Monday, May 20, 2024

Noche de ballet en el Jackie Gleason Theater. (por Wilfredo A. Ramos)



“Bailar es poesía con brazos y piernas”
Charles Baudelaire (poeta, ensayista y crítico de arte francés).





Como ya va siendo habitual, el Cuban Classical Ballet of Miami (CCBM), bajo la dirección de Eriberto Jiménez, ofreció una más de sus presentaciones con el propósito de entregar al público amante de esta manifestación artística, obras que de otra manera nunca subirían a los escenarios de esta ciudad, impidiendo su conocimiento y disfrute. Dicha función tuvo como escenario al The Filmore Miami Beach at the Jackie Gleason Theater, el imponente teatro de estilo Art Deco de la playa.

Raymonda
Natalie Álvarez, Ariel Morilla.
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Para esta oportunidad el programa seleccionado estuvo formado, en su primera parte, por el pas de deux del acto III del ballet ‘Raymonda’ (1898), con coreografía de Marius Petipa, música de Aleksandr Glazunov y libreto Petipa e Ivan Vsevlozhky; el pas de deux del ballet 'Le Papillon' (1860), coreografiado por Marie Taglioni, con música Jacques Offenbach y libreto de Jules-Heenri Vernoy de Saint Georges, y como tercer número el pas de troi del acto I del ballet 'El lago de los cisnes', coreografía de Marius Petipa y Lev Ivanov –aunque la original correspondió a Julius Reisinger- mientras que la música pertenece a Piotr Ilich Chaikovski.


El segundo acto de la noche brindó la oportunidad de apreciar lo que se conoce como ‘Bodas de Aurora’, que no es más que el acto III del ballet ‘La Bella Durmiente’ (1888), el cual tiene coreografía de Marius Petipa, música de Chaikovski y el libreto a cargo de Ivan Vsevolozky.

Esta presentación del CCBM contó además con la expectativa de ver bailar por vez primera en este país a algunos de los jóvenes bailarines que desertaron del Ballet Nacional de Cuba después de su presentación en la ciudad de San juan, en Puerto Rico en el pasado mes de marzo, hecho este que ha sido cada vez más frecuente, desde la histórica deserción de diez miembros de dicha compañía acaecida en París, en el año 1966. Lo anterior sin duda alguna atrajo una gran cantidad de público. que colmó el teatro.


Con respecto a la primera parte del programa, hay que destacar sin duda alguna la interpretación que del pas de deux de 'Raymonda' realizaran Natalie Alvarez -norteamericana de ancestros cubanos, y Ariel Morilla, uno de los bailarines recién llegados. Ambos poseedores de una muy buena figura, ante todo ofrecieron una hermosa pareja, que junto a un acertado trabajo se ganaron uno de los más merecidos aplausos de la noche. Esta coreografía requiere por parte de la bailarina de un riguroso trabajo de ajuste entre los tiempos musicales y la ejecución de sus movimientos, lo que la convierte en un reto interpretativo.

A lo anterior no se puede dejar de añadir que dicho ballet, por las fuertes raíces folclóricas que posee, pudiera ser considerado como una ‘danza de carácter de salón’, aspecto que tiene que ser muy bien concebido por ambos intérpretes, lo cual es necesario trabajar aún más por parte de ambos bailarines. A propósito de la entrega técnica, Alvarez es una bailarina que amén de poseer buenas dotes naturales, es poseedora de una impresionante preparación gracias a las excelentes maestras que intervinieron en su formación: las cubanas Lourdes Albarello y Aida Villoch.

En cuanto Morilla, se desenvolvió como un buen partner, dejando una grata impresión en cuanto a su técnica y desenvolvimiento en escena, elementos ambos que forman parte de la buena base que posee para continuar con su preparación en aras de su futura carrera artística.

Le Papillon
Cynthia Hamm, Kelvin Rabines
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Cynthia Hamm y Kelvin Rabines fueron los encargados de asumir la interpretación del pas de deux del ballet ‘Le Papillon’, trabajo que aunque no es de extraordinarias exigencias técnicas, si lo es en cuanto a las interpretativas, por ser una obra concebida dentro del llamado periodo ‘romántico’ del ballet, en donde el manejo del estilo es de suma importante y cada gesto o movimiento se encuentra en función de reflejarlo. Ambos bailarines asumieron su trabajo con elegancia y fragilidad, aunque no estaría de más un estudio más detallado de aquellos elementos casi sutiles que caracterizan este muy exigente estilo.

Pas de trois Act. III Lago de los cisnes,
 Eleni Gialas, Yalenis Rivero, 
Yandy Alvarez.
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La tercera propuesta de esta primera parte del programa corrió a cargo del conocido pas de troi del ballet ‘El lago de los cisnes’, llevado a escena por Eleni Gialas, Yelenia Riveron y Yandy Alvarez, los dos últimos integrantes del grupo de bailarines cubanos recién llegados. Este trabajo dejó de manifiesto falta de preparación -o de ensayos, que es lo mismo-, así como un pobre desempeño técnico sobre todo en el caso de los dos bailarines debutantes en este país. En realidad fue una decepcionante propuesta con la que no debió de haberse expuesto a sus intépretes sobre un escenario.

