Friday, February 16, 2024

A Pedro Román... un último aplauso (por Wilfredo A. Ramos)


Con gran pena me impongo escribir estas líneas, para a través de ellas tratar de rendir tributo a un artista, quien desde muy temprana edad vivió entregado en cuerpo y alma al mundo del arte, asumiendo el extraño y triste privilegio de dar inicio en esta ciudad de Miami, al largo andar de la cultura cubana en el exilio. Nos referimos a Pedro Román, el que en la tarde de ayer jueves nos dejara huérfanos de su vital presencia, para de esa forma privarnos de su constante energía creadora.

Hablar de su trayectoria profesional no resulta tarea fácil por lo extensa y profusa de la misma, viéndonos por tanto en la necesidad de resumir, tomando solamente algunos elementos que consideremos nos permita mostrar de manera evidente la importancia y riqueza de la misma.


Pedro Román nace en la Habana, Cuba, un 2 de setiembre del año 1944, comenzando su incursión como cantante con tan solo tres años en la Corte Suprema del Arte Infantil y en espacios dedicados a los niños de la televisión nacional, siendo más tarde seleccionado, en su temprana adolescencia, para continuar con su habitual participación en diversos shows televisivos de la época -Jueves de Partagás, Casino de la Alegría, Bar Melódico de Osvaldo Farrés (quien era su padrino), Álbum Phillips y en el programa del maestro Ernesto Lecuona- llevándolo a firmar contrato de exclusividad con el conocido productor Gaspar Pumarejo.


Al mismo tiempo, muy joven aún, mientras finaliza sus estudios como locutor, se presenta en grandes producciones de los más importantes cabarets de la Habana, grabando varios sencillos para la compañía disquera norteamericana Columbia, números que obtuvieron un gran éxito de inmediato.

Para 1958, sin haber cumplido sus quince años es contratado por un productor norteamericano para hacer presentaciones primero en Chicago y después en Las Vegas, lugar este donde protagoniza el espectáculo “Minsky’s Arabian Nights”, participando igualmente en el Show de Ed Sullivan, el de mayor audiencia televisiva en aquella época.


Regresa a Cuba, para prontamente decidirse a abandonar definitivamente su país, ante la llegada de los Castro y su proyecto comunista al poder, asentándose en esta ciudad de Miami, continuando con una carrera que lo llevará a hacer presentaciones en Puerto Rico, República Dominicana, Aruba, Curazao, Guatemala, Costa Rica, Ecuador, Honduras, Venezuela, Colombia, Perú, Chile, Brasil, Argentina, Panamá, España, Canadá, Japón y varios estados de los EEUU.


En 1962 se inicia en la producción, dirección y escritura teatral, correspondiéndole el honor de haber sido el autor y director de la primera obra de teatro cubano que subiera a los escenarios de esta ciudad, abriendo el camino para el surgimiento de un pionero movimiento teatral hispanoparlante en la misma, el cual, con sus altas y bajas, ha llegado hasta nuestras días, asentando a Miami como el centro de mayor relevancia del teatro hecho en español dentro de los Estados Unidos.

Esa importante obra se llamó “Hambergues y Sirenazos”, donde con humor recogía el sentir y las experiencias que enfrentaban en la nueva tierra a la que llegaban, los numerosos exiliados cubanos.

A dicha obra le siguieron “Espejo de un despertar”, “Miami es un vacilón”, “Los cubanazos”, “Mujeres a punto de un ataque de histeria” -mucho antes que saliera a la luz el famoso filme de Pedro Almodóvar con título muy similar- “Habanera de mi amor”, “Trilogía del color” y “Tres viudas en un crucero”, entre muchas otras. También fue autor de importantes musicales al estilo Broadway tanto en español como en inglés, obras en las cuales era igualmente el autor de toda la música.


En el 1989 crea la institución cultural ALBA -Academia de las Luminarias de las Bellas Artes- la cual presidió hasta el momento de su muerte, con el objetivo de exaltar y apoyar no solo a los artistas cubanos, sino al resto de los latinoamericanos llegados también a esta ciudad, y además como respuesta ante algunas declaraciones inoportunas e insensibles ideológicamente de artistas de esas naciones, que por aquel tiempo declaraban ante los medios que “... gracias a ellos había llegado la cultura en español a estas playas”.


