Friday, May 3, 2024

"La bohème" de la Florida Grand Opera: la perfección sí es posible. (por Baltasar Santiago Martín)


Aunque según un dicho muy socorrido hasta por mí: “Lo perfecto es enemigo de lo posible” –sobre todo cuando se trabaja con lo que se tiene, y lo mejor que se puede con ello, pero se sabe que siempre se puede superar–, en esta ocasión tengo que desdecirme, porque el domingo 7 de abril de 2024 pude ver una puesta de la ópera La bohème, de Giacomo Puccini, por la Florida Grand Opera, grandiosamente perfecta, lo que es ya mucho decir.

Generalmente, en una reseña de un espectáculo, sea de ballet, ópera o teatro, el crítico debe argumentar muy bien sus opiniones adversas –si las hay–, pero en el caso que hoy me ocupa, yo debo hacer lo contrario, que es defender mi calificativo de “grandiosamente perfecta” para esta La bohème de la Florida Grand Opera, cuyas puestas he reseñado desde el año 2000, pero confieso que es la primera vez que le adjudico a una de ellas ese calificativo, lo que no quiere decir que otras no lo hayan sido, como la Tosca de Deborah Voigt, La Traviata y la Thais de Eglise Gutiérrez y el Nabucco de Nelson Martínez, entre otras.

Por ser un miamense agradecido y muy orgulloso de nuestra Florida Grand Opera, por reivindicar nuestra denostada y vilipendiada ciudad desde el punto de vista cultural –y sobre todo, en el universo de la alta cultura: ópera, ballet y música clásica en general– es que, por primera vez en estos 24 años de reseñas operísticas a la FGO, estreno el ditirámbico adjetivo de “grandiosamente perfecta” con esta su más reciente entrega, porque precisamente llevo 24 temporadas escuchando que “en Miami no hay cultura y que es en Nueva York, París, Londres, Viena y Praga donde se puede ver ópera del más alto nivel”, y parece que ahora sí esto ya “me colmó la copa”, pues en Miami, señoras y señores, la FGO lleva ya, desde 1994, presentando espectáculos operísticos que no tienen nada que envidiarle a los europeos, que los he visto, que conste, en video y varios en vivo.

La bohème (en español, La bohemia) es una ópera en cuatro actos​ con música de Giacomo Puccini y libreto en italiano de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica, basado en la novela por entregas Escenas de la vida bohemia, de Henri Murger,​ publicada a lo largo de cinco años (1845-1849) en el periódico El Corsario, que los libretistas extractaron a solo determinadas viñetas de la vida de varios jóvenes bohemios en el Barrio Latino de París, en la década de 1840, teniendo como centro la relación entre el poeta Rodolfo y la modista Mimí.

1- Vestuario de Mimí para el Acto I del estreno mundial
2- Diseño de vestuario para el Acto II de la rappezzatrice (la remendadora) para el estreno mundial. Fuente: Wikipedia
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Para ir de lo general a lo particular, el primer gran acierto de esta puesta es la escenografía y el vestuario –a cargo de David P. Gordon y Howard Tsvi Kaplan respectivamente–, que junto con el trabajo de luces de Barry Steele, lograron “traer el París de 1838 a Miami”.

Como para mí la ópera es antes que algo –no digo “que nada” ni “que todo”– música –en este caso la maravillosa partitura del genial Giacomo Puccini–, tengo que decir que el maestro Joseph Mechavich condujo con mano experta la orquesta, desde la primera a la última nota, para sacarle toda su riqueza cromática, con un nivel de excelencia a la altura de las mejores casas de ópera del mundo, y el coro, bajo la dirección de Daniel Bates, aportó también lo suyo, para realzar aún más la representación con su participación en el Café Momus del segundo acto.

Entrando ya en lo particular, todos los actores cantantes “vivieron” sus personajes con absoluto “verismo” –cual lo demanda esta ópera–, amén de ser vocalmente suntuosos, sin desigualdades entre sí, lo que evidencia la exquisita selección del elenco por la dirección de la FGO.

La soprano Rebecca Krynski, como Mimí, dejó de ser ella para convertirse en la joven e ilusionada modista protagonista de la ópera, por su encomiable entrega al personaje, sin desmerecer en lo absoluto en lo vocal, con un “Sì, mi chiamano Mimi” / “Sí, me llaman Mimí” de estudio de grabación, “arropada” por el tenor Davide Giusti como el poeta Rodolfo, quien brilló también tanto en lo actoral como en lo vocal, desde su “Che gelida manina” / “Qué manita más fría” hasta el precioso dúo “O soave fanciulla” / “¡Oh, dulce muchacha!” con Rebecca.

A su vez, el resto del elenco estuvo en todo momento a la altura de sus protagonistas, pues tanto el barítono Craig Verm, como el pintor Marcello; el bajo Keith Klein como el filósofo Colline y el barítono Joseph Canuto León como el músico Schaunard, se lucieron en sus imprescindibles roles de fieles amigos de Mimí y Rodolfo, con gran simpatía y comicidad en los momentos felices en la buhardilla de los cuatro bohemios.

