Han transcurrido ya muchos soles y muchas lunas desde que, aquella mañana por una calle habanera, caminó un león suelto como si estuviera en un paraje africano. En los setentas del siglo pasado no era la misma Habana de ahora, quizá con menos hoteles modernos, pero más tranquila y acogedora que la de hoy día... más cubana. De una u otra forma nos sentíamos protagonistas del tiempo.
En aquella Habana, donde se encuentra la sala Polivalente, frente a la terminal de ómnibus interprovinciales de la Avenida Boyeros, era un terreno abierto, sin edificaciones, donde se encontraba la Feria de la Juventud, así se le denominaba. A veces existían ventas donde se ofertaban productos de manufactura nacional en los quioscos, en otros puestos había venta de alimentos, etc. A veces levantaban una carpa del Circo Nacional y en más de una ocasión se exhibieron animales, entre ellos una jaula con su león.
A la Facultad de Psicología asistía un muchacho muy simpático y escribo su nombre: Roy, por si lee esta especie de crónica sepa que lo recuerdo con cariño como al resto de compañeros. Siempre nos hacía reír con sus anécdotas. El día del león, salió Roy de su casa para la Facultad y al ir por la calle “Diecinueve de mayo”, muy temprano en la mañana, se encontró con el león de la Feria que caminaba apaciblemente por unos portales. Contó que pasó del asombro momentáneo a un susto mortal... que instintivamente dio la vuelta y despacio se escondió en la primera entrada que encontró, una escalera de edificio.
Sintió un taconeo y vio a una muchacha caminando hacia esa dirección, muy elegante, con portafolio, sombrilla, tacones, y hasta él llegó su perfume... se contoneaba muy dueña de sí. A pesar del miedo sintió apremio por avisarle... movió los brazos y... ¡oiga no siga que hay un león! ¡oiga no siga que hay un león! Contó que la muchacha lo recriminó fuertemente... “¡es muy temprano para esa broma burda!... ¡Acomplejado!... ¡Qué maneraaa...! ¡AAAYYY! ¡AUXILIO! La vio soltar portafolio, tacones y sombrillas y correr aterrada dando gritos ... hasta que se perdió en la esquina. A los pocos minutos recogieron al león.
Se especuló mucho sobre el león de la Feria suelto y se llegó a la conclusión de que alguien dejó sin o queriendo la jaula abierta y el león salió. No hizo daño e inmediatamente lo rescataron y lo devolvieron a su jaula.
Roy no vio más a la muchacha... nunca supo si recogió sus pertenencias aquella mañana habanera con destellos africanos.
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