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Sunday, January 19, 2025

Miriam Winslow (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.



Miriam Winslow nació en 1909, en Beverly, un pequeño pueblo costero de Massachusett, Estados Unidos. Su abuelo, Sidney Winslow fue un revolucionario empresario del calzado, emprendimiento que continuó su padre, Sidney Winslow Jr, quien además era dueño del Boston Herald. Las empresas dejaron grandes ganancias lo que fue fundamental para sostener los estudios y la carrera de Miriam. Por otro lado, hay poca información sobre su madre, Alys Bulkeley, aunque se sabe que su familia llegó a América en el Mayflower, para instalarse en Nueva Inglaterra.

Su formación en danza se inició en la Braggiotti Denishawn School, una de las escuelas más solicitadas y costosas de Boston. También se instaló brevemente a Europa donde estudia danzas clásicas españolas y flamenco con José Otero, e incursiona en la danza expresionista de la mano de Mary Wigman and Harold Kreutzberg. Las visitas al viejo continente se repetirán a lo largo de toda la década del ’30.


En el otoño de 1930 inaugura la Miriam Winslow School of the Dance, en Boston, con la ayuda financiera de su padre, convocando a Ted Shawn como maestro (lo había conocido en la escuela de las hermanas Braggiotti), siendo éste una fuerte influencia en su carrera. Siguiendo los lineamientos de la Denishawn, Winslow enseñanaba en su escuela danza clásica, artes plásticas, musicavisualización, danzas de oriente e incluyó las bases de la danza expresionista y percusión.


Entre 1931 y 1932 participó de una gira con la compañía “Ted Shawn and his dancers”. Este tour le permitió a Miriam ver la realidad de la enseñanza de la danza en diferentes ciudades de Estados Unidos, lo que la impulsó a reformar su escuela a fin de buscar una formación más completa, con un espíritu más universitario, buscando una “danza consciente”, con bailarines que conozcan y respeten todas las formas de arte. Así mismo, estaba convencida que también había que educar a los espectadores para que sean capaces de apreciar las diferentes expresiones artísticas que se les presenten.


En 1935, se asocia con Foster Fitz-Simons, miembro de la compañía de Ted Shawn, con quien trabajó durante años, realizando presentaciones en Boston, Detroit, Toronto y New York. En 1941 realizaron una gira de cinco meses por Sudamérica y, en 1943, Winslow regresa sola y se instala en Buenos Aires, Argentina, haciendo funciones en solitario y enseñando danza moderna, formando a la primera generación de docentes y bailarines de danza moderna de Argentina. Con ellos formó el Ballet Winslow, realizando funciones y giras por Argentina y Chile.


En 1961, tras 18 años en Buenos Aires, regresó a Estados Unidos convirtiéndose en escultora, alternando su residencia entre Cape Cod, Massachusetts, en verano y París, Francia, en invierno. Entre sus obras se destacan “Magnificant”, “Largo” y “Sport Intermezzo”, aunque lo más importante de su trayectoria es su tarea de enseñanza.


Gran parte de su trabajo creativo, Miriam lo realizaba en la antigua estancia para cría de caballos que tenía la familia en New Hampshire, a la cuál le había realizado todas las modificaciones necesarias para transformarla en una escuela de danzas, donde podía alejarse de su escuela de Boston y encontraba la tranquilidad necesaria para realizar su trabajo. Allí, en “The hob and nob farm”, además, todos los veranos dictaba un curso intensivo de danza, donde los bailarines se instalaban durante seis semanas.

Miriam Winslow falleció en 1988. Su labor docente se basó en su interés por fusionar diversas formas de danza a fin de conseguir bailarines lo más versátiles posible, que puedan transmitir la intención del coreógrafo en la escena.





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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO)

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, January 12, 2025

Ballet “Le conservatoire” (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.



El ballet “Konservatoriet eller et Avisfrieri”, según el original danés (El conservatorio o un anuncio matrimonial), más conocido como “Le Conservatoire”, fue estrenado el 6 de mayo de 1849 por el Royal Danish Ballet (con sede en Copenhague). La coreografía estuvo a cargo de August Bournonville, con música de Holger Simon Paulli. En su estreno contó la participación de la joven Juliette Price quien luego de estas representaciones se transformaría en primera bailarina y en una de las favoritas de Bournonville.


Es una obra en dos actos con un argumento sencillo que rememora sucesos de la juventud del coreógrafo, cuando estudiaba en París, entre 1826 y 1828, bajo las órdenes del reconocido bailarín y maestro Auguste Vestris. Al iniciar el primer acto nos encontramos en el conservatorio de París, los estudiantes ya están en escena, llegan el maestro de ballet y el violinista acompañante (era habitual en la época que las clases fueran acompañadas por violín y no por piano, como sucede actualmente). A partir de allí, se desarrolla una clase de danza.


En el segundo acto, continuamos en el salón de danza, pero ahora vemos a Monsieur Dufour, inspector del Conservatorio, que escribe un anuncio para el diario, donde manifiesta sus intenciones de casamiento y su búsqueda de una candidata. Los estudiantes se enteran y se burlan de él. Finalmente, Monsieur Dufour terminará casándose con Mademoiselle Bonjour, su ama de llaves.

