El título cuadra muy bien a la foto que acompaña esta página donde el retratado principal es de esos nombres inolvidables e insustituibles de la literatura con mayúscula: cubana con más precisiones: de aquí o de allá.
Porque tener de amigo a Félix Luis Viera narrador de alto calibre y poeta total, es un motivo muy singular para este humilde escribidor, lo mismo que para mi entrañable alter ego, el Sr Joaquín Estrada Montalván editor del blog El Lugareño; y aún más, tener el privilegio de aposentarnos por un rato de infinita duración en su espacio de vida y creación, justo en este south west miamense, donde sucede tan especial convite.
A Don Félix tuve el gusto de conocerlo primero por su obra narrativa. Una amiga en común, me abrió el camino con algunos de aquellos primeros títulos suyos, en mis días todavía camagüeyanos.
Primero con ese monumento de sabor intensamente agridulce y autobiográfico: “Un ciervo herido”; que para el lector todavía no enterado, es la novela testimonio de aquel experimento fallido, álgido y triste, que conocimos en Cuba con acrónimo cargado de ignominias: UMAP.
Luego vendrían en sucesión otras novelas: “Un loco si puede”, y “El Corazón del Rey”; y a posteriori, me fui poniendo al día de su amplísimo caudal creativo por muchas y sucesivas entregas,inéditas en su mayoría, fragmentos de otras posteriores novelas suyas, y de su poesía magistral, acogidas con beneplácito y rigor editorial en el ya mentado blog El Lugareño.
Nunca imaginé que tendría la dicha de conocer personalmente al Maestro, pero el destino ese igualador sublime o trágico a veces, me puso a su vera hace justo un año, cuando recién llegado a a estas playas floridanas, tuviera el privilegio de estrechar su mano por intermedio de Joaquín Estrada, y escuchar, de su voz pletórica de emociones y recuerdos, ese caudal todavía prístino que lo conecta con las mejores coordenadas creativas de nuestra rica lengua.
Así sigue luciéndome hoy día. Y así, brindo hoy, por la oportunidad y la gracia indeleble y feliz de que me acoja sencillo y diáfano, con la calidez de su amistad, y los mejores efluvios de su sensible alma de narrador y poeta.
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Ver Félix Luis Viera en el blog.
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