Tuesday, September 24, 2024

Miami Factory Theater trae a Sartre a la escena de Miami. (por Wilfredo A. Ramos)



“En ningún otro lugar los seres humanos son más humanos que cuando están en acción, y eso es exactamente lo que retrata el Teatro”
Jean Paul Sarte



Como parte de las múltiples actividades artísticas del Miami Open Arts Fest, evento que organiza anualmente Artefactus Cultural Project, que ya va por su séptima edición, los días 19, 20 y 21 del presente mes de septiembre se presentó la agrupación Miami Factory Theater con la puesta en escena de “Sin salida” (No Exit), en una adaptación de la conocida obra del francés Jean Paul Sartre, “A puerta cerrada” (Huis close), que bajo la dirección de Erom Jimmy, contó con las actuaciones de Osmel Poveda, Lauren Santos, J.J. Paris e Ismael Requejo. La producción general estuvo en manos de Nabilah Fernández.

Jean Paul Sartre (1905-1980), filósofo, novelista y dramaturgo francés, es mayormente conocido por ser la figura más conocida del Existencialismo, corriente filosófica que tiene sus inicios en los albores del siglo XIX, pero que va a desarrollarse hacia mediados del XX, la cual plantea la preeminencia de la existencia sobre la esencia, es decir que el ser humano primero existe y después piensa. Aunque el danés S. Kierkegaard (1813-1855) y el alemán F. Nietzche (1844-1900) son considerados los padres de esta corriente filosófica, la figura de Sarte es vista como una de las más destacadas debido a su sentido de libertad, condición que consideraba primordial para el ser humano.

Dentro de obra de Sartre encontramos las novelas y relatos La náusea (1938), El muro (1939) y la trilogía Los caminos de la libertad (1945-1949); obras teatrales tales como Barioná, el hijo del trueno (1940), Las moscas (1943), A puerta cerrada (1944), La puta respetuosa (1946), Las manos sucias (1948), Kean (1954), Las Troyanas (1959), entre otras; así como ensayos, obras de carácter filosóficas, guiones cinematográficos, críticas literarias y otras obras.

El estreno de A puerta cerrada, tuvo lugar en el Theatre du Vieux-Colombier de París, en mayo de 1944, justo antes de la liberación de la ciudad del control alemán, durante la II Guerra Mundial, y ha tenido múltiples representaciones tanto en Europa como Estados Unidos e Hispanoamérica, incluso años atrás aquí en Miami bajo la dirección de Miriam Bermúdez fue presentada una versión de dicho texto bajo el título de “Acorralados”. De igual manera ha sido también llevada a la gran pantalla en varias oportunidades. La obra fue publicada y llegó a manos de los lectores en 1947 y ya para 1949 tuvo su segunda edición.


Para este trabajo, Erom Jimmy, su director, ha concebido una propuesta donde manteniéndose fiel al texto original, ha llevado la obra por los caminos de un teatro del absurdo y la crueldad -absurdo que su autor también entendió- sacándole de esta forma provecho a la trama que narra la historia original, en la cual tres individuos son encerrados por un tercero que funge de camarero, en una habitación la cual pronto descubrirán que es el ‘infierno’. Allí encerrados sin poder salir -presuntamente- las tres personas esperarán por un verdugo que no llega, dándose cuenta que ellos mismos van a ejercer de verdugos unos de los otros y de sí mismos, para al final comprobar que la puerta no se encontraba cerrada con llave, que pueden salir hacia la libertad, pero que no lo harán por encontrarse atados unos a otros.


Como es habitual en la manera de proyectarse de este director sobre el escenario, la puesta se desenvuelve en una vorágine de acciones, que provoca un constante y fuerte trabajo corporal por parte de los intérpretes, quienes se ven obligados a tratar de mantener un exigente equilibrio entre voz y movimiento que no siempre llega a buenos términos, y donde la primera sale mal parada.


Osmel Poveda, actor con un largo recorrido sobre las tablas, asume su personaje desde una certera concepción de payaso dramático, que aporta matices al mismo, a lo que suma su buen desempeño de las siempre violentas acciones físicas y su consistente manera de manejar la voz, exhibiendo los matices y el tratamiento requerido. Ismael Requejo, en el parco personaje del camarero, cumple con lo que del mismo se requiere, mientras que J.J. Paris, logra en este trabajo un cambio sustancial de la imagen actoral a que nos tiene acostumbrados, integrándose a un tipo de quehacer teatral no acostumbrado dentro de su trayectoria, pero al cual supo adaptarse para sacar su personaje -que en el original corresponde a una mujer y en esta ocasión fue transformado en hombre- con vigor y valentía, aunque su trabajo vocal se observó afectado frecuentemente por un incorrecto control del volumen y tonos de la voz, e igualmente adoleció de un más acertado manejo de matices e intenciones en sus parlamentos.


El cuarto y último personaje, estuvo en manos de la joven Lauren Santos, actriz egresada recientemente de los cursos del Adriana Barrasa Acting Studio, para quien este trabajo significó su debut profesional, el cual asumió con seguridad, enfrentándose a los requerimientos de tan complejo trabajo de actuación con desenvolvimiento. Solamente esta joven actriz necesita encontrar su propia personalidad escénica y tomar un mayor control de aquellos elementos indispensables para dominar su trabajo vocal -aspecto primordial de todo actor- y continuar preparándose, ya que en esta profesión nunca se está completamente listo, nunca se termina de aprender.


Finalmente, en cuanto a la puesta en escena, debemos señalar el efectivo concepto escenográfico en manos del propio director, con el cual enmarca adecuadamente la obra desde su sencillez y conveniencia. De igual manera el diseño de luces a cargo de Ricardo Rodríguez creó la ambientación precisa a una pieza donde su montaje requería de efectos precisos como soporte a la acción dramática.


Nos gustaría anotar que Erom Jimmy con Miami Factory Theater, se ha propuesto la creación de un espacio de investigación y creación escénica, donde a manera de laboratorio se trabaje incisivamente sobre el hecho teatral, sin temor a la intrusión, descomposición, del texto dramático, en función de diferentes lenguajes y técnicas que permitan ampliar los códigos teatrales e igualmente brindar la posibilidad de asimilar diferentes tipos de públicos con diversos intereses intelectuales y artísticos. Queda claro que para este desempeño, el cuerpo del actor necesita tener un entrenamiento físico exigente, que muy pocos actores poseen y en muchos casos pocos están dispuestos a sostener, y ese es un reto que esta agrupación tiene que asumir. Con este tipo de labor, los escenarios de Miami diversifican su entrega creativa y estética en aras de ofrecer cada vez más y mejores propuestas teatrales.


Lic. Wilfredo A. Ramos
Miami, septiembre 23, 2024.

Fotos/ Julio de la Nuez
Ensayo. Septiembte 19, 2024.


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