Si bien por la fecha de su estreno podríamos considerarlo un ballet romántico, Bournonville se aleja de los cánones estéticos de la época, ya un poco en decadencia por cierto, y presenta una obra más liviana y entretenida, de tipo vodevil (o vaudeville si utilizamos la terminología francesa). Este género, el vodevil, se basa en la utilización de melodías ya conocidas que permitía la distensión del público, puesto que la música le resultaba familiar, generando una mayor atención sobre la danza y la narración presentadas sobre el escenario. En este sentido, Paulli reversiona orquestalmente la obra “Invitación al baile” de C. M. von Weber (Op. 65, 1819), el “Grand vals brillante en Mi bemol mayor” de F. Chopin (Op. 18, 1833), el “Concierto para violín N° 7” de P. Rode (Op. 9, c. 1803) y un aria de la ópera “La Molinara” de G. Paisiello (1788).

Este ballet fue representado por el Royal Danish Ballet desde su estreno, en 1849, hasta 1934 momento en que salió del repertorio por considerarse una obra anticuada. Sin embargo, la exclusión fue breve y, en la temporada 1941/1942, el entonces director del Ballet, Harald Lander, tomó solo el primer acto (conocido como “Pas d'école”) para presentarlo como un divertimento. Unos 50 años más tarde, en 1995 se reconstruyó la versión original completa, a partir de anotaciones del propio Bournonville y escritos sobre las puestas realizadas en la década del 1930, gracias al trabajo conjunto de Kirsten Ralov, Niels Bjørn Larsen y Dinna Bjørn.

Por su parte, la versión de Lander ingresó en los repertorios del Joffrey Ballet (1969), del London Festival Ballet y del Royal Swedish Ballet (ambos en 1973), del Ballet de la Ópera de París (1976), del Royal Ballet (1982) y del Ballet Bolshoi (1989). En la actualidad, la versión de Harald Lander es la más representada por compañías (profesionales y amateurs) de todo el mundo.





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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, January 5, 2025

“Night Journey” (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace



La obra “Night Journey” fue coreografiada por Martha Graham sobre la música de William Schuman, con diseño escenográfico de Isamu Noguchi y de vestuario de la propia Graham. Fue estrenada el 3 de mayo de 1947 en Cambridge, Massachusetts, por encargo de la Fundación Elizabeth Sprague Coolidge, como parte del Simposio de Crítica Musical de la Universidad de Harvard. En la premiere, el reparto estaba conformado por Martha Graham (reina Yocasta), Erick Hawkins (rey Edipo), Mark Ryder (Tiresias) y las Hijas de la Noche o las Furias, un grupo compuesto por una corifeo y un coro de seis mujeres: Pearl Lang, Yuriko, Ethel Winter, Helen McGehee, Natanya Numann y Joan Skinner, todos miembros del Martha Graham Group. 


“Night Journey” es la tercera obra de Graham inspirada en la mitología griega, creada luego de “Cave of the Heart” (1946), sobre el mito de Medea, y “Errand into the Maze” (1947), basada en el mito de Ariadna y el Minotauro. En esta misma línea, posteriormente realizó “Clytemnestra” (1958), inspirada en la Orestíada. 


Esta obra breve, dura aproximadamente 30 minutos, no cuenta la historia de Edipo y Yocasta, tal como Sófocles lo hizo, sino que pone en el centro el rol de la mujer, desplazando el “héroe” del original hacia ella. Según palabras de la propia coreógrafa: "la acción tiene lugar en el corazón de Yocasta, en el instante en que reconoce los términos últimos de su destino". 


“Night Journey” inicia con Yocasta de pie, contorsionándose lentamente, a la vez que sostiene en alto una cuerda con la que piensa suicidarse. Estos pensamientos autodestructivos son interrumpidos por la entrada de Teresias, el vidente ciego, seguido por las Furias. Después de una breve lucha con el oráculo, Yocasta se retira a su cama para evaluar su vida. 


Ella repasa su vida, ve a su esposo/hijo como un joven guerrero triunfal. Edipo envuelve a Yocasta con su capa, se compenetran en esa relación, parecen intercambiar votos nupciales. Luego, Yocasta abraza a Edipo con gestos ambiguos, por momentos maternos, por momentos sexuales. El dúo finaliza con la pareja enmarañada en una cuerda sobre su lecho matrimonial. Nuevamente irrumpe en la escena Tiresias, quien con su bastón separa a la pareja, como rompiendo su vínculo.


Yocasta recuerda la revelación que le hizo el vidente, sobre su verdadera relación con Edipo. Avergonzados, se ven obligados a soltar la cuerda que los une. Edipo, desolado, le quita el broche que sujeta la capa de Yocasta, se arranca los ojos y huye a tientas. Yocasta deja caer su manto, símbolo de su poder real, toma la cuerda, se la enrosca alrededor del cuello y se desploma a tierra ya sin vida.


“Night Journey” ha formado parte del repertorio de la Compañía desde su estreno y es una de las pocas obras que Graham permitió filmar. La versión televisiva de la obra fue emitida en 1960, dirigida por Alexander Hammid y producida por Nathan Kroll. Los intérpretes en esa ocasión fueron Martha Graham (Jocasta), Bertram Ross (Edipo), Paul Taylor (Tiresias), Helen McGehee (corifeo) y el coro conformado por Ethel Winter, Mary Hinkson , Linda Hodes, Akiko Kanda, Carol Payne y Bette Shaler. Con el tiempo, Graham fue suplantada por Pearl Lang y, en 1975, Rudolf Nureyev, como invitado de la Compañía, interpretó a Edipo. 