El primer acto en la buhardilla de los cuatro bohemios amigos: Keith Klein como el filósofo Colline; Craig Verm, como el pintor Marcello; Joseph Canuto León como el músico Schaunard; y Davide Giusti como el poeta Rodolfo.
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Y regresando al ya mencionado Café Momus del Barrio Latino de París del segundo acto, la soprano ligera de coloratura Taylor – Alexis DuPont agregó un diamante más a la diadema de excelencia de esta puesta, como la casquivana y coqueta Musetta, pues “bordó” el emblemático vals de Musetta: “Quando m'en vò” / “Cuando voy”) como si estuviera también en un estudio de grabación sin necesidad de repetición –por lo perfecto– y con gran gracia por demás, por lo que hubiera dejado a Giacomo muy satisfecho en todos los sentidos, amén del colorido cuadro conformado por los vendedores callejeros que vociferan sus productos (coro: “Aranci, datteri! Caldi i marroni!” / "¡Naranjas, dátiles! ¡Castañas calientes!"); los niños de las calles que claman por ver las mercancías de Parpignol, el juguetero; y los soldados que irrumpen con sus llamativos uniformes; así como por su convincente desempeño para deshacerse astutamente de su rico –y envejecido– amante y admirador: el ministro del gobierno Alcindoro, rol que el bajo Neil Nelson se calzó como el ajustado zapato que Musetta usó como pretexto para reconciliarse con su amado Marcello (Neil hizo también del casero Benoit en el primer acto).

El segundo acto en el Café Momus
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El segundo acto en el Café Momus: Joseph Canuto León como Schaunard; Sara Kennedy como Musetta; Craig Verm, como Marcello; Davide Giusti como Rodolfo y Rebecca Krynski como Mimí.
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En el emotivo tercer acto, que se desarrolla en la aduana de Enfer, Mimí pasa la barrera junto a los vendedores ambulantes que entran a la ciudad y canta el aria: “¡O buon Marcello, aiuto!” / “¡Oh, buen Marcello, ayuda!", en la que le cuenta a este lo difícil que se ha vuelto la vida con Rodolfo, que ha abandonado la casa la noche anterior.

El tercer acto en la aduana de Enfer: Rebecca Krynski como Mimí y Craig Verm como Marcello.
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Rodolfo, que acaba de despertar en la taberna donde ambos viven, entra a escena en busca de Marcello y le confiesa en el aria “¡Mimí e tanto malata!” / “¡Mimí está tan enferma!”, que decidió fingir no amarla más para que se olvide de él y encuentre a otro hombre que le haga la vida más cómoda y la cuide mejor por su enfermedad mortal (tuberculosis, sin cura en ese entonces); Mimí, desde su escondite, lo escucha todo y su tos la descubre, entonces canta de forma sublime a su amor perdido el aria “Donde lieta usci” / "Donde feliz salí"), pero deciden permanecer juntos hasta que llegue la estación de las flores, la primavera.

El acto finaliza con el bellísimo cuarteto de Mimí, Rodolfo, Musetta y Marcello: “¡Addio dolce svegliare alla mattina!” / "¡Adiós, dulces despertares por la mañana!"), tras haber confrontado sus respectivos amores, de reconciliación los primeros y de continua pelea los segundos.

En el cuarto acto y final, nuevamente en la buhardilla –donde hasta llegué a “sentír” desde mi butaca el intenso frío del invierno parisino que ya “la nieve” del tercero había evidenciado–, Marcello y Rodolfo se lamentan de la pérdida de sus respectivas amadas (dúo: “¡O Mimì!, ¡Tu più non torni!” / "¡Oh Mimí, no regresarás!") y tras ello, los cuatro amigos bohemios parodian un delicioso banquete, cantando y bailando “¡Gavota!”; entonces Musetta entra con Mimí, a quien ha encontrado vagando por las calles, muy debilitada por su enfermedad, y todos la ayudan a sentarse en una silla y luego a acostarse.

Musetta y Marcello salen de la habitación para vender las joyas de ella y así comprar algunas medicinas, lo que me lleva a hacer una disgresión que no tiene que ver en sí con esta puesta: Musetta, que no duda en explotar a viejos ricos por su dinero –lo que es también otra forma de prostitución (ver mi reseña a Burdel El Ojo Azul de El Ingenio Teatro) –, tampoco vacila en deshacerse de sus joyas para socorrer a Mimí. lo que demuestra una vez más que el fenómeno del sexo por dinero no es solo en negro o blanco, sino que, como todo, tiene sus matices muy humanos: ellas –y ellos, por supuesto– también sienten, sufren y aman como los que más.

De regreso a La bohème de la FGO, reitero un concepto que siempre he defendido en mis reseñas cuando de dramas como este se trata: “Si llega a conmover hasta las lágrimas, el director y el elenco merecen el máximo elogio”, y no me da ninguna vergüenza confesar que, a partir de la llegada de Mimí tan enferma, he tenido que contener los sollozos.

Davide Giusti como Rodolfo
 y Rebecca Krynski como Mimí.
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Colline sale para empeñar su abrigo ( “Vecchia zimarra, senti” / "Viejo abrigo, escucha"). Solos, Rodolfo y Mimí recuerdan sus tiempos felices (dúo de Mimí y Rodolfo: “¿Sono andati?” / "¿Se han ido?") y Rodolfo le entrega el sombrerito rosado que él le compró y que ha conservado como un recuerdo de su amor. Regresan todos, con el manguito para calentar las manos de Mimí que ella quería y alguna medicina. Le dicen a Rodolfo que han llamado al médico. Mientras Musetta reza, Mimí muere. Schaunard descubre a Mimí sin vida. Rodolfo cae en cuenta y grita: ¡Mimí...! ¡Mimí...! angustiado, y llora sin poder contenerse.

Como dije al principio de esta reseña: ¡la perfección sí es posible!



Baltasar Santiago Martín
Fundación y Editorial APOGEO
Revista CARITATE
Asociación de Cronistas de Espectáculos de Miami (ACEM)

Hialeah, 2 de mayo de 2024

Fotos: Cortesía de la FGO

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