Emilio Ballagas.
(Foto lgnotus. Carteles. Agosto 1934)
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La colección de estos textos que datan del año 1931, tienen la peculiaridad de estar precedidos de un prólogo a no dudarlo, singular. Lo escribe un amigo del poeta: Juan Marinello.
El texto laudatorio de aquel prestigioso intelectual y también poeta en su minuto es altamente sugerente. Habla de una presencia angélica en el contexto poemático donde un joven Emilio Ballagas estrena sus versos. Dice Marinello:
Y los ángeles… han tragado mucho viento hasta llegar a la poesía. A la nuestra sobre todas. Han venido con vuelo tímido, asustadizo, con las alas engrasadas para el vuelo de regreso, con ticket de ida y vuelta… Llegaban al amanecer, mojados de neblina…se disparaban con puntería divina por la ventana entreabierta… con los ojos muy redondos y las alas unidas por las puntas…Ahora… descansan las alas sin sobresaltos a la diestra de nuestros poetas… es que nuestros poetas al fin ha entregado el mando a los ángeles.
Descubre a renglón seguido, en los poemas del entonces joven bardo camagüeyano, llamado a fulgurar entre los rimadores de su generación esa:
tragedia angélica: la lucha del hombre con el ángel… El ángel que le grita quiere gritar sin escalas, solo por el juego jitanjafórico de tocarse en el grito:Palma, clarín, ola, abrilVerde tierno, glorimar…Tierno glu gú de la ele
Los textos que adornan este libro como el que cita el crítico prologuista, están igualmente dotados a no dudarlo de las especiales coordenadas del poeta del Camagüey prístino e iniciático donde su estro imaginativo echó a volar.
Uno en particular así lo recrea. Lleva el título de Iglesia, y está dedicado a otro coterráneo de la ciudad mediterránea: Felipe Pichardo:
Iglesia(Sketch)A Felipe Pichardo.Siempre de penitenciaarrodilladaen el reclinatorio durode tus cimientos.Iglesia:con tus brazos tendidos al cieloy plegadas las manosen una sola torre.
La misma coordenada se expresa laudatoria en voz del rimador en alusión a la infancia en esa misma comarca, el texto intitulado como Gozo, lo recrea con exultación:
GozoTodavía yo siento este gozo inefablede ser niño; de sentir en mis venascorrer el sol, la espumade su luz. Todavíacantan mis manos y a la tarde lanzoun júbilo de gritos sin historia.Todavía yo guardo este gozo infantilde sentir nuevo el pétalo,de apretar en los labiosbesos por estrenar...Todavía al soplar el caramillo jovena mis pies apaciento un rebaño de sueños.
Un texto fina, que dejamos de cierre, va dedicado al amigo y prologuista ya citado. Se trata de
Inicial de Sueño(A Juan Marinello)¡Cuanta nada que hacer! Puroresbalar sobre esta nieveque esconde un mundo ignorado:—palabras, formas, colores...Nieve, no: palomas lentas—secretas palpitaciones—que de cándidas apenasse les mira el aletear.Afuera llaman. Me llamandel mundo real; una manooprime el pulso de un timbre:—suelta bandadas eléctricasde pajaritos metálicos.Pero yo sigo desnudode ayer, de hoy, de mañana;puroligero de anécdotatullido sobre la daliaenhiesta, quieta del ocio.Sueño burbujas. Las mirovolar, huir, irisarse.Busco, me pierdo... quisieravagar en aquel color.esconderme.Ser el ejesereno, inmóvil de unarueda de Newton en dondelos siete donceles viajana conquistar la luz blanca.Suaves alondras del tactocantan ahora en mis dedosyacentes sobre una rosaimaginaria.Me fugoen aquella línea largainverosímil, sinuosa...por donde se llega al sueño.
El lector podrá colegir las coordenadas que lo animan en aquel temprano 1931. El poeta se quiere sentir llamado por un mundo de realidad… aupado en su propósito por el afán enlentecedor de “suaves alondras del tacto…" recorriendo de a poco “aquella línea larga/inverosímil, sinuosa… por donde se llega al sueño”.
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