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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, December 29, 2024

“El pacto”, el siempre robusto teatro argentino en Miami. (por Wilfredo A. Ramos)


Aunque hace ya algunas semanas atrás, precisamente los días 15, 16, 22 y 23 de noviembre, que la sala chica del complejo Tower Theater, ubicado en la céntrica calle 8 de la Pequeña Habana, en Miami, llevó a escena la reposición de una obra teatral, la cual tuviera su estreno el pasado mes de Abril en el Goodlet Theatre, en Hialeah, también de esta ciudad, no hemos querido dejar pasar la oportunidad para hablar de dicha puesta. La misma, que en su estreno contó con la posibilidad tan sólo de hacer tres representaciones, no es otra que “EL pacto”, un texto dramático del argentino Marcelo Maselli, y que tuvo como intérpretes a los actores Pablo Cunqueiro, Victoria Murtagh, Luciano Cortés y Carmen Tinoco

Como podemos observar con pena, el esfuerzo y amor con el que se trata de llevar a escena un espectáculo teatral en nuestra ciudad, se ve coronado constantemente con una muy pobre posibilidad de mantenerlos en cartelera, consecuencia ello tanto de problemas financieros como por el escaso público que acude a los teatros, a no ser que la propuesta consista en una superficial comedia que llame a la risa fácil y que no exija mucho que pensar al auditorio. Un mal que desde hace ya bastante tiempo azota a la escena teatral de esta ciudad, que a pesar de haber vivido en un pasado ya algo lejano, días de mayor entusiasmo, no impide que constantemente el gremio teatral de origen internacional arraigado en esta urbe, se mantenga trabajando y proponiendo una muy diversa programación para los escenarios.


Marcelo Maselli, autor y director de esta obra, ha hecho una sólida carrera además como productor creativo, guionista, escritor de noticias y deportes para la pequeña pantalla, interesándose en el medio artístico por influencia familiar, cuando en su niñez visitaba los set de televisión de su Argentina natal, acompañando a su padre -asistente de dirección- y su tío -director de programas- comenzando así a escribir lo que consideraba sus primeros guiones humorísticos para ese medio.

Más tarde limpiando el piso de los escenario, hace su entrada al teatro -Teatro Metropolitano, de la famosa calle Corrientes- iniciándose en los secretos de esta manifestación artística -la que de verdad forma y desarrolla al actor- donde llega a convertirse en asistente de dirección y después en luminotécnico, llegando a ser iluminador en jefe de los escenarios de los muy populares intérpretes del rock argentino del momento, con los que tuvo la oportunidad de viajar, llegando de esta manera a los Estados Unidos. Es ya en estas tierras que decide dejar dicha vida siempre en movimiento para comenzar su labor en la televisión hecha en español en este país. Una vez en este nuevo ámbito laboral comienza a escribir para shows como Premio lo Nuestro, el programa Despierta América y en la actualidad para el departamento de noticias nacionales de la cadena televisiva Univisión.

Trabajando para televisión es como surge en Maselli la necesidad de lanzarse a la escritura dramática, a partir de todo el conocimiento adquirido por el camino, siendo entonces que escribe obras teatrales como “La misma”, “Debut y despedida”, “Otra forma de quererte” y “El pacto’, entre otras- las cuales habían estado guardadas- no siendo a hasta el día de hoy que decide llevarlas a los escenarios, siendo la última de las antes mencionadas, la primera que por fin llega a las tablas para el disfrute del público.


“El pacto” es un texto, que aunque con mínimas pinceladas de humor en un inicio, rápidamente muestra el dramatismo que recorre al mismo, llevando la acción constantemente a un pasado marcado por situaciones dolorosas, difíciles, que se tornan escabrosas y que van a definir las relaciones entre los personajes de esta historia, tanto los presentes sobre el escenario como los que son inferidos a través de la trayectoria de la obra, personajes estos últimos que son decisivos en el transcurso de tomas de decisiones.


Una relación de amistad entre dos hombres en el pasado, que se transforma en una relación puntual de carácter homosexual, es el conflicto que conduce a los personajes al desencadenante de la trama, la cual afectará las relaciones y el camino de todos.

La manera en que es tratado este tema -el cual por cierto ya se ve desbordado en gran parte de los escenarios-, en cambio, aquí es tratado de manera inteligente e interesante, proyectándolo de forma creíble y humana, ajeno a cualquier tipo de discurso ideológico, lo que constituye un acierto por pare del escritor. Lo homosexual y heterosexual se mezclan en esta historia de manera casi casual, pero al mismo tiempo producto de una causalidad, que por supuesto va a tener sus consecuencias en el devenir del tiempo.


