Severo Sarduy, año 1955.
Foto cortesía de Oneyda González(1).
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Se trata de uno de esos poemas de juventud del bardo del Camagüey que devino una celebridad mundial en el intenso y frecuentado espectro de la ficción, cuando puso mar por medio, y se exilio en Francia a principios del penúltimo proceso revolucionario cubano.
Este poema data posiblemente de sus años de estudiante en el entonces Bachillerato de la ciudad donde eran sus compañeros de aula otros nombres que con el tiempo también habitaron el recinto intocable de la literatura de Cuba y de más allá.
Resalto este texto precisamente por provenir de una etapa de juventud donde por necesidad el emulo de escritor es por inevitable necesidad un poeta.
Intimo y nostálgico, el poema se “enreda” en el alma del rimador y promete ser ese renuevo imposible, ajeno a verdores de otros sueños y espacios, reticencia y olvido; premoniciones de un acaso que está apostando por su inevitable nulidad.
Dos cuartetos y dos tercetos con el mejor metro octosílabo son suficientes. El rimador deja la fluidez del verso hacer el resto. El lector se apropiará del guiño del poeta y lo hará suyo. Para bien, siempre para mejor…
Siete décadas después de creado este texto recobra sentido. Al menos lo tiene para este también humilde poeta que lo saborea ahora en su lejana condición de exiliado, con la nostalgia de una ciudad perdida en los marasmos y las blasfemias…
Poema a la enredadera
¡Qué triste, seca y enferma
se encuentra la enredadera!
Sus hojas desclazas ruedan
llorando por las paredes.
Papá quiere darle vuelta
a todo el patio con ella
y a mí me gusta la idea.
Aunque en mi interior yo sepa
que ya en el mundo no queda
quien pueda reverdecerla...!
Severo Sarduy
El Camagüeyano. Enero 7, 1954.
El poema ha sido tomado de:
Severo Sarduy en Cuba, 1953-1961. Compilación, prólogo y notas. CiraRomero. Editorial Oriente, Santigo de Cuba, 2007.
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1. Foto de Severo Sarduy publicada en el libro de graduados del Instituto de Segunda Enseñanza de Camagüey en el año 1955. Pertenece a los fondos del Archivo personal del abogado Reynaldo Payarés Suárez (epd).
Esta foto fue la que se utilizó para hacer el dibujo de la cubierta del libro Severo Sarduy: escrito sobre un rostro. Camagüey, Editorial Acana (2003).
Agradezco a Oneyda González el envío de esta foto para publicarla en el blog Gaspar, El Lugareño. Ver Severo adolescente.
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