve presente – en aquel entonces yo era seminarista. ¿Quién más estuvo en esa Misa?

El arzobispo Carroll fue quien inició la idea de construir un santuario para la Virgen de la Caridad, y hace 62 años fue él quien providencialmente eligió este sitio frente a la Bahía de Biscayne desde donde se podía asomarse a las aguas que tantos cubanos cruzaron en busca de libertad, aguas que también bañan las orillas de Cuba y Florida. Y se construyó una pequeña Ermita – a donde acudían miles de cubanos, muchos recién llegados en los vuelos de la Libertad.

Después de muchos años, gracias al entusiasmo del bien recordado obispo Agustín Román, entonces, Padre Román, y a los aportes de miles de exiliados, kilo prieto por kilo prieto se construyó un templo adecuado para albergar la imagen de Nuestra Señora de la Caridad que con la ayuda de la embajada panameña llegó al destierro en 1961. Nuestra Señora de la Caridad acompañó a sus hijos al exilio y le construyeron esta casa para que aquí en la diáspora ella fuera un faro de esperanza para los exiliados y aquí pudieran venir a orar pidiendo su intercesión para la libertad de Cuba. También acudían para rezar para que pudieran construir nuevas vidas en este país, sin patria, pero sin amo.

Como ella está presente en Cuba— y siempre ha estado presente por más de 400 años en Cuba, y por lo tanto no se pudiera excluirla de la identidad nacional y religiosa del pueblo cubano— ella también estuvo y está presente con este pueblo exiliado por estos últimos 50 años. Su presencia aquí quiere decir que tampoco deben ser, ni pueden ser, excluidos los cubanos que viven fuera de la Isla —pues, como han dicho los obispos de Cuba, el pueblo cubano dondequiera que esté sigue siendo un solo pueblo.

Y esta mañana desde la Ermita que construyeron los exiliados cubanos queremos unirnos a la Iglesia de Cuba y su pueblo. Como expresaron los Obispos de Cuba: "Cuba necesita la alegría de la fe y la Virgen de la Caridad ha salido al encuentro de sus hijos para que los que se habían alejado vuelvan a Dios, para que quienes han permanecido firmes acrecienten su compromiso cristiano y para que todos experimentemos el gran amor de Dios por sus hijos y nos esforcemos por construir la unidad en la verdad y en el amor entre todos los que formamos un mismo pueblo, superando e integrando respetuosamente las diferencias y las distancias.” (Dic 8, 2012)

La prosperidad de la sociedad cubana será restaurada cuando la libertad económica, avalada por derechos políticos y civiles, sea restablecida y todos sus ciudadanos —sea cual sea su lugar de residencia— puedan participar de manera, plena y efectiva, en el acontecer económico y político de la nación. Será entonces que Cuba recupere su condición de receptor —no de emisor neto— de migrantes que tenía antes de 1959.

En los últimos meses, 4% de la población cubana ha abandonada la isla. Que no crean que esto se debe al “bloqueo”. El único bloqueo que impulsa el éxodo cubano es el que impone a las fuerzas productivas nacionales la falta de libertades económicas, civiles y políticas.

Que estos nuevos desterrados se encuentren “en casa” aquí, pues la Ermita es la casa de la Madre de todos los cubanos. Y después de 50 años todavía hace falta esta Ermita, todavía hace falta nuestra Cachita.

Este santuario nacional, con su imagen de la virgen mambisa, es una clara señal del encuentro con Cristo, y signo puro de la lejana Patria. La Ermita debe ser para cada cubano un vivo reflejo del lugar que debe ocupar en sus vidas nuestra Madre del Cielo. Este templo es un testimonio que “no son las ideologías las que salvan el mundo, sino sólo dirigir la mirada al Dios viviente, que es nuestro creador, el garante de nuestra libertad, el garante de lo que es realmente bueno y auténtico [...], mirar a Dios, que es la medida de lo que es justo y, al mismo tiempo, es el amor eterno.” (Papa Benedicto).

A Jesus por María la caridad nos une.

Después de 50 años, todavía nos queda el reto de convertir este lema en una realidad vivida. De esta manera, si el amor a la Virgen de Caridad nos sigue animando y consolando, logramos crecer como pueblo de Dios

A Jesus por María la caridad nos une.

Que este lema sirva como una hoja de ruta para que aprendamos cómo vivir como hermanos, para que Cuba sea patria de todos y para todos, donde convivan la justicia y la libertad en un clima de serena fraternidad.

Dejemos a un lado el miedo que nos paraliza, la soberbia que nos divide y el odio que nos destruye. Repitamos la misma jaculatoria que rezaban los mambises: ¡Virgen de la Caridad, cúbrenos con tu manto!


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Tomado del website de la Arquidiócesis de Miami.

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