Fue Román también quien se propuso honrar a los artistas cubanos, fundadores del legado artístico y cultural hispanoparlante en Miami con estrellas en la famosa Calle 8 -al igual que en lejano Hollywood- proyecto que no encontró apoyo en ese momento, para sí verse realizado posteriormente cuando la idea fue retomada por otras manos, de manera comercial, dejando en cambio reflejada las trayectorias de estrellas internacionales. Gracias a este terco ser humano, la ciudad cuenta con un memorial al gran músico cubano Ernesto Lecuona, erigido al frente del Miami Dade County Auditorium, el cual esperamos que se mantenga con vida a pesar del próximo cierre por remodelación de dicho teatro.


Para 1990 bajo iniciativa de este incansable artista se crea el Paseo Histórico de la Cultura Cubana en el Exilio, un proyecto al aire libre situado en terrenos ubicados en la calle 44 entre la avenidas 4 y 12 del West de Hialeah, el cual años más tarde fuera reasentado en otro lugar de esa misma ciudad para poder garantizar su cuidado e impedir el vandalismo y deterioro del mismo. Dicho espacio se ha convertido en un santuario de la cultura cubana, donde se muestran obras de artistas de la plástica, huellas de las manos de figuras de nuestra cultura y donde se levanta un escenario para la realización de todo tipo de espectáculos.

En algún momento de su vida en Miami, condujo su propio programa radial en la estación de radio La Fabulosa y desde el 2005 por WAQI Radio Mambí, el Show de Pedro Román, mismo nombre con el que bautizó su últimas apariciones en la televisión local, en el espacio que iniciara en el 2017 y que mantuvo a través de WLRN Canal 17, de la televisión pública del Sur del Estado, hasta la semana anterior a su deceso, aunque con anterioridad hubo de contar de igual forma con espacios en el antiguo Canal 6, HIT-TV y Tele-Miami.


Ha protagonizado dos filmes para el cine norteamericano, una producción hispano-italiana y otra cuarta filmada en esta ciudad. Para TV Martí realizó una serie especial titulada “Pedro Román: Cultura Cubana”, entre el 2018 y el 2019. Igualmente cuenta en su haber con once discos de larga duración, veinticuatro sencillos y alrededor de ocho CDs grabados. Incursionó de la misma manera en el género lírico con la Sociedad Pro Arte Grateli, fundada por Pili de la Rosa, Miguel De Grandy, Marta Pérez y Demetrio Meléndez, formando parte de conocidas zarzuelas y operetas.

Realizó presentaciones como cantante en eventos y festivales nacionales e internacionales en España, Croacia y Rumanía.

En la década de los sesenta fue director-editor de la Revista Idea, convirtiéndose en autor de varios libros, entre los que podemos citar ‘Religiones y creencias’, ‘Disquisiciones’, ‘El gran iluso’ y ‘Radam’, su primera novela, entre otros, dejando al morir algunos textos sin terminar.


Como no podía ser de otra forma, para una persona que vivió con tal grado de inquietud y entrega hacia la cultura en general y para la cubana en lo particular, ha sido merecedor de diversos reconocimientos que han honrado su trayectoria profesional.


Hasta aquí, he tratado de resumir casi noventa años de carrera artística, un verdadero récord en la vida de un ser humano, de una persona para quien el arte no poseía fronteras, como lo demostrara durante la preparación de la grabación de su último programa de televisión, en el cual yo participaba como invitado, como ya se había hecho habitual, para hablar sobre el teatro en la ciudad, y donde con cierta tristeza me dijo que lamentaba no haber tenido tiempo para poder incursionar también en la artes plásticas que tanto le gustaban.


La lamentable pérdida de esta destacada figura del ámbito cultural de nuestro entorno, deja un significativo vacío que muy pocas personas pudieran ser capaces de llenar, debido a su proyección sumamente diversificada, su pluralidad de intereses artísticos, pero además por la calidez del ser humano, la afabilidad, el respeto y la valoración sincera hacia la creación del prójimo, así como por su enorme amor hacia la patria que se vió obligado a dejar atrás, la cual supo llevar consigo hasta sus postreras horas de vida.

Hoy nos ha abandonado no sólo un creador empedernido y un talentoso artista, hoy se nos cierra un libro de la historia de una parte de los cubanos exiliados, errantes por el mundo, que con un modo distinguido y educado de apreciar la vida, de enfrentarla, de modelarla con sus manos, nos han querido enseñar una senda que lamentablemente no todos hemos sabido apreciar.


Pedro Román, tu partida nos encierra en el luto, pero el recuerdo de la energía con que te lanzaste a realizar tu obra, nos dará eternas fuerzas para no desmayar.



Lic. Wilfredo A. Ramos
Miami, febrero 15, 2024
4:32 am.

Las fotos que acompañan el texto pertenecen al archivo personal de Pedro Román. Se publican por cortesía de su familia.

Las fotos a continuación del texto son de Wilfredo A. Ramos.



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