El supuesto plato fuerte de la noche sería la presentación de las muy promocionadas ‘Bodas de Aurora’, espectáculo que goza de mucha popularidad entre el público -sobre todo infantil- el cual se acostumbra a presentarlo de manera individual fuera de la producción completa del ballet al que pertenece.

Como ya es habitual para este tipo de trabajo, Jiménez, director del CCBN, siempre requiere de la participación de alumnas aventajadas de algunas academias de ballet para conformar el cuerpo de baile, las cuales en esta oportunidad mostraron notable falta de cohesión y de ensayos.

Este espectáculo incluye algunos pas de deux basados en cuentos infantiles -El Gato con Botas, Caperucita Roja y El Pájaro Azul- erróneamente atribuidos todos a la autoría de Charles Perrault (1628-1703), quien es el creador solamente de los dos primeros, siendo la escritora francesa Madame d’Aulnoy (1651–1705), la autora del último de ellos.


Los intérpretes del primero -El Gato con Botas- fueron Natalie Uribe y Oscar Nathanael Medina, quienes cumplieron con las sencillas exigencias que el mismo requiere, aunque denotaron un no terminado trabajo de manos, parte indispensable en sus respectivas caracterizaciones.

Caperucita Roja
Kyra Werbin, Kelvin Rabines.
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Por su parte Kyra Werbin y Kelvin Rabines -quienes por cierto fueron omitidos sus nombres en el ‘Quien es Quien’ del programa de mano- asumieron los conocidos personajes de la caperucita y el lobo con desenvoltura, destacándose los portentosos saltos del bailarín, lo que brindó algo de lucimiento a un trabajo al que poco se le puede extraer.

El siempre esperado pas de deux de El Pájaro Azul, que tuvo por intérpretes a Eleni Gialas y Yandy Alvarez, resultó una gran decepción. Pobre trabajo con el estilo de caracterización por parte el bailarín, junto a una desacertada muestra técnica por parte del mismo, así como dificultades para adaptarse a los tiempos musicales de ambos, dejó un amargo sabor.


La sorpresa de la noche fue la aparición del bailarín Carlos Caballero Hopuy, integrante del afamado Les Ballets Trockadero de Monte Carlo, interpretando el personaje de la maligna Hada Carabosse, al cual le insufló no sólo la energía que caracteriza a dicho personaje, sino que hizo de él una magnífica demostración de lo que puede lograr un bailarín bien entrenado en el baile en ‘puntas’. Su destreza y excelencia técnica quedó en evidencia para el disfrute de un público que los reverenció con sus aplausos.

En su segunda salida a escena, en esta oportunidad en el rol del Hada de las Lilas, Natalie Alvarez dejó a la vista que es una bailarina que se encuentra preparada para asumir retos mucho mayores. Su trabajo fue de una limpieza total, con el acostumbrado control sobre giros y balances, que muestra en cada una de sus actuaciones, incorporando su personaje con el estilo requerido. Nos gustaría poder tener noticias en un futuro próximo de su presencia en otros escenarios, el tiempo para los bailarines es demasiado breve y debe saber aprovecharse al máximo.

Bodas de Aurora
María Luisa Márquez, Ihosvany Rodríguez.
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Bodas de Aurora
María Luisa Márquez, 
Ihosvany Rodríguez, Natalie Álvarez,
 Carlos Hopuy.
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El momento esperado por todos los asistentes llegó con la aparición en escena de María Luisa Márquez -ex bailarina principal del BNC, en su debut en este país, después de desertar en Puerto Rico- asumiendo el papel protagónico de la princesa Aurora, artista que desde su salida a escena demostró el por qué de su meteórica carrera, la cual desde sus años como estudiante la llevara a obtener múltiples medallas de oro en diversos concursos y haber tenido el privilegio de ingresar a la agrupación danzaria cubana con el rango de ‘solista’, algo sin antecedentes en la historia de la misma. Su interpretación de este personaje, el cual fuera también su debut en el mismo, lo asumió con su acostumbrado virtuosismo técnico y una excelente muestra de nivel artístico, logrando junto a su pareja, Ihosvany Rodríguez, bailarín conocido de esta ciudad, un muy buen desempeño el cual recibió el fervoroso aplauso del conocedor público que asistió a esta velada.

Como último aspecto a comentar, he dejado uno, el cual merece toda nuestra atención por lo preocupante del mismo y que tiene que ver con el trabajo técnico que requiere la realización de todo espectáculo.