Con respecto al trabajo realizado por los actores que integran el elenco, debemos mencionar en primer lugar el magnífico desempeño mostrado por el actor argentino Pablo Cunqueiro -con trayectoria en cine, televisión y teatro en este país, el cual se mueve constantemente para sus trabajos entre la ciudad de Los Angeles y Miami- quien es el responsable de darle vida al personaje centro del conflicto y por tanto el conductor de la trama en la obra. Su entrega en el rol del anciano, que por momentos pierde el sentido de la realidad y vive por demás bajo la presión de los acontecimientos ocurridos en el pasado, es un muestra de excelencia en el trabajo actoral. Su caracterización llevada de manera natural impone la credibilidad imprescindible para la compenetración con su personaje. Cunqueiro le agrega a su labor el equipaje de su experiencia en otros personajes provenientes de mundos y conflictos dolorosos ya interpretados por él, creando uno nuevo, sobrio y a la vez enriquecido. Un aspecto a destacar es el de la simplicidad en la ejecución de sus acciones y la economía de recursos en la construcción de su personaje, dejando con ello al descubierto su experiencia y preparación.


Por su parte las actrices Victoria Murtagh y Carmen Tinoco -argentina y española, respectivamente- ambas con carreras en las tablas, cine y televisión, así como en la formación de actores por parte de la primera, asumen en la obra los roles de las hijas del anciano centro de la historia, representando dos caracteres diametralmente opuestos de sus personalidades, así como en la manera de enfrentar la vida y sus relaciones familiares. Ambas actrices marcan a sus personajes con naturalidad y una limpia ejecución sobre el escenario y buena dicción, aunque en el caso de Tinoco cierta dificultad en cuanto a la proyección de la voz, la llevaba por momentos a bajar el volumen de la misma, haciendo que algunos de sus parlamentos no pudieran ser escuchados con total precisión.


Completando el elenco nos encontramos con el también argentino Luciano Cortés, quien a su profesión como actor, suma la de bailarín, director y escritor. Este teatrista, quien posee una excelente preparación física, donde se puede apreciar su formación dentro de diversas técnicas como la danzaria y de pantomima, deja ver siempre en escena las ventajas que para un actor representan su dominio, hecho que se muestra en el fluido desenvolvimiento de sus movimientos, su expresividad, su gesticulación, a lo que se suma igualmente su clara dicción y proyección de la voz.

Por parte del director, la puesta se adaptó al no muy afortunado espacio de representación, logrando no obstante un resultado acorde con las necesidades requeridas para dicha propuesta.

En conjunto, sobre el escenario se nos regaló un trabajo que el público pudo disfrutar, dejando la agradable sensación de estar en presencia de teatro bien hecho, donde se advierte lo mismo de un buen texto, una buena puesta en escena -a pesar de las limitaciones que impone ese espacio- que sobre todo de un magnífico trabajo por parte de los actores involucrados en dicho proyecto.


Sin duda alguna, proposiciones teatrales como esta, debieran mantenerse mucho más tiempo sobre las tablas, ser disfrutadas por muchos más espectadores, para de esa manera no solo ser parte de un incentivo artístico, sino también económico que permita mantener una cartelera teatral robusta como merece nuestra cada vez más demandante ciudad de Miami.




Lic. Wilfredo A. Ramos
Miami, diciembre 28, 2024.

Fotos cortesía de Marcelo Maselli.

Lydia Abarca Mitchell (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.


Lydia Abarca Mitchell nació el 8 de enero de 1951 en Nueva York (Estados Unidos). Lydia formaba parte de una familia era muy unida, siendo la mayor de siete hermanos. De pequeña, ella siempre estaba bailando, hasta que su maestra de cuarto grado vio todo su talento y la impulsó a estudiar danza. Su familia no podía costear las clases de ballet, pero Lydia se presentó al programa juvenil de la Juilliard School y obtuvo una beca de estudios por cuatro años. Luego pasó al programa de formación profesional del Harkness Ballet. Sin embargo, en ninguna de esas clases tuvo la oportunidad de ver o de participar en una función. Eso la llevó a preguntarse cuál era, entonces, el propósito de todos esos ejercicios que realizaba en clase si no podía volcarlos en un escenario.

El Harkness Ballet ganó popularidad y se trasladó al estudio June Taylor, en Broadway. Al otro lado del pasillo estaba Jaime Rogers dando sus clases de jazz, entre música de tambores y risas, lo que llamó la atención de Lydia que comenzó a participar de esas clases también. Pero la beca de la que era beneficiaria incluía exclusivamente las clases de danza clásica, por lo cual Lydia terminó por abandonar el programa ya que no veía para ella un futuro como bailarina de ballet, una disciplina dominada por blancos. Es así como se concentra en finalizar sus estudios secundarios.


Con 17 años y tras haber finalizado la escuela, Lydia Abarca Mitchell consigue trabajo en un banco. Luego de una semana de estar trabajando, su hermana le dice que estaban haciendo audiciones para la compañía que Arthur Mitchell (la coincidencia en el apellido es casual, ya que no estaba relacionados) estaba formando junto a Karel Shook, la Dance Theatre of Harlem. Arthur Mitchell era conocido por ser el primer bailarín afrodescendiente en obtener el rango de bailarín principal del New York City Ballet. Arthur contrata a Lydia quién rápidamente volvió al entrenamiento y en un mes ya estaba nuevamente sobre las zapatillas de puntas. Dos meses más tarde, participó en la obra “Tones” de Arthur Mitchell. Allí Abarca Mitchell tuvo la posibilidad no solo bailar profesionalmente, sino que lo hizo con personas que se parecían a ella y que tenían las mismas metas. Luego fue ascendida a primera bailarina de la Compañía y, en 1975, fue la primera bailarina afrodescendiente en aparecer en la portada de la Dance Magazine.


