Wednesday, January 24, 2024

"Cinthya". Fragmento de "Un mariachi viejo. Una historia de amor". (Novela inédita de Félix Luis Viera)



Cinthya


Cuando subíamos las escaleras hacia la calle, me llegó el olor a lluvia en camino. El cielo parecía humo denso y muy negro.

[Pensé reclamarle cómo habría sido posible que anduviésemos sin paraguas si ya estábamos en la época de lluvia; pero no era buen momento para el regaño].

Podríamos esperar el próximo para no viajar de pie. Pero no había resguardo de la lluvia en la base y de cualquier manera el pesero nos dejaría prácticamente a la puerta del ex, sugirió ella.

Unos seis o siete minutos de viaje y reventó el aguacero. Truenos seguidos.

Crucé miradas con una mujer quizás cincuentona que ocupaba el asiento lateral frente a nosotros, apenas mis piernas contra sus rodillas. Lentes de cristales redondos, grandes, gruesos. El cabello tintado de castaño oscuro. La vestimenta solo dejaba verle la cara: igual castaño oscuro. De esas personas que tienen los huesos muy pegados a la piel, por eso fina. Nunca había visto tal cantidad de rouge en unos labios. Rouge punzó.

Cinthya me dijo algo que no logré entender porque coincidió con un trueno. Me pidió que me inclinara y murmuró entre sollozos junto a mi oreja: “Dios mío, sangre”.

La sangre marcaba acaso dos pulgadas por debajo del borde de su falda.

La sangre tomó el piso y la señora de labios abarrotados de rouge la miró y metió un grito de espanto, como si fuese ella quien sangrara. Ni el chofer ni aun los viajeros más cercanos al grito lo habrían escuchado: además del ruido de la lluvia, en ese momento él, el chofer, levantaba a todo volumen —como es habitual en estos transportes— la cumbia con que estaba conectado: “Los caminos de la vida /no son como yo pensaba /como los imaginaba / no son como yo creía. / Los caminos de la vida / son muy difícil de andarlos, /difícil de caminarlos / y no encuentro la salida”.

Fui adonde el chofer y mímica mediante le pedí por favor que bajara el audio. Apenas terminó de accionar el botón me dijo, mientras parecía regodearse con el chicle que mascaba: “¿Que traes, güey?”.

Me acerqué más. Le conté. Gritó “¡híjole!, ¡¿cómo le hacemos?!”. Y maniobró para estacionarse junto a la acera.

De reojo, había visto que Cinthya dialogaba con la señora del rouge. La señora se movió hasta la puerta delantera y pidió bajarse y el chofer pulsó el mando.

Cinthya ocupaba el asiento que dejara la zambullida en rouge; el torso arqueado, las rodillas levantadas, la frente contra el respaldo de adelante. Sin cambiar la postura, con un gesto de mano me pidió que me acercara. Puse mi oído muy cerca de su boca. Con pronunciación intermitente por favor que no demorara en llamar a los paramédicos, “toma mi bolsa y el celular por si no tienes crédito”. Me respondió que no sentía dolor.

El chofer, levantando su celular, me gritó que había llamado a los paramédicos.





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Félix Luis Viera (El Condado, Santa Clara, Cuba, 19 de agosto de 1945), poeta, cuentista y novelista, es autor de una copiosa obra en los tres géneros.

En su país natal le fue otorgado el Premio David de Poesía, en 1976, por Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia; el Premio de Novela de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, distinción que, en 1983, le fuera concedida a su libro de cuentos En el nombre del hijo.

En 2019 le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura Independiente “Gastón Baquero”, auspiciado por varias instituciones culturales cubanas en el exilio.

Su libro de cuentos Las llamas en el cielo retoma la narrativa fantástica en su país; sus novelas Con tu vestido blanco y El corazón del rey abordan la marginalidad; la primera en la época prerrevolucionaria, la segunda en los inicios de la instauración del comunismo en Cuba.

Su novela Un ciervo herido —con varias ediciones— tiene como tema central la vida en un campamento de las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), campos de trabajo forzado que existieron en Cuba, de 1965 a 1968, adonde fueron enviados religiosos de diversas filiaciones, lumpen, homosexuales y otros.

En 2010 publicó el poemario La patria es una naranja, escrito durante su exilio en México —donde vivió durante 20 años, de 1995 a 2015— y que, como otros de sus libros, ha sido objeto de varias reediciones y de una crítica favorable.

Una antología de su poesía apareció en 2019 con el título Sin ton ni son.

Es ciudadano mexicano por naturalización. En la actualidad reside en Miami.

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