No es un secreto para nadie que se desenvuelva dentro del mundo de las artes escénicas en este país, lo que cuesta poder acceder a rentar un espacio donde presentar un espectáculo ya sea danzario o dramático y Miami no es la excepción. También es del conocimiento de todos que debido al cierre temporal del Miami Dade County Auditorium, esta ciudad se verá desprovista por un tiempo -ojalá no se alargue demasiado- de uno de sus escenarios más requeridos, lo que hace que un lugar con una mejor posibilidad en cuanto a condiciones técnicas, desaparezca de momento, quedando casi como única opción el Fillmore Miami Beach at Jackie Gleason, ya que pensar en el Adrienne Arsht Center es delirar.

El que el Cuban Classical Ballet of Miami tenga que subir a las tablas del teatro de la playa, también tiene otra razón, ésta debido a compromisos entre la institución artística y dicha ciudad, lo que por partida doble obliga a la agrupación danzaria a tener que presentarse en dicho escenario. El problema con esto último es que esta instalación no posee los requerimientos técnicos necesarios y por lo visto humanos, para asimilar tal tipo de espectáculos, el cual no viene respaldado por una cantidad de dinero apropiada que le permita poder resolver las carencias que el teatro presenta.

Para citar solo dos de las dificultades con las que tiene que enfrentarse el CCBM al momento de organizar su trabajo en este espacio, están la ausencia de un ‘ciclorama blanco’ -telón de ese color que se coloca cubriendo el fondo del escenario- indispensable para determinadas presentaciones de ballet; siendo la segunda, la enorme falta de equipos de luces, lo que provoca que los intérpretes bailen entre manchas de luces y de oscuridad, no pudiéndose realizar un adecuado diseño de iluminación.

En otro orden de cosas encontramos el inconcebible trabajo del personal técnico, que en la función de la cual estamos hablando, dejaron las luces de sala y las de trabajo en el escenario –para colmo dirigidas de frente al público- encendidas una vez abierto el telón de boca y comenzada la representación, pero si esto no fuera suficiente las luces de la sala se encendían y apagaban constantemente a lo largo de toda la representación y para colmo, durante una ejecución del cuerpo de baile se encendió igualmente un proyector -equipo potente de luz concentrada que es utilizado para iluminar a un artista en la escena- el cual en vez de ser apagado inmediatamente, fue desviado, dejando iluminado la embocadura del escenario por algunos minutos.

A estos inaceptables problemas técnicos, la función se vió afectada además por un mal manejo de la tramoya, ya que una vez comenzada la Bodas de Aurora, en la segunda parte de la noche, mientras se desarrollaba la acción bajaban unos telones de la escenografía, que habían olvidado colocar en su posición pertinente.

En este teatro, desde que fue vendido a una productora de espectáculos, se está acostumbrado a trabajar con las producciones que ya vienen armadas, que traen sus propios equipos técnicos -luces, sonidos, escenografía- por lo que han descuidado el acondicionamiento propio e indispensable de dicha instalación -y de cualquier otra de sus características- en detrimento de otros eventos que opten por subir a dicho escenario teniendo diferentes requerimientos y maneras de producirse, pero sobre todo, un tipo de respaldo económico más modesto.

Otro problema que se hizo demasiado obvio y que esta vez tiene que ver directamente con la dirección del espectáculo es el referente a las bandas sonoras utilizadas, las cuales no están calibradas para tener el mismo volumen entre sí, amén de terminar todas de manera brusca, mostrando de forma muy notoria el corte sonoro de las mismas. No sabemos si este último aspecto incidió en que casi la mayoría de las interpretaciones de los bailarines terminaran fuera de música, situación que se pudo apreciar en reiteradas oportunidades.

Como conocedores de los pormenores que conlleva dar vida a un espectáculo, consideramos que se debe velar con mucha más precisión todos los detalles a la hora de plantearse la realización del mismo e igualmente ser extremadamente exigentes con respecto al trabajo del personal técnico. Sin duda sabemos de las penurias materiales por las que pasan todos los artistas en la realización de sus proyectos, pero debemos recordar que se trabaja para un público que paga y va a disfrutar de un espectáculo profesional, al que debemos entregarle un trabajo con la mayor calidad posible. De las dificultades cotidianas ya se sabe, pero esas no le interesan al espectador.

Lamentablemente tanto esfuerzo no podemos decir que tuviera un feliz resultado del todo, pero no obstante siempre queda reconocer un esfuerzo que trata de hacer avanzar hacia delante la frecuentemente maltratada cultura.

Por nuestra parte quedamos en espera de la XXIX edición del Festival Internacional de Ballet de Miami, que como ya es habitual nos colocará por algunas semanas en el centro de interes de la danza a nivel mundial.


Bodas de Aurora
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Lic. Wilfredo A. Ramos
Miami, mayo 14, 2024
 
Fotos/Simón Soong.

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