Hacia 1980, Lydia ya tenía una carrera multifacética, era la primera bailarina de la Dance Theatre of Harlem y participaba en la versión cinematográfica del musical de “The Wiz” (dirigida por Sidney Lumet, 1978) y en la obra de Broadway “Dancin’”, de Bob Fosse (en cartel entre 1978 y 1982). Lamentablemente, durante una de las representaciones de “Dancin’”, en 1981, sufrió una lesión que la alejó de los escenarios de forma permanente.


Por cuestiones laborales de su marido, se trasladó a Atlanta, donde prontamente se contactó con Nena Gilreath y Waverly Lucas, ambos también ex alumnos de la Dance Theatre of Harlem que, influenciados por Arthur Mitchell, fundaron Ballethnic, con la intención de permitir que bailarines de origen diverso puedan desarrollar sus carreras dentro de la danza clásica. Desde ese momento, Abarca Mitchell se convirtió en una asesora invaluable para la Ballethnic Dance Company, dirigiendo los ensayos previos a los estrenos.


Actualmente, Lydia Abarca Mitchell continúa impulsando el legado de Arthur Mitchell, no solo a través de las enseñanzas que imparte en sus clases y ensayos, sino también formando parte de una comunidad, la 152nd Street Black Ballet Legacy, donde un grupo de ex alumnos de la Dance Theatre of Harlem buscan mantener vigente los valores de A. Mitchell.







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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, December 22, 2024

Ballet "El Cascanueces" y la Navidad (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.


El ballet “El cascanueces” fue estrenado el 18 de diciembre de 1892 en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo, Rusia. La música fue compuesta por Piotr Ilich Tchaikovsky y la coreografía a cargo de Marius Petipa, aunque se enfermó y fue concluida por su asistente, Lev Ivanov. La obra fue protagonizada por Antonietta Dell'Era (Hada del Azúcar), Pavel Gerdt (Príncipe Coqueluche), Stanislava Belinskaya (Clara), Sergei Legat (Príncipe Cascanueces), Timofey Stukolkin (Drosselmeyer) y Vassily Stukolkin (Fritz). El libreto está basado en la adaptación que Alejndro Dumas realizó sobre el cuento “El Cascanueces y el Rey de los ratones” escrito por Ernst Theodor Amadeus Hoffmann en 1816.

En el primer acto encontramos a la familia Stahlbaum (o Silberhaus), en la víspera de Navidad. Clara (o Marie), Fritz (su hermano) y sus padres están terminando de decorar el árbol para esa noche. Llegan los invitados y los festejos comienzan, los niños juegan y bailan, hasta que el reloj de búho da las ocho. En ese momento un misterioso personaje entra en la sala, es Drosselmeyer, mago, padrino de Clara y talentoso fabricante de juguetes, que ha traído regalos para los niños. Todos están felices salvo Clara, quien no ha recibido su regalo aun. Drosselmeyer les enseña entonces tres muñecas de tamaño natural que bailan. Cuando terminan su danza, Clara se acerca a Drosselmeyer pidiendo su regalo. Drosselmeyer tiene otro juguete, es un Cascanueces con la forma tradicional de un soldado con su uniforme. Clara está encantada, pero su hermano siente envidia y lo rompe.


La fiesta termina y la familia Stahlbaum se acuesta. Mientras todos duermen, Drosselmeyer arregla el Cascanueces y cuando el reloj toca la medianoche Clara se despierta. De repente, los ratones comienzan a llenar la sala, el árbol de Navidad comienza a crecer y el Cascanueces cobra vida. Clara se encuentra en medio de una batalla entre un ejército de soldados y los ratones dirigidos por el Rey de los ratones. El Cascanueces conduce a los soldados, a los que se suman soldaditos de plomo y muñecas que sirven como médicos para atender a los heridos. Cuando el Rey de los ratones avanza hacia el Cascanueces aún herido, Clara agarra al Rey de la cola, le tira un zapato y el Cascanueces aprovecha la oportunidad y apuñala al Rey, que muere.


Los ratones se retiran y el Cascanueces se transforma en un príncipe. Clara y el príncipe viajan hacia un bosque de pinos en el que los copos de nieve bailan a su alrededor. Las hadas y reinas bailan para darles la bienvenida.

En el cuento original de Hoffmann y en algunas versiones coreográficas, el príncipe es el sobrino de Drosselmeyer, a quien el Rey de los ratones había convertido en un cascanueces. Tras la fiesta de Navidad, todo se soluciona cuando Drosselmeyer elimina el hechizo.

En el segundo acto, Clara, el Cascanueces y Drosselmeyer llegan al Reino de los Dulces donde los recibe el Hada del Azúcar (o Hada del Confite), su caballero y el resto de los dulces. Se suceden una danza española (que representa el chocolate), una danza china (en alusión al té), una danza árabe (recordando el café) y una danza rusa (que simboliza a los bastones de caramelo) que es, en realidad, una danza tradicional ucraniana denominada Trepak. También danzan Mamá Jengibre y sus polichinelas, las flautas de lengüeta (pastoras de marzipan o mirlitones), el Hada del Azúcar y el Vals de las Flores. Todas estas danzas pueden variar su orden dependiendo de la versión coreográfica.


