Wednesday, June 12, 2024

"El Trapecista" de Yesler de la Cruz, un monólogo sin caídas del trapecio. (por Baltasar Santiago Martín)


El viernes 26 de abril asistí a The Empty Space –Centro Cultural MIFA– para ver el monólogo –o unipersonal, como a veces se le llama– El Trapecista, un texto de Carlos Rivas, dirigido por William Cuao y protagonizado por el actor Yesler de la Cruz.

En un escenario ambientado e iluminado de modo surrealista por Marco Caridad –autor también del vestuario– y con el manejo de luces a cargo de Álvaro Durán Stella, Yesler se desdobló de modo admirable en tres personajes completamente diferentes entre sí: el hijo sobreprotegido, la madre sobreprotectora y el padre cirquero, infravalorado y recriminado por esta; en fin, una familia francamente disfuncional.

Yesler, como el hijo sobreprotegido por la madre –e inseguro por esa misma razón–, logró transmitir con su visceral interpretación toda la angustia y el drama existencial de su traumatizado personaje, que se debate entre una madre que lo quiere y un padre que se ausenta –más bien huye– de un matrimonio fallido e infeliz por partida doble, pero que no obstante, él admira y quisiera encontrar en el circo en el que el padre trabaja.

Sin que chocara el cambio, Yesler se despojó de la piel del hijo para “vestirse” con la de la madre, en una oportuna transición que hizo posible que se entendieran mejor sus cuasi neuróticas actitudes, a la manera del film Rashomón, de Akira Kurosawa, en que cada involucrado da su versión de lo ocurrido, y es el espectador el que debe dar su juicio de valor.

Yesler “madre” supo recrear, con sus frustaciones y amarguras, las circunstancias que afectaron la vida de su hijo, haciendo válido ese dicho de que “tanto quiere el diablo –la diabla en este caso– al hijo, hasta que le saca los ojos”, claro que en plan metáfora, porque al hijo solo le “oscurece” la vida con su sobreprotección, pero no lo ciega.

Yesler “padre”, por su lado, logró convertirse en un ser vulnerable, débil, víctima también de aquella –pero sin el atenuante del amor materno–, que, como ya dijimos anteriormente, huye de casa pero no deja de querer a su hijo.

Yesler de la Cruz
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En fin, un difícil y muy encomiable trabajo actoral de Yesler, que lo posicionan como uno de los grandes talentos que debemos seguir y apoyar en el panorama teatral miamense, y al que le deseo y auguro muchos mayores triunfos, tanto en el teatro como en el cine.



Baltasar Santiago Martín
APOGEO, ACEM, CARITATE
Hialeah, 12 de junio de 2024


Fotos cortesía del actor, tomadas de su Instagram.

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