Wednesday, May 29, 2024

"Welcome to Havana, Señor Hemingway": Los primeros años habaneros de Hemingway en una novela de Alfredo José Estrada. (por Carlos A. Peón-Casas)


Mucho se ha dicho de aquella temprana incursión habanera de un Hemingway que ya había conocido la ciudad de paso rumbo a su nueva realidad existencial en el cercano Key West en abril de1928.

El año 1932 marcaría ese reencuentro que su bien enterado biógrafo Carlos Baker reseña con profusión.

Esas primeras jornadas que Hemingway planeó inicialmente para que duraran unas dos semanas, se extendieron a dos meses a partir de abril de aquel mismo año.

Desembarcados a bordo del Anita propiedad de su amigo Russell, a su vez el regente del famoso Sloppy Joe’s Bar, los viajeros tomaron los predios habaneros por asalto.

Con ese setting a la vista Alfredo José Estrada desgrana su interesante y bien contada novela ya mencionada.

Una vieja foto le sirve de apoyatura. Datada en abril de aquel año, retrata uno de los tantos momentos de un Hemingway notoriamente feliz con una de sus espléndidos marlins recién arrancados a la impetuosa corriente del Golfo frente a la mítica ciudad habanera

A su lado posaba, believe or not, el abuelo del autor. Sería uno de los primeros habaneros en entablar cercanías con aquel Hemingway ya reconocido escritor, que incluso se había traído consigo las pruebas de galera de su próxima entrega a las prensas: Muerte en la Tarde.

Estrada, hábil narrador y primero editor educado en Harvard, desanda aquella relación de su abuelo, hábil pugilista en sus años coincidentemente en Harvard, y de quien la leyenda familiar que el autor rastreó con profusión, decía que habría noqueado al propio Hemingway alguna vez.

De la relación de ambos, que arrancó alguna tarde de aquel abril en el mítico Floridita, donde el propio autor enrumbaría sus pasos en pos de detalles para su novela, se entretejen los intríngulis de esta excelente pieza narrativa donde otra vez, y casi siempre se entrelaza el amor y la pasión, y una y otra dama, incluyendo inefablemente a aquella Jane Masón tan imbricada con aquel Hemingway de míticas prestancias.

El resultado de una trama que se afinca en la ficción, pero que no carece de oleadas de muy bien documentada historicidad, incluyendo los avatares de una era de revolución e intrigas conspirativas de aquel “machadato” de convulsas y aún discutibles resonancias, que Hemingway habría de mencionar en su reconocida Tener o no Tener, cuyo setting está también contada entre las dos orillas del Estrecho de la Florida: Key West y La Habana.

El autor reconoce que su libro es un acto conspirativo donde no faltan las inevitables referencias biográficas que van desde Baker en su Hemingway: A Life Story, las alusiones de Michael Reynolds y los apuntes de Norberto Fuentes para su Hemingway en Cuba.

Otros atisbos de valor documental les fueron cercanos desde valiosos recuentos de la revista Bohemia, el periódico Havana Post, y otras publicaciones y autores con puntuales referentes a la capital de Cuba como Alejo Carpentier y Miguel Barnet.

Tuvo además la inmensa suerte de que la propia Mary Hemingway fuera la primera lectora de esta interesante saga, que sin dudas es valiosa y elocuente, y altamente recomendable para amantes de la obra de Papá y también para entendidos y estudiosos del tema.

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