Aquí se presentan dos desenlaces posibles. En uno, luego de las celebraciones, Clara se despierta bajo el árbol navideño con su Cascanueces de madera, feliz por su maravillosa aventura onírica. En otro, Clara no se despierta: luego de todas las danzas, ella y el príncipe parten en un trineo tirado por renos. El sueño ha sido real...




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Marius Petipa: Maestro de ballet, coreógrafo y bailarín francés (por Florencia Guglielmotti)
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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

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Sunday, December 15, 2024

Ballet "La Boutique fantasque" (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.


“La Boutique fantasque” (también conocida como “The Fantastic Toyshop”) fue estrenada por los Ballets Russes, en el Alhambra Theatre de Londres, el 5 de junio de 1919. La coreografía es de Léonide Massine, el libreto de André Derain, quien también participó del diseño de vestuario y escenografía. La música orquestal es de Ottorino Respighi, sobre obras para piano de Gioachino Rossini. El elenco en el día del estreno estuvo integrado por Enrico Cecchetti (el juguetero), Alexander Gavrilov (asistente), Lydia Sokolova y Leon Woizikowski (los bailarines de tarantela) y Lydia Lopokova y Léonide Massine (los bailarines de can-can).

El ballet tiene un solo acto y transcurre en Francia, en 1860. Un juguetero de gran fama ha diseñado unos maravillosos muñecos danzantes, que pone a la venta en su juguetería. Los autómatas realizan diferentes danzas para los posibles compradores. Al principio, vemos en la juguetería a dos damas inglesas y a una familia estadounidense, luego se suma una familia rusa. Los muñecos se lucen bailando una tarantela, luego dos muñecas vestidas de naipes realizan una mazurca. Otro grupo de muñecos bailan una danza tradicional rusa y hay hasta dos perros caniches bailarines. 


Pero lo mejor, el juguetero y su asistente, lo dejaron para el final y ahora presentan a sus muñecos más sofisticados: una pareja de bailarines de can can, vestidos llamativamente. El número resultó tan fascinantes que la familia estadounidense decide comprar al muñeco y la familia rusa, a la muñeca. Realizados todos los arreglos, los muñecos son embalados en cajas, listos para ser entregados al día siguiente.

Los clientes se van, el juguetero cierra su negocio, se hace de noche y, en el cobijo de la oscuridad, los muñecos cobran vida. Todos están molestos porque, aunque los humanos no lo saben, los bailarines de can can están enamorados y ahora los van a separar. Así que entre todos urden un plan para evitar que se los lleven en la mañana siguiente. 


Ya es de día y el juguetero abre su negocio. Llegan los clientes a recoger sus muñecos, pero descubren que los bailarines de can-can ya no están en sus cajas. Los compradores se enojan y atacan al juguetero y a su asistente. Todos los muñecos van a rescatar al comerciante y expulsan a los clientes del local. Dentro de la juguetería todo es alegría, los muñecos bailan junto al juguetero, los dos bailarines de can can enamorados siguen juntos y todo es felicidad. Mientras tanto, los clientes incrédulos miran con asombro la situación, a través la vidriera. 


El argumento presenta cierta similitud con “Die Puppenfee” (“Fairy doll”), con coreografía de Joseph Hassreiter y música de Josef Bayer, estrenada en 1888, y también algunos elementos vistos en “Coppelia”, con coreografía de Arthur Saint-Leon y música de Leo Delibes, estrenada en 1870. Por su parte, Massine decidió centrarse en la historia de amor entre dos muñecos, fundiendo elementos de danza académica, con pantomima, elementos de comedia y danzas folclóricas.


Massine montó esta obra para el Ballet Theatre (1942) y para el Sandler´s Wells Ballet (1947). También fue incorporado al repertorio de otras compañías, como el Teatro Colón y el Royal Ballet.




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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com

Sunday, December 8, 2024

Ballet "Jeux" (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.


Esta obra fue la segunda coreografía que realizó Vaslav Nijinsky para la compañía del empresario Serguei Diaghilev, los Ballet Russes (la primera había sido “Preludio para la siesta de un fauno”, en 1912). “Jeux” se estrenó en París el 15 de mayo de 1913, en el Théâtre des Champs Elysées. Los intérpretes fueron Tamara Karsavina, Vaslav Nijinsky y Ludmilla Schollar. La música fue especialmente compuesta por Claude Debussy quien inicialmente se opuso, pero luego reconsideró el encargo cuando Diaghilev duplicó la tarifa (Debussy estaba atravesando grandes problemas económicos). La escenografía y el vestuario fueron diseñados por Léon Bakst.

