Entre el pasado 18 y 28 de enero, subió al escenario de la sala grande del Tower Theater, en la Pequeña Habana, la obra “Tango perdido”, del dramaturgo argentino Mario Diament, en una puesta en escena dirigida por el venezolano Carlos Sierra e interpretada por los actores de ese mismo país Lupita Ferrer y Raul González. Ahora ha vuelto a ese mismo espacio por solo tres días (10, 17 y 18 de febrero), habiendo dividido una presentación que mantuvo la sala totalmente llena de público, algo que supuso un golpe al éxito de dicha temporada. Problemas de programación que deben tenerse en cuenta al momento de manejar un teatro.
Mario Diament es también un narrador, ensayista y periodista, quien ha residido en Israel, New York y Miami, lugar este último donde ha ejercido como profesor de la escuela de Periodismo y Medios de Comunicación en la Universidad internacional de la Florida, habiéndose destacado además como corresponsal en varios continentes. Es miembro de la academia Nacional de periodismo de Argentina, habiendo recibido el Premio Konex en el año 2014, lo que lo posicionó como uno de los dramaturgos más relevantes de esa década.
Entre sus obras teatrales se encuentran “El libro de Ruth”, “Tierra del fuego” -ambas dirigidas en esta ciudad por el fallecido Max Ferrá- “Por amor a Lou”, “Crónica de un secuestro”, “Esquirlas”, “Equinoccio”, “Un informe sobre la banalidad del amor” y “Citas a ciegas”,entre otras más. Precisamente esta última ha sido adaptada al cine en una coproducción argentina-española bajo el título de “Inevitable” y al rumano con el nombre de “Puzzle”. Su pieza “Tierra de fuego”, obra importante dentro de su dramaturgia, aborda del conflicto palestino-israelí, procurando mantener un equilibrio hacia la visión de ambas partes, permitiendo que sus personajes expresen cada uno sus verdades, proponiendo una reflexión honesta por parte de ambos bandos, acerca de una escabrosa situación que enfrenta desde tanto tiempo a estos pueblos.
La obra “Tango perdido”, sale de la pluma de sus autor hacia el año 1993 bajo el título de “Interviu”, estrenándose en el Teatro Municipal General San Martín de Buenos Aires en 1994, acaparando desde entonces la atención del público y obteniendo múltiples reconocimientos.
Para 1996 la obra llega a esta ciudad de Miami, estrenándose en inglés bajo la dirección de Joe Adler, después de un amplio recorrido internacional ya rebautizada como “Tango perdido”, regresando a los escenarios miamenses en el 2005.
Este texto dramático, es concebido por el autor como ‘un juego entre un gato y un ratón’ , donde la sorpresa y los continuos cambios de situaciones, haciendo que la acción tome constantemente caminos inesperados. El autor va ha considerar esta pieza como un homenaje al cine, el teatro y al periodismo, mezclando dichos temas en la trama de la misma. A través de su trama, propondrá misterio y algo de humor, haciendo que sus dos personajes Valeria Durán, famosa actriz de cine retirada repentinamente y Diego Goldstein, oportunista periodista, se muevan constantemente en una especie de cuerda floja, donde el perder o el triunfar serán condiciones que se vayan alternando entre ambos, invitando al espectador a tomar parte en el conflicto, el cual una y otra vez volverá hacia atrás, sugiriendo un nuevo rumbo en la trama, hasta llegar al sorprendente final.
En cuanto al desempeño de los actores, ambos ofrecen un ajustado trabajo del género que nos ofrece el autor. La comedia no es, como algunos pudieran pensar, una expresión fácil de las artes escénicas, por el contrario la misma requiere control total de las emociones para ofrecer en cada instante, mediante el atinado uso del vocabulario, entonaciones de la voz y gestos, los atinados ingredientes que converjan en el verdadero desarrollo de la comedia.
Dentro de esta obra, de solo dos personajes como ya señalamos con anterioridad, el de la diva retirada, en esta oportunidad interpretado por la conocida actriz Lupita Ferrer, no requiere un complejo trabajo psicológico. Este papel exige, eso sí, una mesura falsa de las emociones mediante un grado de superficialidad y banalidad que Ferrer proyecta a la perfección. La actriz, domina su personaje con la pericia necesaria que el mismo requiere, ofreciendo un trabajo ligero, nada complicado, pero bien interiorizado.
Con respecto a la incorporación de Raul González como el astuto periodista, el actor asume un personaje complejo, el cual requiere de un profundo trabajo de transformación sobre el escenario. Su desarrollo en la trama refuerza la intención del autor de desorientarnos, acentuando con ello el factor sorpresa que poco a poco va recorriendo la acción. El desdoblamiento que requiere dicho personaje, el actor lo incorpora con naturalidad y de manera progresiva. Con un perfecto dominio de sus acciones físicas y su voz, González, logra dar vida, con absoluta complicidad, la intención del dramaturgo al poner sobre el escenario un trabajo actoral de cierta complejidad digno de un drama, pero que en esta oportunidad se dirige hacia la comedia.
Sin duda, en esta pieza, el peso de la misma recae en el personaje masculino, encargado de llevar la trama por diversos vericuetos, hacia ese final insospechado, que acentúa de cierto modo el carácter absurdo que recorre la obra.
Dentro de la extensa obra dramática de Mario Diament, esta pieza mantiene el interés de su autor por ofrecernos trabajos que interioricen en las razones del comportamiento humano, mostrando que por medio de la comedia esto es también posible, mostrando a la vez que sus obras van a tener en todo momento una excelente aceptación por parte del público.
Lic. Wilfredo A. Ramos
Miami, febrero 19, 2024.
Fotos/Alfredo Armas.
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