El ballet “Jeux” fue descrito como un "poema bailado" ("poème dansé") y el argumento fue escrito por el propio Nijinsky. El programa de mano entregado en el día del estreno, describía a esta breve obra así:
La escena es un jardín al anochecer; se ha perdido una pelota de tenis; tres jóvenes (un varón y dos mujeres) la están buscando. La luz artificial de las grandes lámparas eléctricas que arrojan fantásticos rayos a su alrededor sugiere la idea de juegos infantiles: juegan al escondite, se intentan atrapar, se pelean, se enfadan sin causa. La noche es cálida, el cielo está bañado por una luz pálida; ellos se abrazan. El hechizo se rompe con otra pelota de tenis lanzada con picardía por una mano desconocida. Sorprendidos y alarmados, los jóvenes desaparecen en las profundidades nocturnas del jardín.
Sin embargo, según cuenta el propio Nijinsky en sus diarios, la obra muestra la vida tal como la soñaba Diaghilev: él quería amar a dos muchachos al mismo tiempo y que ellos lo amen a él también. A pesar que Diaghilev insistía con la idea, Nijinsky decidió cambiar el género de los personajes porque no podía poner en escena un triángulo amoroso entre tres hombres, entonces el muchacho representa al empresario y las dos jóvenes, en realidad, son los dos muchachos enamorados.


Con este ballet, Nijinsky se transforma en el primer coreógrafo en introducir en el ballet un tema, un diseño escenográfico y de vestuario contemporáneos. Toda la idea está basada en un partido de tenis, incorporando movimientos típicos de este deporte e, incluso pelotas y raqueta.



En su momento, la obra no fue bien recibida (tuvo solo 5 representaciones) y pronto fue eclipsada por “La consagración de la primavera”, también con coreografía de Nijinsky y música, en este caso, de I. Stravinsky, que fue estrenada dos semanas después por la compañía de Diaghilev. Esto no asustó a Jean Börlin quien en 1920 realizó una versión para los Ballet Suédois. Luego siguieron las versiones de William Dollar (Ballet Theatre, 1950), Peter Darrell (Western Theatre Ballet, 1963), John Taras (New York City Ballet, 1966), Flemming Flindt (Ballet de la Ópera de París, 1973) y, finalmente, Toer Van Schayk (Deutch National Ballet, 1977). En 1996 la obra fue reconstruida por la dupla Millicent Hodson y Kenneth Archer para ser representada en la ciudad de Verona.






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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". Email: florenciagu@gmail.com

Sunday, December 1, 2024

Ballet "The Little Humpbacked Horse" (por Florencia Guglielmotti)

Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.

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El ballet “The Little Humpbacked Horse” (o en ruso “Konyok Gorbunok”) fue estrenado el 15 de diciembre de 1864, en el Teatro Bolshoi. La coreografía y el libreto, basado en la obra homónima de Pyotr Yershov, estuvieron a cargo de Arthur Saint-Leon y la música era de Cesare Pugni. En esa oportunidad, los roles principales estuvieron interpretados por Marfa Muravieva y Nikolai Troitzky. La obra finalizaba con un grand divertissement que incluía diferentes danzas rusas y, con esto, Saint-Leon, francés de nacimiento, buscaba empatizar con las raíces folclóricas rusas.


Casi treinta años después, en 1895, Marius Petipa realizó su propia versión de la obra, agregando un prólogo, una apoteosis y algunas danzas adicionales, con la revisión musical de Riccardo Drigo e interpretada por Pierina Legnani y Alexander Shirayev. Por su parte, Alexander Gorsky realizó dos nuevas versiones, una en 1901 (con Lyubov Roslavleva y el propio Gorsky) y la otra 1914 (Tamara Karsavina y Nikolai Legat), y agregó fragmentos musicales de Anton Simon, Boris Asafiev, Pyotr Illich Tchaikovsy, Antonín Dvořák, Alexander Glazunov, Brahms y Franz Liszt; aunque ya no quedaba casi nada de la versión original, esta versión se estableció como el más importante ballet nacional, que servía de plataforma de lanzamiento para las bailarinas nóveles.


Superada la primera mitad del Siglo XX, Alexander Radunsky realiza una versión con música de Rodion Shchedrin para el Ballet Bolshoi (en 1960), siendo ésta filmada un año después con Maya Plisetskaya y Vladimir Vasiliev como protagonistas. Ya cursando el primer decenio del Siglo XXI, Alexei Ratmansky realiza en 2009 su versión, sobre la partitura de Shchedrin, para el Ballet del Teatro Mariinsky.

Originalmente, la obra se estructura en cuatro actos y ocho escenas.

La primera escena se desarrolla en una casa ubicada en el borde de una colina. En la casa viven el Anciano, Gavrilo, Danilo e Ivan, el Tonto. El Anciano parte hacia el campo a cosechar el centeno. Gavrilo y Danilo están felices porque piensan organizar una fiesta al aire libre para bailar con las nodrizas.

Cuando el Anciano vuelve del campo, aleja a las nodrizas y les cuenta a sus hijos de un terrible villano que viene por las noches, que pisa las cosechas y las arruina. El Anciano les dice que el villano debe de ser atrapado pero él es demasiado débil para hacerlo así que sus hijos deben ir a patrullar el campo. Gavrilo y Danilo deciden ir solos, piensan que Iván es demasiado joven y torpe, creen que es un tonto. Iván también quiere ir para atrapar al villano, él puede confrontarlo y no le teme a nada. Sin embargo, Gavrilo y Danilo parten así que Iván decide ir al campo por sí mismo.

En la siguiente escena vemos a Iván cuidando los campos. En medio de la noche una joven y hermosa yegua trota hacia el campo, pisando el trigo y arruinándolo. Al verla, Iván la agarra por la cola y la monta. Esto enoja a la joven yegua que trata de sacárselo de encima, sin éxito. Así, a cambio de su libertad, la joven yegua le regala dos caballos grandes y poderosos, y un caballo jorobado, pequeño y débil.


Los pájaros de fuego vuelan hacia el campo, bailan, juegan y se van. Iván los persigue y se va tras ellos. Gavrilo y Danilo llegan a campo y se encuentran con los caballos. Tras capturar una pluma de pájaro de fuego, Iván regresa feliz, hasta que nota que sus caballos desaparecieron, se enoja y llora amargamente. El caballo jorobado, que los hermanos no se llevaron, trata de reconfortar a Iván, le propone encontrar a los secuestradores y promete ayudarlo. Resulta que el caballo jorobado puede hacer bastante más de lo que aparenta a primera vista...

La siguiente escena comienza en una cuadra de la Ciudad Capital con gente disfrutando del bello día, bailando. Gavrilo y Danilo están allí planeando vender los caballos. En medio del gentío aparece el Zar, a quien le gustan los caballos y, cuando está por comprarlos, Iván llega con el caballo jorobado, reconoce a sus hermanos y los reprende, llevándoselos. Sin embargo, al Zar le gustaron tanto esos caballos que trata de comprárselos de todos modos. Iván está dispuesto a venderlos por un precio justo. El Zar le ofrece el sombrero de un gran noble a cambio. A Iván le encantó el sombrero así que accedió a venderlos.

En las habitaciones del palacio, el Zar está comiendo, atendido por las nodrizas. Tras sentirse satisfecho se queda dormido. En la puerta de su cuarto se encuentra descansando Iván. El noble, antiguo dueño del sombrero, lo está observando y descubre, con asombro, la pluma del pájaro de fuego. Cuando finalmente Iván se duerme, le roba la pluma y decide despertar al Zar para mostrársela. Cómo habrá Iván conseguido tales lujos? Al Zar le encanta la pluma y tiene una visión donde hay pájaros de fuego jugando con una doncella. Luego, la visión se disipa. El Zar enamorado de la doncella que acaba de ver, ordena inmediatamente a Iván que la encuentre. Sin saber por dónde comenzar la búsqueda, el caballo jorobado estaba dispuesto a ayudarlo, pues sabía dónde estaba la doncella.

Una nueva escena se inicia en el borde del mundo, donde habitan los pájaros de fuego junto a la doncella del Zar. Llegan Iván y el pequeño caballo jorobado. Mientras Iván intenta capturar a las aves, ve a la doncella y se enamora de ella. La doncella accede a ir con Iván a la Ciudad Capital.

En el cuadro siguiente nos encontramos nuevamente en el palacio. El Zar y sus boyardos están esperando ansiosamente la llegada de la doncella. Con tanta espera, el Zar se queda dormido y, los boyardos siendo sus servidores, también se duermen, salvo uno, que se queda despierto. Él ve a Iván regresar con el caballo jorobado y la doncella, e inmediatamente despierta al Zar. El Zar expulsa a los boyardos de su recámara y anuncia que va a casarse con la doncella. Ella acepta la proposición pero no puede aceptar el anillo que el Zar quiere darle y explica que para casarse con ella es necesario traerle una gema que se encuentra en el fondo del océano. El Zar está sorprendido, cómo va a conseguir esa gema? El noble del sombrero decide mandar a Iván. Iván está apenado, a diferencia del noble que está ansioso, esperando la muerte inminente de Iván durante esta aventura.

Iván llega al fondo del océano junto a su caballo jorobado, en la ante última escena, y buscan la gema, sin éxito. Iván le pide ayuda a la Princesa Marina, quien decide ayudar a Iván en su búsqueda.

Finalmente, en la plaza central de la Ciudad Capital, la doncella y el Zar bailan brevemente, el noble líder es viejo y se cansa rápido. Iván aparece con la piedra, montado a su jorobado corcel. El noble del sombrero está iracundo, le arrebata la gema a Iván y lo echa de la plaza ya que su servicio no será requerido nuevamente.

El Zar está listo para casarse pero la doncella no lo ama. Ella sólo va a casarse con un hombre de bella figura y le dice que con su magia, puede transformar al Zar en gallardo caballero. El Zar se pregunta cómo. Tiene que meterse en una caldera de agua hirviendo. El Zar está aterrorizado y al vil noble se le ocurre que primero lo intenten con Iván. Así que lo buscan y, en un salto de fe, se mete en el agua hirviendo. El pequeño caballo realiza un hechizo y, dicho y hecho, Iván se transforma en un hombre muy elegante, de gran figura y lo nombran heredero del Zar. La gente se regocija y se alegra pero, a su vez, se alarma porque todos quieren saltar a la caldera y volverse zares y zarinas. El viejo Zar ordena que todos se alejen de su caldera y, en desesperación, él mismo salta al agua hirviendo y perece. Realizan las exequias del Zar, nombran a Iván como gobernador supremo y se casa con la bella dama. El pueblo ahora tiene un nuevo Zar, joven y bello.





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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).

Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". Email: florenciagu@gmail.com

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